Esta campaña, el maíz temprano presenta una competitividad inusual, por perfiles hídricos cargados, mayor potencial de rendimiento y mejores chances de capturar precios diferenciales
Con perfiles de suelo excepcionalmente recargados, un escenario climático neutro como el más probable y un contexto económico que le da un protagonismo favorable al cultivo, la campaña 2025/26 se presenta con condiciones poco habituales que invitan a analizar alternativas de manejo.
En un escenario climático heterogéneo, esta campaña el campo enfrenta realidades contrapuestas y desafiantes: mientras algunas regiones padecen excesos hídricos cuya recuperación resulta prioritaria, en otras se abren nuevas oportunidades productivas. El Servicio Meteorológico Nacional proyecta un 60% de probabilidad de tener un año neutro y, tras un invierno excepcionalmente húmedo, gran parte del país presenta perfiles de suelo recargados, una condición poco habitual en la región centro y centro-oeste.
Así, nuestra mirada está puesta en acompañar a esos productores y comunidades de las regiones que están atravesando momentos difíciles por los excesos de agua, al mismo tiempo que advertimos que esta coyuntura abre en otras zonas oportunidades para encarar la siembra con mejores perspectivas.
Las proyecciones climáticas anticipan buenas precipitaciones hasta diciembre, lo que configura un escenario atípico respecto de campañas previas.
Simulaciones realizadas en localidades como Villa María, Río Cuarto y Oncativo muestran que, con perfiles hídricos al 100% de capacidad de almacenaje al momento de la siembra, el maíz temprano presenta una ventaja de aproximadamente 1.000 kg más por hectárea en comparación con situaciones de recarga del 25%.
El tipo y profundidad del suelo resultan determinantes: los suelos profundos y con mayor capacidad de almacenamiento permiten aprovechar mejor las condiciones actuales. A su vez, la presencia de napa freática también resulta determinante tanto para el potencial como las limitantes del ambiente según su profundidad.
En este contexto, la siembra temprana ofrece ventajas, como aprovechar la recarga actual y las lluvias pronosticadas para primavera, reducir la incidencia de problemas sanitarios más frecuentes en siembras tardías y evitar los costos de barbechos largos hasta diciembre.
Un aspecto para contemplar es la mayor demanda inicial de fertilización de estos maíces frente a los tardíos, lo que requiere una planificación adecuada. Sin embargo, esa inversión se equilibra con los beneficios de arrancar temprano en suelos con buena humedad y, sobre todo, con la posibilidad de evitar barbechos largos y manejo de malezas hasta diciembre.
En cuanto a los aspectos económicos, aun en un escenario de márgenes ajustados, los números muestran una señal clara: el maíz se destaca frente a la soja en prácticamente todo el país. En la Zona Núcleo, por ejemplo, el margen neto de maíz alcanza los 264,4 USD/ha, casi tres veces más que el de soja (89,3 USD/ha). En el norte de Córdoba, la brecha también es notoria: 165,6 USD/ha para maíz contra apenas 15,8 USD/ha para soja. Incluso en regiones más desafiantes como el centro de Buenos Aires, donde los márgenes se ajustan, el maíz mantiene ventajas (78,5 USD/ha vs. 72,3 USD/ha). Esa superioridad de márgenes, que se repite en la mayoría de las regiones relevadas, refleja la oportunidad que representa el cultivo en la próxima campaña, en un contexto en el que cada decisión productiva cuenta.
Dentro de los distintos planteos de fecha de siembra de maíz, las proyecciones de mercado indican una brecha de alrededor de 6 USD/tn a favor del maíz temprano (178 vs 164). A ello se suma la posibilidad de capturar mejores precios en la ventana de cosecha temprana (≈ 3% – 8%) y el potencial de mayores rindes en escenarios de buena disponibilidad hídrica.
El maíz tardío seguirá siendo la estrategia mayoritaria y fundamental para la producción argentina: su flexibilidad, la capacidad de aprovechar lluvias estivales y el manejo agronómico consolidado lo sostienen como columna vertebral del sistema.
No obstante, el ciclo 2025/26 no es una campaña más. La fuerte recarga hídrica de perfiles, inusual para esta época, abre una ventana estratégica para diversificar y ampliar la siembra temprana respecto de campañas previas. Tres razones la vuelven especialmente atractiva:
- Mayor estabilidad y seguridad productiva. Arrancar con perfiles cargados asegura, en promedio, techos de rendimiento 1.000 kg/ha más altos y brinda al productor una tranquilidad clave: más rinde, menos riesgo.
- Posibilidad de capturar mejores precios. Si bien la brecha actual de futuros abril–julio luce acotada, la historia demuestra que este diferencial es móvil. Anticiparse con maíz temprano permite estar mejor posicionado ante eventuales mejoras de precios.
- Más eficiencia agronómica en este contexto. El maíz temprano implica menos días de cultivo expuesto en el campo, menor presión de plagas y de enfermedades complejas de tardíos, y mayor compatibilidad con esquemas de rotación y márgenes frente a otros cultivos de gruesa.
En síntesis, el maíz tardío conserva su papel como columna vertebral de la producción, pero la campaña 2025/26 presenta una oportunidad para el maíz temprano, que emerge con una competitividad inusual, respaldado por perfiles hídricos cargados, mayor potencial de rendimiento y mejores chances de capturar precios diferenciales. Una combinación que lo vuelve, en esta campaña, una alternativa estratégica que ningún productor debería pasar por alto.
Por Maizar
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