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Abran cancha: las vacas vuelven a pelearle el lugar a la agricultura
En la campaña que concluyó en mayo pasado, la demanda de forrajeras se contrajo en torno de un 20%. De unas 22.000 toneladas de 2013 cayó a 18.000 toneladas. Salvo un leve repunte en 2013, el mercado viene estancado desde 2011 y está muy lejos de lo que supo ser. Según datos de la Cámara de Semilleristas de la Bolsa de Cereales, en 2006 llegaron a consumirse 30.000 toneladas de forrajeras. En los últimos años mejoraron los precios de la hacienda y los productores buscaron trabajar más en la eficiencia pero, con valores de los granos aún en un buen nivel, no aumentó el área ganadera. Tampoco ayudó el clima a la expansión del negocio, que en 2014 viene particularmente muy llovedor.
El fenómeno se advierte en el sudoeste bonaerense, la cuenca del Salado, La Pampa, el Oeste, entre otras regiones «inestables» para la agricultura y con mayor tradición ganadera. Lo protagonizan quienes ya estaban en la actividad, productores que antes alquilaban los mejores lotes para que otros hicieran allí agricultura y ahora ellos mismos mandan a esos lugares las vacas. También muchos ganaderos tomaron lotes vacantes que dejaron los agrícolas.
La tendencia impacta también en el mercado de campos. Hay más demanda por tierras para ganadería que salen a ofrecerse en alquiler mientras en agricultura se hizo notorio el freno los últimos meses, quedando aún campos sin arrendatarios.
«Con una soja en torno de los $ 2400 la tonelada y un maíz en $ 1000, se vislumbra una etapa donde la ganadería bien hecha le pelea a una hectárea agrícola como hace tiempo no pasaba. Hasta hace poco, parecía inviable comparar una hectárea sojera con una ganadera», expresó Guillermo Villagra, productor y socio de Openagro.
Villagra hace estas cuentas. «Supongamos que la misma hectárea que nosotros destinamos a sembrar una soja con un margen esperado de $ 2000 antes de impuestos la utilizamos para tener dos o tres vacas de cría. Esas tres vacas podrían darnos tres terneros que destetaremos a los 180 kilos y que nos pagarían $ 22 el kilo. Es un ingreso bruto de $ 11.880 por hectárea a los cuales habrá que restarle los costos pero seguro es mayor que el de soja», explicó.
«Con todo esto, si además destinamos otra hectárea agrícola para la recría de esos terneros que destetamos en la hectárea de soja podemos ganarle aproximadamente 150 kilos en seis meses y hacer dos ciclos anuales. Unos 150 kilos ganados por ternero, cotizados a $ 20 nos arroja un ingreso bruto de $ 9000 por ciclo o $ 18.000 anuales», agregó.
Villagra aclaró que para poner tres vacas en esa hectárea hace falta una inversión de entre $ 23.000 y $ 28.000 y que el tiempo de la cría es mayor que los siete u ocho meses que se necesitan para alcanzar un resultado con la soja.
Los productores que estaban en ganadería trabajan para intensificarla. Mientras esto ocurre, en agricultura en campos propios hay un área de siembra «más cuidada», como afirma el consultor Gustavo Duarte. Eso significa que no se incorporan superficies más riesgosas o de menor productividad y que allí puede ganar lugar la ganadería.
Duarte no ve «migración de productores agrícolas a ganadería», pero sí que «le tiran alguna pata» a áreas de menor calidad. Ve en esa actitud buscar un «resguardo de valor». Remarca: «Se encuentra con pesos que no puede canalizar a otras inversiones y entonces pone algún animal sobre esas áreas que no sembrará por riesgo».
En la escena
Hay un «volver» a la ganadería de recría o invernar a pasto y con el corral de engorde como fin del ciclo.
En el proceso se encuentran los que ya estaban adentro del sistema ganadero. ¿Qué hacen ellos? Nicolás Marin Moreno, asesor del CREA Río Quinto, que remarca que los criadores tendrán que trabajar sobre la eficiencia, lo describe así: «Avanzan sobre la superficie agrícola buena con cultivos de alfalfa de corte o pastoreo, después que el márgen bruto ganadero le ganó al agrícola. Esto ocurre al oeste de la zona núcleo, con ambientes arenosos donde la alfalfa empieza a tener ventajas por su raíz sobre los cultivos anuales cuando la napa se retira de los tres metros a consecuencia de tres años malos agrícolas».
También está el segmento de productores que alquilaban el sector agrícola de sus predios y se habían quedado con vacas en los bajos o suelos de menor aptitud. «Ahora los lotes agrícolas los usan para invernar sus terneras o novillos», indicó.
En este horizonte también figuran los que apuntan a la actividad porque poseen «la vocación y tienen que reconstruir muchas instalaciones», aguadas o alambres que se habían levantado por la agricultura. «Todo este proceso tiene un nivel de tecnificación muy importante: silos de maíz, sorgo o alfalfa, grano húmedo molido en la dieta, etcétera. Esto hace aumentar la superficie dedicada a la ganadería no directamente pastoreada con los animales», precisó.
Enrique Bayá Casal (h.), de la firma de forrajeras, no se olvida que en 2014 la demanda fue «floja». Pero advierte que desde septiembre concretó ventas y vislumbra que la nueva campaña «va a ser muy buena».
«Con la caída de los valores agrícolas [en maíz favore la conversión], la carne que vale y las perspectivas de que se va a poder exportar [con nuevo gobierno], vemos mucho interés de la demanda y por pasar área agrícola marginal a ganadería en el sudoeste de Buenos Aires, la cuenca del Salado y La Pampa», subrayó.
Por Fernando Bertello – Diario La Nación
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