EL POPULISMO
Por Juan Jose Cavallari *
La filosofía del populismo, se basa en la creencia de una conciencia colectiva. Los ciudadanos no son autónomos, forman parte del todo. El individuo es parte del pueblo, que es el todo.
El populismo considera al pueblo como una abstracción, una idealización a la que le adjudica características nobles, auténticas y puras. El populismo- escribe Incisa di Camerana- asume el pueblo como mito, proclama su inocencia eterna y suprema, el pueblo entonces es un concentrado de virtudes, el titular del “sentido común”.
Para Laclau, el populismo “es un modo de construir lo político”. La lógica populista es por definición, cortoplacista, pero produce un efecto sedante en toda sociedad en crisis que la vuelve atractiva.
El populismo promete soluciones inmediatas a los problemas del pueblo. Ellos son causados por enemigos internos, ( anti-pueblo), que representan intereses externos, -según la ocasión será el imperialismo, neoliberalismo, marxismo, el Fondo Monetario Internacional FMI, entre otros.
El gobierno populista toma decisiones pragmáticas y en general improvisadas, que pueden ser del agrado de las grandes masas populares, aunque dichas medidas vayan en contra de las finanzas o de la economía o del beneficio del propio país. Son medidas de efectos inmediatos y pasajeros, pero efectistas, que se implantan con el solo objetivo de obtener el apoyo popular.
La democracia populista considera que el poder político del pueblo es la verdadera democracia y es hostil a la democracia representativa. Se presenta como alternativa a la idea liberal de que la sociedad está compuesta por individuos que suscriben un hipotético “contrato social” y que delegan sus intereses a representantes elegidos por el voto directo.
El populismo carece de ideología y exige un liderazgo carismático. El líder asciende directamente del pueblo para expresar en forma directa sus reclamos, aspiraciones e ideales y prescinde de las intermediaciones institucionales que en general se transforman en obstáculos para la solución de los problemas sociales.
El líder es la expresión más consecuente de la idea de “comunidad orgánica”, en tanto el pueblo necesita proyectarse en una sola persona. El líder, representa directamente la voluntad popular.
El discurso o relato, va directamente al grano sin rodeos. No conoce los tonos grises, todo es blanco o negro. En el relato existen los amigos y enemigos y estos son tratados como la expresión de la bajeza, el vicio y la maldad. El enemigo no compite, conspira.
El maniqueísmo del relato populista conspiratorio es sencillo, eficaz y une fácilmente a los seguidores y excluye a los adversarios.
El relato populista se presenta como un discurso moral pues tiende a dividir entre “buenos y malos”. La política no es un conflicto de intereses, sino un conflicto entre el bien y el mal.
El populismo niega la pluralidad, la disidencia y la oposición, para el “Populismo”, el pluralismo no tiene cabida. Es un desafío abierto a la democracia liberal.
El populismo se basa en principios de soberanía, legitimidad y participación popular, pero una vez que accede al poder, descalifica a la oposición y tiene tendencia a la demagogia, al autoritarismo, al unitarismo, a la concentración de poder, a la corrupción, al debilitamiento de las instituciones, al desconocimiento de la división de poderes y al incumplimiento del orden jurídico.
El populismo económico, más que generar riqueza, avanza sobre los recursos y la riqueza que generan los distintos sectores.
El populismo, en nuestro país, accedió al gobierno, beneficiandose de condiciones objetivas favorables. Fue beneficiaria de los extraordinarios precios de los “comoditis” cereales y oleaginosas fundamentalmente, que de la mano de fuerte presión fiscal y de retenciones, proveyeron al gobierno, en la última década, recursos por u$s 900.000 millones para implementar sus políticas que, sin embargo, no fueron utilizados para definir un modelo de desarrollo ni para resolver los problemas estructurales de educación, salud, seguridad e infraestructura, sociales, entre otros. En toda nuestra historia, las etapas populistas y esta no es la excepción, desencadenaron una inflación acelerada, deterioros de los salarios y mayor desempleo, perjudicando a aquellos sectores sociales que dicen defender; los pobres y la clase media.
*Diputado Nacional y Provincial M/C
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