Grupo Mecano Ganadero
Alejandro Mato un artífice de saber anticiparse en los negocios y sustentabilidad
El presidente del Grupo Mecano Ganadero, realiza un balance de un sueño que se construye con visión y sacrificio. La empresa se unifico y ya trabaja desde Av. Antonio Aita 1930
Es sabido que quienes saben desprenderse permanentemente del ayer y el hoy, y mirar hacia el futuro siempre en la búsqueda de pensar en el medio y en el otro, sus resultados son sorprendentes. Y no se habla de un sentido económico, eso decanta solo y como una ley espiritual se apega a esos sueños liberados.
Eso podría describirse del empresario Alejandro Mato, quien preside el Grupo Mecano compuesto por Mecano Ganadero, Mecano Construcciones y ahora Mecano Aceros, atendiendo así un mercado nacional de más de 250 distribuidores desde Rio Gallegos hasta Salta, en todo lo referido a corrales móviles, mientras que los segmentos de construcción y acero es de alcance regional, además de clientes locales.
Pero como todo presente y futuro, tiene una historia. Y en Mecano Ganadero es la base sólida, de lo alcanzado hoy.
Alejandro Mato recibió a El Regional Digital a quien le relato que todo nació en 1968, con su padre cuando fundo “El Quebracho” en Rioja y Levalle y que por casi 30 años fue líder en provisión de insumos para el alambrado, para el año 1980 se trasladan a ruta nacional 5.
En 1982 Alejandro Mato toma las riendas junto a su hermano hasta el año 2000, pero en el medio se genera la sana ambición de no ser solo una empresa que comercializaba palos, varillas, alambres y aguadas.
Una inquietante pregunta de su hija de 7 años (1997) “papa ese palo que tenes ahí, es un árbol que la gente mata”, siendo ese el detonante de lo que estaba pasando en mi persona, donde se ya comenzaba a dar vida “Mecano Ganadero”, relato.
Mato reflexiona y expresa, todo este es muy loco, porque una sola pregunta detono algo en mi cabeza.
La frase de su hija genera en Mato la curiosidad de que si en el mundo y Argentina se contaba con un sistema sustentable para el encierre de la ganderia. Eran los albores de la Internet vía teléfono (LAP) y todo comenzó a darse.
Alejandro Mato detallo que descubre lo que hay en Estados Unidos y viaja; tras el contacto con empresas de Norte América y dos de Canadá, en esta última inicia contactos comerciales y llega la inversión extranjera a 9 de Julio en 1998 al Parque Industrial (Fabrica de los canadiense).
El acuerdo comercial, señala Mato, “ellos producían y nosotros le vendíamos en todo el país, eran los corrales de caños y a principios de la década pasada, la empresa decide irse y nos fusionamos, donde me convierto en el accionista mayoritario y se toma el manejo de la fábrica en el año 2006”.
Alejandro Mato inquieto por dar una respuesta a la consulta de su hija, se encuentra que en el mundo ganadero norteamericano, se hablaba del “bienestar animal” y con ello los corrales móviles, donde el poste de quebracho era para que el animal rebote contra el palo. Y ahora son panales, donde el animal golpea contra ello, cede la estructura, amortiguaba el golpe y devuelve al animal hacia adentro. Nuestro sistema de corrales móviles se impuso en el país, fuimos pioneros y hoy somos líderes en ello, remarca. Alejandro Mato con una voz serena y tranquila, sabiendo que ha respondido a la pequeña de 7 años. Con ello asegura hubo que cambiar la mentalidad del productor ganadero, de más de un siglo, ya que es una persona conservadora.
El mercado internacional y nacional
Por la competitividad que tenía el país en el entonces, los corrales móviles de Mecano Ganadero llegaron a Norte América, Canadá, Colombia, España, Venezuela, Uruguay, Chile, Bolivia, Suecia. Hoy el mercado de exportación se fue perdiendo ante la baja competitividad en nuestro país.
Sin embargo Alejandro Mato asegura que el mercado argentino fue sustituyendo de apoco la madera por el metal y ya es tendencia, con corrales metálicos, móviles y nada de enterrado. Es que el mundo hacia dónde vamos es cada vez más rápido, indico.
Según explico Alejandro Mato la masa de conocimiento humano, hace 150 años se duplicaba a un promedio de cada 70/80 años, hoy es cada 10 años y se estima que para el 2025, se va a multiplicar ese conocimiento humano cada dos años. Con lo cual si uno no tiene un sistema versátil ajustándolo a los tiempos, de que sirve implantar un poste que perdura 50 años, analizo Mato. Pensemos como cambio la fotografía del campo argentino. En 1980 alguien en un cuadro de 100 hectáreas lo dividía en cuatro partes, le instalaba un tanque, después termino levantándolo, sembró y los animales en un feed lot. Los cambios son inconstratables, hasta las zonas marginales se convirtieron en ganaderas, remarco.
Sobre el hoy de la empresa, Mato remarco se ha trabajado mucho en generar equilibrio y permanentemente tener un cambio cultural en toda la organización.
Eso nos llevó a que al día de hoy trabajamos con las dos usinas de mayor importancia de acero en el país (Siderar y Acindar), y estamos incursionado en lo que se llama Mecano Construcciones y próximamente Mecano Acero, lo que conforma el Grupo Mecano.
Para ello desde este último lunes 18 de abril el Grupo unifico toda su venta y administración en el predio del Parque Industrial, Av. Antonio Aita 1930, en un predio de 600 m2 desplegados, donde se atiende a todos sus clientes, algunos de ellos ya con más de 30 años.
Una historia de sacrificio
Alejandro Mato, sonríe y expresa sentirse feliz de haber sido un artífice en poner un grano de arena, para ese cambio.
Este empresario de cincuenta y pico de años que ya se desafía en otros limites, aseguro que el mensaje que llego un día, fue volteando las barreras que nos imponemos y me subí al tren del nuevo límite”, parafrasea.
Mato dice sentirse feliz de haber traído la primera empresa extranjera a 9 de Julio, de haber contribuido a un cambio tecnológico para la ganadería, de haber podido transmitirles a mi familia e hijas, de que se puede, eso sí con mucho sacrificio y trabajo. Y alentó a no tener miedo a un cambio, es allí cuando un crece, recomienda.
Finalmente nunca hay que perder el norte, aun cuando las tempestades azotan de manera dura, siempre hay que seguir adelante, pensando siempre en no mirar la botella media vacía, sino en cómo volver a llenarla.
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