Arsénico, nitrato y ‘riesgo bacteriológico’ para los 100 mil habitantes de Junín
Un informe reservado, que ya circuló por los despachos del más alto nivel bonaerense, revela con toda crudeza el riesgo sanitario para los habitantes de la ciudad, que ingieren a diario agua contaminada con niveles de arsénico ampliamente superiores a los que admite la ley.
La noticia no es nueva, pero sí los datos que consigna: de un relevamiento sobre 65 perforaciones de las que se obtiene agua potable para sus casi 100 mil habitantes destaca que en 28 de ellas, el nivel de arsénico está sobre los niveles permitidos y 8 están al límite. En otras 15 hay presencias alarmantes de nitrato.
El informe asegura que “más del 70 por ciento del agua que es suministrada a los usuarios presenta grandes cantidades de arsénico que afectan directamente a la salud de los consumidores”.
El arsénico es altamente tóxico. Según la Organización Mundial de la Salud, su ingesta produce efectos a corto y a largo plazo. Entre los primeros se destaca “vómitos, dolor abdominal y diarrea” y “entumecimiento u hormigueo en las manos y los pies o calambres musculares y, en casos extremos, la muerte”.
A largo plazo, es decir, ante exposiciones prolongadas, “cambios de pigmentación” en la piel, “lesiones cutáneas y durezas y callosidades en las palmas de las manos y las plantas de los pies (hiperqueratosis)”. Esos son los más leves: además puede provocar “cáncer de piel, la exposición prolongada al arsénico también puede causar cáncer de vejiga y de pulmón”.
También están asociados a la “ingesta prolongada” de arsénico los “problemas relacionados con el desarrollo, neurotoxicidad, diabetes y enfermedades pulmonares y cardiovasculares”, entre otros. El nitrato en niveles excesivos, en tanto, puede provocar metahemoglobinemia, o “la enfermedad de los bebés azules”.
Además del problema del arsénico y el nitrato, las propias características del sistema de distribución, siempre según lo que se lee en el paper, genera “riesgos bacteriológicos por la mala desinfección”, además de problemas de problemas de presión y abastecimiento.
Cloacas
El servicio de desagües cloacales de Junín es un correlato del de agua potable. En el distrito hay dos plantas de tratamiento: una quedó fuera de funcionamiento hace casi 30 años porque “sobrepasaba su capacidad”. Se construyó una nueva que también quedó corta para las necesidades del distrito.
La planta procesa, en condiciones óptimas, el 50 por ciento del caudal que ingresa. Pero su funcionamiento no es el mejor: las instalaciones civiles como mecánicas y electromecánicas están tan deterioradas que se desempeña por debajo de ese nivel. El problema es que el excedente se “bypassea” y queda sin tratar. Y el destino final no es otro que el Río Salado.
Fuente: Semanario de Junin
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