Día mundial de la conservación del suelo: La importancia de cuidar este recurso clave
Cuidar el suelo es clave. ¿Por qué? Porque la vida en la tierra depende en buena medida de diferentes funciones que cumple la delgada capa de suelos: asegura la provisión de alimentos, el uso sustentable del agua, la conservación de la biodiversidad y ayuda a combatir el cambio climático.
Por eso, ante un nuevo Día Mundial de la Conservación del Suelo, que se celebra este 7 de julio, es fundamental repasar el aporte que hacen la agricultura y la fertilización a la protección de este recurso indispensable. Profertil, como principal compañía argentina productora de fertilizante, es un actor importante en este tema.
“Siempre, más allá de las coyunturas, trabajamos para ayudar a los productores a que tengan los mejores productos para nutrir a los suelos. Y, además, los capacitamos para que puedan hacerlo, trabajando junto a las más reconocidas instituciones del agro del país, como el INTA, AACREA y AAPRESID”, sostuvo Federico Veller, gerente general de la compañía.
Este día se celebra en memoria del doctor Hugh Bennet quien dedicó su vida al servicio de la conservación del Suelo, recorriendo distintos países incluso la Argentina donde formó a pioneros locales en agricultura sostenible.
Hoy, cuidar el suelo es más importante que nunca antes en la historia de la humanidad. Es clave tomar conciencia de que solo el 3% de la superficie mundial es tierra cultivable, y que esa es la base para producir los alimentos que casi 8.000 millones de habitantes necesitan para seguir viviendo.
“En la Argentina, toda la cadena agrícola viene haciendo un trabajo muy positivo en materia de cuidado del suelo, y en los últimos años se han marcado hitos muy importantes, como el aumento de la superficie sembrada de maíz y trigo, dos cultivos fundamentales para tener planteos sustentables, junto con un incremento en utilización de fertilizantes, que permiten reponer los nutrientes que se van con los granos cosechados”, manifestó Veller.
Actualmente, en la pampa húmeda argentina, la principal zona productiva del país, hay cerca de 1,5 hectáreas de soja por cada hectárea de maíz y trigo. Hace solo 5 años esa relación era de casi 5 a 1 a favor de la soja. Y el año pasado se utilizaron en la Argentina 5,7 millones de toneladas de fertilizantes, gran salt o comparado con los 2,4 millones de toneladas del 2015.
Más del 70% de los fertilizantes aplicados el año pasado son nitrogenados. Dentro de ellos, el más importante es la urea. Y Profertil es el productor de la urea argentina. “Por todo esto, consideramos que tenemos un rol fundamental en la difusión de la importancia de fechas como el Día Mundial de la Conservación del Suelo, además de trabajar cada día para lograr ese objetivo”, resumió Veller.
En ese camino, Profertil impulsa las Mejores Prácticas de Manejo (MPM), que incluyen determinar la dosis, fuente, momento y forma correcta de aplicar los fertilizantes. Y acompaña el programa “Así son los suelos de mi país” (proyecto educativo impulsado por CREA con el apoyo técnico del INTA, la Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo y FAO Argentina), que brinda capacitaciones a los docentes sobre la temática de la conservación.
Además, apoya campañas para impulsar el uso de herramientas de diagnóstico fundamentales como los análisis de suelo y la utilización de modelos de simulación como Triguero y Maicero, que permiten tomar decisiones basadas en datos.
Según cifras de la ONU, el 95% de los alimentos que consume la población mundial se producen directa o indirectamente en el suelo. Por eso, cuidarlo es fundamental. El organismo estima que para el 2050 el mundo tendrá cerca de 10.000 millones de habitantes y la superficie cultivable no crecerá. Se deberá producir más y mejor sobre los mismos recursos. “En ese sentido -dijo Veller – desde Profertil venimos impulsando desde hace años los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) que planteó la ONU para lograr un equilibrio entre el crecimiento de la economía y el cuidado del planeta. En Argentina, con más maíz y trigo, y con casi toda la agricultura bajo el sistema de siembra directa, que evita la remoción de los suelos, vamos por el buen camino
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