Preocupa la cantidad de vacas que se siguen mandando a faena: ¿hay una liquidación como en 2008?
Preocupa la cantidad de hembras que se siguen sacrificando a causa de una seca que no termina de ceder y que, de prolongarse, podría comprometer una nueva temporada de procreo”.
La frase forma parte del último informe semanal del mercado ganadero de Rosario (Rosgan) y enciende una luz de alerta para la ganadería: los niveles de faena de vacas están en valores que pueden considerarse de liquidación.
Según datos analizados por el Rosgan, “si bien estacionalmente el número tiende a ceder, los datos de septiembre aun muestran un elevado número de hembras trasladadas con destino a faena, algo que al sostenerse en el tiempo compromete directamente la capacidad de recuperación del stock futuro”.
En concreto, de los documentos de traslado (DTe), se desprende que septiembre habría registrado nuevamente más del 49% de hembras en la faena, entre vacas, vaquillonas y terneras, “un umbral que comienza a alertar tras seis meses de elevada participación”, señala el Rosgan.
¿HAY UNA LIQUIDACIÓN DE VIENTRES?
El reporte del mercado repasa que en 2019 y 2020 ya hubo picos de alta faena de hembras, pero tuvieron que ver con los momentos pico de salida estacional (entre abril y junio) de vacas, en general de descarte.
Sin embargo, este año el alerta se levanta por la persistencia de estos indicadores aun por fuera de estos picos estacionales, y tiene que ver con que la recuperación de oferta forrajera se sigue demorando y obliga a continuar reduciendo las cargas.
“Preocupa la cantidad de hembras que se siguen sacrificando a causa de una seca que no termina de ceder y que, de prolongarse, podría comprometer una nueva temporada de procreo”.
La frase forma parte del último informe semanal del mercado ganadero de Rosario (Rosgan) y enciende una luz de alerta para la ganadería: los niveles de faena de vacas están en valores que pueden considerarse de liquidación.
Según datos analizados por el Rosgan, “si bien estacionalmente el número tiende a ceder, los datos de septiembre aun muestran un elevado número de hembras trasladadas con destino a faena, algo que al sostenerse en el tiempo compromete directamente la capacidad de recuperación del stock futuro”.
En concreto, de los documentos de traslado (DTe), se desprende que septiembre habría registrado nuevamente más del 49% de hembras en la faena, entre vacas, vaquillonas y terneras, “un umbral que comienza a alertar tras seis meses de elevada participación”, señala el Rosgan.
¿HAY UNA LIQUIDACIÓN DE VIENTRES?
El reporte del mercado repasa que en 2019 y 2020 ya hubo picos de alta faena de hembras, pero tuvieron que ver con los momentos pico de salida estacional (entre abril y junio) de vacas, en general de descarte.
Sin embargo, este año el alerta se levanta por la persistencia de estos indicadores aun por fuera de estos picos estacionales, y tiene que ver con que la recuperación de oferta forrajera se sigue demorando y obliga a continuar reduciendo las cargas.
“Para encontrar momentos de fuerte extracción de hembras por períodos prolongados de tiempo debemos remitirnos a los años 2008-10, asociados a un marcado proceso de liquidación”, advierte el Rosgan.
Y los datos preocupantes siguen: en lo que va del año se sacrificaron 5,28 millones de hembras, 740 mil más que entre enero y septiembre de 2022; de ese total, 2,35 millones son vacas, 435 mil más que el año pasado, cuando la seca aún no había empezado a mostrar su peor efecto.
En términos relativos, a los 23,1 millones de vacas registradas en stock a inicios del período, la faena actual representa algo más del 10%, lo que “refleja a la fecha otro dato alarmante”, subraya el Rosgan.
Es otro dato que se asemeja a 2008, cuando se comenzó el ciclo con 23,4 millones de vacas y coincidentemente el 10% de ese stock fue enviado a faena en los primeros nueve meses.
“Como consecuencia de ese nivel de extracción, sumado a una mayor mortandad de animales y fundamentalmente al bajo nivel de reposición de hembras logrado en ese período, el stock de vacas se vio diezmado de una año a otro en 1,2 millones de cabezas”, recuerda el Rosgan.
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— Rosgan (@rosgan_bcr) October 2, 2023
Menos hembras, menos terneros
También rememora que, en aquel entonces, esta menor cantidad de vientres en producción recibió a su vez el impacto de una prolongada sequía que siguió afectando los índices de procreo.
Por lo que, al siguiente año, la cantidad de terneros logrados se vio reducida en 1,6 millones de cabezas, pasando de 13,1 millones contados a diciembre de 2008 a 11,5 millones, en diciembre de 2009.
“De aquella gran seca de 2008-2010 tardamos al menos tres años en comenzar a reconstruir el stock de vacas perdido, recuperación que se consigue recién una década más tarde”, indica el Rosgan.
La política en la ganadería y su impacto
Y agrega un dato clave: no solo es coincidente que 2009 fue un año con sequía, sino también que el sector ganadero tuvo que enfrentar intervenciones negativas por parte del Gobierno.
“Sin dudas, el contexto de aquel entonces tampoco contribuía a una rápida recuperación. Las adversidades que debió enfrentar el sector en términos de políticas productivas y exportadoras lejos de alentar la reconstrucción, generaban fuertes desincentivos”, explican desde el mercado rosarino.
La buena noticia en este contexto, según el Rosgan, es que “afortunadamente, a diferencia de aquel entonces en el que transitábamos el pleno apogeo de un modelo político e ideológico que resultó sumamente adverso para el sector, el país se encuentra ante la posibilidad de nuevo cambio de ciclo”.
“Más allá de los diferentes matices que ofrece cada una de las principales opciones electorales que se enfrentarán a las urnas en las próximas semanas, todos parecen coincidir en la necesidad de descomprimir la presión que sufre el sector productivo, atentos a la enorme potencialidad que ofrece una Argentina abierta al mundo. Estas son las expectativas que en definitiva subyacen en este proceso de reconstrucción, marcando el verdadero cambio en el ciclo ganadero”, concluye el informe.
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