Por qué hay que abrochar los cinturones de seguridad de atrás en el auto, aunque no viaje nadie
Los cinturones de seguridad tienen más de una función y pueden jugar un rol clave en el control de daños en caso de colisiones; por qué hay que abrocharlos siempre
De acuerdo con datos proporcionados por la Organización Panamericana de la Salud, cada año 1,35 millones de personas pierden la vida en siniestros viales. En la Argentina la tasa es de 700 muertes cada 100 mil habitantes. Hay distintos factores que juegan un rol en la prevención de accidentes viales, y en la reducción del daño en el caso de no poder evitarse.
Algunos son obvios, como los límites de velocidad y la infraestructura vial; y otros no tanto, como el uso del cinturón de seguridad de las plazas traseras del auto, incluso cuando no hay pasajeros atrás. Se hace referencia a este último como un “elemento de seguridad pasiva”, con la capacidad de minimizar los daños que pueden sufrir los ocupantes de un vehículo en caso de colisión.
La Dirección General de Tráfico (DGT) de España, mencionada en un artículo elaborado por el medio español El País, habla de algo denominado como el “efecto elefante”. Este supone que, a una velocidad de 60 kilómetros por hora, el impacto de una persona de 75 kilos contra el asiento delantero puede equivaler a una fuerza de 4,2 toneladas.
Ahora bien, si no hay personas ocupando los asientos traseros del auto, el riesgo no se elimina, puesto que el efecto elefante puede darse también en otros casos. Esto se debe a que la integridad estructural del vehículo está diseñada y probada teniendo en cuenta la presencia de ocupantes con los cinturones de seguridad abrochados. Cuando un vehículo se somete a una colisión, la distribución de las fuerzas generadas juega un papel crucial en la absorción de la energía del impacto y en la protección de los ocupantes.
La ausencia de cinturones de seguridad abrochados puede afectar negativamente esta distribución de fuerzas y comprometer la capacidad del vehículo para absorber y disipar la energía del impacto de una manera eficiente, según explicó el artículo.
Si hay objetos sueltos dentro del habitáculo, por ejemplo, estos pueden convertirse en proyectiles con el potencial de aumentar significativamente el riesgo de lesiones para los ocupantes del vehículo. Abrochando los cinturones de seguridad se puede prevenir el desplazamiento descontrolado de objetos.
Por otro lado, si hay bultos o equipaje en el baúl, ante un impacto o una frenada brusca, el peso de los objetos puede golpear el respaldo de la banqueta trasera con una fuerza multiplicada, debido a la inercia, y pasar para adelante, chocando contra los asientos delanteros.
Los cinturones abrochados pueden servir en la retención del respaldo y, en caso de que se desbloquee por efecto del peso trasladado en un impacto, pueden minimizar el riesgo de que la carga entre en el habitáculo y dañe a los ocupantes.
En definitiva, la conexión entre la prevención de daños y la integridad estructural del vehículo destaca la importancia de abrochar el cinturón de seguridad en todas las plazas, incluso cuando los asientos estén vacíos. Este elemento juega un rol clave al prevenir el desplazamiento descontrolado de objetos. Esto contribuye no solo a la seguridad personal de los ocupantes, sino también a la efectividad general del diseño de seguridad del vehículo en situaciones de emergencia.
Fuente e imagen: La Nacion
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