La ineficacia del cierre discrecional de las exportaciones de trigo para supuestamente cuidar la mesa de los argentinos pone en duda la transparencia de este acuerdo que hace años involucra al gobierno, molinos y exportadores del cereal.
La autorización de un nuevo cupo de exportación de un millón de toneladas de trigo es una prueba más de lo que venimos denunciando incansablemente: Hace semanas que los exportadores están comprando a un precio 30% por debajo de la capacidad teórica de pago. Ayer, esa quita representó aproximadamente 48 dólares por tonelada.

Por lo tanto, este nuevo cupo le permite al exportador vender a precio internacional ese cereal que compró aprovechando la ausencia de competencia. Consecuentemente, con una brecha de por lo menos 48 dólares por tonelada y la apertura de un cupo de un millón de toneladas, como mínimo el exportador se queda con un beneficio adicional de 48 millones de dólares a costa del productor.

Gobierno, molinos y exportadores son cómplices de una misma práctica abusiva que sólo actúa en desmedro del productor y el consumidor. En lo que va del año, esta diferencia entre lo que deberíamos haber cobrado y lo que efectivamente se nos pagó sumará más de 500 millones dólares.
Hemos denunciado esta situación en múltiples ocasiones y lo seguiremos haciendo las veces que sea necesario ya que no podemos acostumbrarnos a la injusticia.

Tenemos en claro que no vamos a callar ante este abuso cuando significa que miles de productores trigueros mostraron quebrantos y dejaron la actividad. Haber tenido las dos peores siembras de trigo en 100 años corroboran nuestros argumentos.
El otro gran perjudicado es el consumidor que vio multiplicar por 10 el precio del pan desde que se instauró este mecanismo distorsivo.