El origen del queso
Con más de 2000 variedades en el mundo, el queso es valorado por su diversidad de sabores, texturas y aromas, que varían según el tipo de leche utilizada y el proceso de elaboración.
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Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
1 Juan 2:17 (La Biblia)
El 27 de marzo se celebra el Día Mundial del Queso, una fecha destinada a honrar este alimento que ha sido parte de la historia de la humanidad durante milenios.
Los orígenes del queso se remontan a más de 6000 años atrás, vinculados a la domesticación de la oveja. Se cree que su creación fue accidental en Oriente Medio, donde la coagulación de la leche en un recipiente de estómago de cordero dio lugar al primer queso de la historia.
Desde entonces, su producción se ha extendido por todo el mundo, siendo Francia e Italia referentes destacados en la cultura quesera.
El Día Mundial del Queso es una oportunidad para destacar el valor de este alimento en la gastronomía y en el mundo rural.
Argentina, con más de 1000 queserías y una producción anual de 400.000 toneladas, es un importante actor en la industria quesera, generando empleo para decenas de miles de personas y siendo el principal consumidor de queso en América Latina
Este año, en el contexto de la celebración, se destaca el crecimiento de la industria quesera argentina, que si bien aún se encuentra detrás de potencias como la Unión Europea y Estados Unidos, continúa expandiéndose y consolidándose en el mercado internacional.
El valor nutricional del queso
El queso, además de ser apreciado por su sabor y versatilidad en la cocina, también posee propiedades nutricionales beneficiosas para la salud.
Rico en calcio, proteínas, grasas y vitaminas, el queso es una fuente importante de nutrientes esenciales para el cuerpo humano. Su consumo moderado puede contribuir a fortalecer los huesos, mejorar la salud cardiovascular y proporcionar energía duradera
Cada tipo de queso tiene su propia historia y tradiciones, reflejadas en su método de producción y en las características únicas que lo distinguen.
Desde los quesos suaves y cremosos hasta los más intensos y añejos, cada variedad ofrece una experiencia sensorial única que despierta los sentidos y deleita el paladar.
En el ámbito culinario, el queso es un ingrediente versátil que se utiliza en una amplia variedad de platos, desde entrantes y ensaladas hasta platos principales y postres.
Su capacidad para realzar el sabor de otros ingredientes y su capacidad de derretirse lo convierten en un elemento indispensable en la cocina de muchas culturas en todo el mundo.
Además de su importancia en la gastronomía, el queso también desempeña un papel significativo en la economía y la cultura de muchas regiones. En Argentina, por ejemplo, el queso es un símbolo de la identidad nacional y una fuente de orgullo para los productores locales.
El consumo en Argentina
En Argentina se consume mayormente quesos blandos, frescos, como el cremoso, el cuartirolo, o la mozzarella, por su uso culinario en pizzas, tartas.
Luego le siguen en el consumo, los quesos semiduros como el Pategrás y el Fontina integran las picadas; y los quesos duros, con maduraciones largas como el Sardo, el Reggianito o el Provolone; y son de menor consumo, los quesos azules y los quesos de corteza enmohecida como el Brie o el Camembert, de origen francés.
Con una producción de 500 mil toneladas de queso por año de más de 300 variedades distintas, la Argentina es el principal consumidor de Sudamérica, con unos 13 kilos por habitante al año promedio.
El origen del queso
Se cree que apareció alrededor del año 8.000 a.C., cuando el hombre descubrió que la leche se podía conservar sólo si se sometía a un proceso de coagulación.
En América, se comenzó a producir quesos como consecuencia de la colonización, ya que era un alimento desconocido para los pueblos originarios. Traído en los barcos, por su facilidad de transporte, su buena conservación y el hecho de ser alto en proteínas y grasas, era un alimento clave para los viajeros.
Con la introducción de la vaca, la oveja y la cabra en América comenzó la producción de quesos. Los primeros quesos datan del siglo XVIII y se elaboraban en las casas; existían pocos tipos, con una producción muy pequeña y artesanal. Algunos de estos quesos fueron el Tambero de Buenos Aires, el Tafí de Tucumán y el Goya del Litoral.
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