Cultivos de cobertura entre dos cultivos agrícolas de verano y su uso con animales
La inclusión en las rotaciones de los “cultivos de cobertura” (CC), “cultivos de servicio” o “puentes verdes”, según quien los nombre, aparece como una manera de mitigar y/o revertir una serie de procesos, que pueden condicionar la sostenibilidad de los sistemas de producción agrícolas o agrícola-ganaderos.
Distintos objetivos pueden llevar a incorporar los CC: mejorar el balance de carbono (también puede ser de interés aumentar la relación C/N del suelo, si el cultivo sucesor es soja), fijar nitrógeno (N) con leguminosas adecuadamente inoculadas, para reducir los requerimientos de fertilizantes (principalmente en sistemas de agricultura continua sin reposición balanceada de nutrientes y con maíz como cultivo sucesor); dependiendo del manejo es posible sincronizar mejor la oferta de nutrientes para cultivos siguientes; atenuar las pérdidas de suelo por erosión eólica e hídrica (más importante la primera en zonas semiáridas y subhúmedas y más significativa la segunda en zonas húmedas con suelos con pendiente); mejorar la captación de agua y reducir el encharcamiento/encostramiento (principalmente en suelos de textura franco-limosos o franco arcillo-limosos); mejorar transitabilidad; reducir riesgos de salinización por ascenso capilar desde las napas; reducir la evaporación y drenaje profundo del agua, incrementando la eficiencia de conservación y disponibilidad de agua en el perfil; disminuir la lixiviación de nutrientes; disminuir la susceptibilidad a la compactación (principalmente en sistemas de siembra directa de muchos años con soja como cultivo principal y aumentado si se usa riego), favoreciendo la resiliencia del sistema; mejorar el anclaje de residuos de cultivos de cosecha (minimizando las pérdidas por efecto del viento y/o agua); disminuir la presión de malezas (ejemplo rama negra y yuyo colorado) con el consecuente menor uso de herbicidas, mejorar la actividad biológica y la diversidad microbiológica del suelo.
Las especies y/o mezclas forrajeras que integran los CC dependen del objetivo a alcanzar en el ambiente edáfico, principalmente en el superficial, según el cultivo de verano sucesor, del tipo de suelo: textura gruesas (francos o franco-arenosos) o texturas finas (franco-limosos o franco arcilloso-limosos) y de la región (la necesidad de mantener un nivel hídrico del suelo es mayor para las subregiones semiárida y subhúmeda) pero todo confluye en aumentar la materia orgánica, aunque el objetivo cambia si esta se mira desde su composición, es decir de la relación C/N en ella. La misma debería ser mayor (>30 C/N) si el cultivo siguiente es soja y menor (< 20 C/N) si es maíz. En este artículo se propone una opción, que incluye el uso de parte del forraje producido por los CC con los animales en ambientes húmedos, antes de dejarlos rebrotar para ser secados con herbicidas, ya que se lo plantea para sistemas mixtos agrícola –ganaderos.
Se asumen siembras de abril-principios de mayo para los CC, semillas de adecuado valor cultural de todas las especies (80-85 % de poder germinativo (PG) y 90-99 % de pureza físico-botánica (P) y logros adecuados de 80-85 %, (aquí se debe prestar atención al peso de mil semillas (P1000), ya que en todas las especies pueden ser muy variables según el cultivar y la especie. En centeno (Secale cereale L. M.Bieb.) puede ser de 16 a 40 g/1000 semillas, en avena (Avena spp) de 22 a 34 g, en triticale (xTriticosecale Wittm. ex A.Camus o Triticum x Secale) de 32 a 46 g y en las vicias (Vicia spp) de 30 a 80 g).
Si los suelos son de textura gruesa, en climas subhúmedos y el cultivo que sucede es soja, con lo cual se debe buscar una mayor relación C/N del rastrojo del CC, se deben sembrar: 40 kg de centeno o triticale y 40 kg de vicia villosa (Vicia villosaRoth) en hileras alternadas (una de gramínea y una de leguminosa). Si el cultivo siguiente es maíz se debe buscar mayor fijación de N del CC, por lo tanto la siembra deberá ser de: 20 kg/ha de centeno o triticale (sólo como sostén de la vicia) y 60 kg/ha de vicia villosa. En los dos casos indicados, se debe recordar que la supresión del CC con herbicidas debe ser hecho con suficiente antelación para consumir la menor cantidad de agua posible, útil para el cultivo siguiente, ya que en estos suelos se midió una disminución de ⅓ del agua útil disponible con respecto al testigo sin CC.
En sistemas agrícola-ganadero, en suelos con texturas finas, climas húmedos y cultivo de soja como sucesor, buscando mayor relación C/N, se deberían incorporar: 50 kg de avena, 40 kg de vicia villosa y 1 kg/ha de nabo forrajero (Brassica sp o Raphanus sp.), este último para favorecer la formación de macroporos, importantes para mejorar la demostrada mayor infiltración acumulada generada por los CC, en hileras alternadas (una de gramínea y una de leguminosa + crucífera) con pastoreo de CC (se pueden lograr entre 200-300 kg/ha de carne, con pastoreos de 40-60 días con 4-5 animales/ha y 1 a 1,2 kg de ganancia de peso vivo animal/día). Los pastoreos son importantes en suelos que mantienen una alta fertilidad o se fertilizan los CC por evitar los excesos de rastrojo al momento de la aplicación de los herbicidas al CC. Si se usa vicia común (Vicia sativa L.) o vicia de Hungría (Vicia pannonica Crantz.), más adecuada para el pastoreo, en lugar de vicia villosa las densidades de siembra de la leguminosa debe ser superior, por su mayor P1000.
Por Ing. Agr. Oscar Bertín
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