El desafió de influir en el presupuesto publico agroindustrial

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En la cuarta jornada que organiza todos los años Fundación Barbechando, diputados nacionales, representantes gremiales y funcionarios nacionales coincidieron en que el Presupuesto Nacional es una pieza fundamental para la asignación de recursos a la comunidad agroindustrial. Es necesario que se conformen métricas comunes para conseguir resultados medibles. El sector debe involucrarse en las distintas etapas de la  discusión: desde las primeras definiciones en el Poder Ejecutivo, durante el debate en el Congreso y en la posterior ejecución.

Una vez más, representantes del ámbito agropecuario se encontraron en La Materina, un pintoresco espacio ubicado en la localidad de Diego Gaynor, a pocos kilómetros del centro de la Ciudad. Allí compartieron una jornada donde el presupuesto público agroindustrial fue el tema convocante de la reunión.

En el comienzo, Álvaro Tomás y Ángeles Naveyra, Presidente y miembro de Barbechando respectivamente, plantearon la necesidad de ampliar el análisis de los temas económicos del campo con el Estado -presión impositiva, tipo de cambio, sistema financiero, control de mercados, obras para mitigar catástrofes y fondos de emergencia- para tomar el presupuesto del Sector Público como un nuevo eje de discusión, teniendo en cuenta que los seis billones de pesos que se destinaron en 2018 al Presupuesto Nacional, representan el 43% del PBI o más de siete veces las exportaciones agrícolas del último año.

Dado que la cadena agroindustrial aporta al menos el 40% de los recursos del Estado (según un estudio de Producir Conservando y la Universidad de La Plata), monitorear adecuadamente su asignación para que resulte realmente productivo. En ese sentido, se propusieron seis categorías de análisis del Presupuesto Público Industrial, a nivel Nacional, Provincial y Municipal: Calidad de vida de la población rural o semi-rural, infraestructura, regulaciones, innovación, promoción y política agroindustrial nacional.

También es necesario desarrollar capacidad de influencia en el Congreso sobre el control de ejecución y la coordinación de esfuerzos para actuar de forma efectiva, con entidades gremiales, Academia y ONG especializadas, reunidas en una Mesa de Seguimiento Presupuestario.

A su turno, durante el panel de las entidades gremialesDaniel Pelegrina (Presidente de Sociedad Rural Argentina) aseguró: “Hay que ampliar los recursos y no llegar tarde a la discusión del presupuesto agropecuario”, con especial interés en educación e infraestructura. También propuso “trabajar en métricas y tener resultados medibles” y  “movilizar a nuestra gente y estar revisando la asignación de los recursos”.

Por su parte, Elvio Guía (Vicepresidente de Federación Agraria) planteó que “hace falta que nos pongamos de acuerdo para llevar la asignación de recursos hacia donde queremos”, además de conocer de dónde vienen los recursos y cómo se componen; mientras que Norberto Niclis (Vicepresidente de Coninagro) imploró que “el principal tema a tratar del presupuesto es evitar que se le siga sacando recursos al sector que más produce en el país”. Para el cierre, Matías Lestani (responsable del Departamento Económico de Cra) planteó que el problema más grande de control del gasto está en las provincias y municipios, por eso la necesidad de “encontrar datos para elaborar un tablero de control”.

El panel de legisladores estuvo conformado por Fabio Quetglas (UCR-Buenos Aires), Juan José Bahillo (Justicialista-Entre Ríos) y Atilio Benedetti (UCR-Entre Ríos). Quetglas, especialista en diseño local, señaló que el empleo y la calidad de los servicios públicos configuran la organización del territorio, que es una construcción humana. En línea con el tema de las comunidades agroindustriales, Quetglas propuso “promover el desarrollo de las ciudades de 50.000 a 100.000 habitantes”, y convertirlas en polos de 200.000 a 300.000 habitantes, además de “gestionar la integración regional e internacional de aquellos zonas que permanecen aisladas económicamente y viven gracias a los aportes provenientes del gobierno central”.

Por su parte, Bahillo se refirió a la rentabilidad del sector y la presión impositiva y destacó la importancia de trabajar cerca de las entidades del sector y llegar antes del debate en el Congreso: “entre mayo y junio es la parte más importante de la conformación del presupuesto”.

“El presupuesto refleja las decisiones de un gobierno que se definen anteriormente, por eso los sectores productivos deben formar mesas de trabajo para definir prioridades y allí influenciar en el presupuesto”, propuso el legislador. En la misma línea, Benedetti también destacó la importancia de formar parte de la discusión del presupuesto: “Hace falta participación activa. Esta desconexión entre políticos y productores la tenemos que resolver”, y también imploró a  los consensos intra sector. Con respecto al presupuesto, Benedetti recordó la experiencia durante el debate de la Ley de Leyes en 2018, cuando a través de diferentes conversaciones, lograron una ampliación de partidas para el Inta y la reducción de la alícuota de los derivados de la soja para la alimentación.

Para el cierre, Santiago del Solar, jefe de Gabinete de la Secretaría de Agroindustria explico la tendencia a la baja del gasto público que se redujo 1,8 puntos entre 2018 y 2017: “se puede bajar el gasto y pensar que se puede bajar la presión tributaria”. Con respecto al gasto, Del Solar detalló que actualmente se destina a “apertura de mercados y negociaciones internacionales, marco regulatorio de genética, agenda ambiental y cosecha segura”. A modo de cierre, incentivó al público a “trabajar con los legisladores para demostrar los sectores donde el Estado debe invertir y que los productores lo expliquen”.

A continuación, Ezequiel Christie, responsable de los proyectos de Participación Público Privada de la Dirección Nacional de Vialidad señaló: “hay seis mil millones de dólares de inversión para tres mil kilómetros de rutas a través de los proyectos de Participación Publicó Privada”. Según detalló el funcionario, este tipo de obras, conllevan tres beneficios: la reducción de víctimas fatales, el ahorro de costos de combustibles y potencia las diferentes regiones por la reducción de costos logísticos y mayor conectividad.

La jornada cerró con un almuerzo que compartieron los presentes, en un cálido espacio, donde intercambiaron visiones, ideas y formas para encarar la próxima Ley de Leyes con mucha mayor participación de la Agroindustria.

Por Florencia Ricchiuti / Barbechando

Fotos: Barbechando

 

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