Martín, un compañero maravilloso
El 8 de Marzo, para el peronismo de 9 de Julio no es una fecha más, es el día en que recordamos a un joven político que dió todo por su pueblo, hasta su propia vida. Ese político fue Martín Darío Callegaro.
Para 2003, su maratónico ascenso en el Partido Justicialista lo ubicó en la contienda por la Intendencia. En las elecciones venció por amplio margen al por entonces médico municipal y candidato por la UCR, Walter Batistella. Finalmente, con apenas 34 años, se convirtió en el Intendente más joven de 9 de Julio.
«Comienzo a asumir una gran responsabilidad. Acompáñenme, porque a partir de hoy se terminan las cuestiones partidarias electorales y empezamos a transitar un camino entre todos y por la comunidad de Nueve de Julio…». Así comenzaba su discurso triunfal el domingo 14 de Septiembre de 2003, el Intendente más joven ya se había ganado un lugar en la historia de Nueve de Julio.
Para Martin, toda buena gestión pública comenzaba a partir de la honestidad de los funcionarios públicos. Para él, no sólo había que serlo sino también que parecerlo, y, para despejar todo tipo de dudas, era innegociable no nombrar a familiares en la gestión pública.
«Debemos concretar hechos que nos permitan despejar todo manto de sospecha que pueda empañar el accionar de esta administración, para desterrar esa idea de que política es igual a corrupción». (Discurso de asunción, 10 de Diciembre de 2003).
Al primer minuto de asumir como Intendente, su primera meta fue mejorar la calidad institucional. Así, llamó a concurso de antecedentes y oposición para cubrir vacantes de abogado y enfermera. Cuando seenteraba que había entrado al Concejo Deliberante algún proyecto de pedido de informes, el daba instrucciones precisas a sus funcionarios para que se presentaran personalmente a dar explicaciones y hasta en alguna oportunidad el mismo se presentó a rendir cuentas al órgano legislativo antes de que se le solicitara el informe.
Hoy lo que está ocurriendo es totalmente la antítesis, con un gobierno que premia amigos y castiga a los que piensan distinto, usando el poder para adoctrinar, ejercer presión y perseguir al que se atreve a levantar la voz en su contra.
Una característica de los regímenes autoritarios es concentrar el poder, la manera de hacerlo en la actual gestión y su entorno es otorgar sueldos a familiares y amigos en reparticiones nacionales, provinciales y municipales.
No se requiere en todos los casos participar de concursos para acceder a cargos públicos, pero resulta llamativo que siempre sean familiares o amigos de los funcionarios que logran llegar a posiciones importantes, evidentemente el PRO en 9 de Julio no vino a cambiar eso. La Revolución de la alegría es sólo para ellos.
Martín Callegaro puso la política al servicio del bien común. Durante sus casi 453 días de gestión, el gran logro que se le destaca fue el hecho de ser percibido como un joven que todavía no estaba contaminado de ninguna forma corrupta de ejercer el poder, ni su estilo era el de un político clásico, lo que también explica en parte sus altos niveles de aceptación pública.
Y así se fue, con el mismo perfil bajo con que había ejercido su honorable cargo. La tarde del funeral el cielo estaba muy diáfano, como su conducta, sin empañamientos ni manchas, un día plenamente peronista. A través del sol, se podía distinguir, con un desagrado exento de nostalgia, el triste final de trece meses de una fantástica gestión.
Llamativamente, en su ciudad, sus colegas políticos no han considerado rendirle sumerecido homenaje, por allí estará durmiendo en algún cajón del escritorio del Intendente un proyecto de Ordenanza para colocar su nombre a una calle de su querido barrio, reemplazando el de un dictador genocida.
Martín fue uno de los mayores talentos naturales que yo haya conocido. No sólo para la política, también poseía unas dotes increíbles para la música y para escribir,pero fundamentalmente, fue un compañero maravilloso en unos años maravillosos.
Por Eduardo Cerdeira
Agrupación «14 de septiembre»
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