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VIDA O MUERTE, VOS, ¿DE QUE LADO ESTAS?
El coronavirus, además de la cuarentena y el ranking de infectados, recuperados y muertos; nos trajo las falsas discusiones, que comprenden dos puntos de vista extremos de un hecho como las únicas opciones posibles. En éstos tiempos han surgido una pluralidad de casos, como el de trabajar o cuidar tu salud; libertad o cuarentena; o república o infectadura. El miedo al sufrimiento por las decisiones equivocadas es lo que lo que nos sitúa frente a los falsos dilemas.
Uno de los últimos dilemas es la falsa confrontación entre economía y salud, ya que tanto una u otra son víctimas de éste enemigo invisible. Decimos que es una falsa confrontación porque por ejemplo, EEUU ya tiene más de 100 mil muertos por coronavirus, con una cuarentena intermitente y despareja, no pudiendo parar la desocupación, al contrario, actualmente alcanzó a 30 millones de personas. O Brasil, donde su presidente la llamó «gripecita» o «resfrío», llegando a 12 millones de desempleados y más de 13 mil muertos por el virus.
Muchas veces, detrás de estas erróneas disyuntivas, se esconden los voceros de quienes quieren obtener importantes réditos políticos o económicos, convencidos que un muerto le puede dar una ventaja electoral o proteger sus intereses financieros. No olvidemos que, si la cuarentena impide el contagio, para ellos habrá ganadores y perdedores, sin importarles las vidas. Como dice el Indio Solari, “tu negocio es muy difícil de explicar”. A lo largo de la historia argentina estos sectores reaccionarios nunca respetaron la vida, siempre fueron adoradores de la muerte. Como con la Campaña del Desierto, el «Viva el cáncer» de Evita, el bombardeo a Plaza de Mayo, los fusilamientos de José León Suárez, hasta la muerte y desaparición de personas de la dictadura militar. Uno de los firmantes, funcionario macrista, fue uno de los cultores del negacionismo (acto de negar el terrorismo de Estado en Argentina).
Los cultores de la libertad, cuando son entrevistados lanzan frases como “Yo prefiero una libertad peligrosa”, y estos delicados mensajes seducen a las personas atormentadas por perder el trabajo, no pagar el alquiler o no llevar la comida a su casa, cosechando adeptos sobre una realidad inexistente. Un ex candidato a Vicepresidente, en un ejemplo más de irracionalidad dijo que “enamorarse de la cuarentena es muy peligroso”, relativizando la importancia del aislamiento y defendiendo su libertad individual.
Otros, enmascarados bajo la chapa de superados y desde un lugar muy cómodo, dijeron que la villa Azul “es el gheto de Varsovia” argentino. En una solicitada firmada por algunos autoreferenciados “intelectuales M”, dijeron que lo que se vive en Argentina es una “infectadura”, comparando la cuarentena con una dictadura, en un arrebato de “tilingerismo académico”.
En estos tiempos de pandemia, no todos estamos expuestos igual forma al virus, estando más expuestas las clases sociales más bajas e indefensas. Hoy la responsabilidad individual es importante, pero será efectiva sólo con un Estado presente con medidas de prevención y coordinación, para anticiparse a la evolución de la pandemia.
En ese sentido, Ramón Carrillo, primer Ministro de Salud de la Nación, privilegió la prevención por sobre la atención de la enfermedad, planteaba que “el mejor plan de salud, es agua corriente y cloacas”. Lo que está aplicando el Presidente Alberto Fernández es eso, “Carrillo puro”. Por eso los militantes de la muerte lo atacan por elegir la cuarentena en vez de la economía, en suma, la vida a la muerte.
Hace seis meses atrás no había ni Ministerio de Salud ni respiradores, hoy tenemos un ministerio de salud, trabajando junto a un comité de crisis de especialistas del tema. Se están fabricando respiradores, se construyeron ocho hospitales de emergencia para ampliar la asistencia sanitaria.
La realidad es que estamos en medio de un aprendizaje social trágico, obligados a ser muy cautos con nuestros pensamientos y expresiones, con vidas totalmente modificadas para soportar los problemas gravísimos que hace seis meses no existían. Hace falta la convicción colectiva de que la vida propia y ajena, es superior a cualquier daño económico. Por eso el dilema, no es cuarentena o libertad, o salud o economía. La única opción de la cuarentena es la muerte.
Eduardo Cerdeira
DNI. 17.100.840
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