Coronavirus, cuarentena y el desafío que tiene por delante la cadena agroindustrial
La contención de la crisis a nivel mundial y local genera problemas, tanto por el lado de la oferta de materias primas y alimentos como por el de la demanda (interna y externa).
Por el lado de las empresas, la necesidad de evitar los contagios obliga a tomar medidas al interior de las firmas que ralentizan el funcionamiento de las operaciones, esto alcanza a granjas, plantas industriales, comercios de insumos, servicios de puertos, etc. Es decir, a toda la cadena.
Debemos aceptar que este ciclo demandará, respecto de una situación normal, mayores tiempos de cosecha, de traslado de granos, de comercialización, etc.. Por caso, es de esperar una menor disponibilidad de transportes, en parte por la decisión de los propios actores de reducir la exposición a contagios, pero también por las restricciones que han ido apareciendo a la movilidad, particularmente desde muchos gobiernos locales y entre provincias.
«No hay antecedentes»
El desafío que atraviesa a todas las empresas es ir adaptando sus planes a lo que el contexto permita en todos los aspectos (productivos, financieros, etc.). No hay antecedentes de una situación así. La incertidumbre es alta. Si el plan A falla, tiene que haber un plan B, y luego un plan C, y así. Lamentablemente, toda la atención deberá focalizarse en resolver las urgencias, difícil pensar en decisiones de mediano y largo plazo.
Una cuestión importante para las empresas que producen alimentos finales es reorganizar sus canales de ventas y sus esquemas de distribución. Hay segmentos del mercado que no van a operar durante varias semanas (restaurantes, hoteles), mientras que otros van a crecer muchísimo (comercio de cercanía, ventas electrónicas). Los que se adapten más rápido sufrirán menos.
Por el lado de la demanda, luego del boom de consumo de alimentos que vimos en los últimos días, es de esperar que se produzca una caída. Muchas familias, las que pudieron, incrementaron sus existencias de alimentos, pero ésta es una reacción de una única vez (una vez que se llena, “no queda más lugar en la alacena”) pero otro segmento de la población, que no es pequeño, que incluye a cuentapropistas, empleados informales, etc., tiene por delante un escenario muy complejo, le costará muchísimo sostener su consumo durante abril, hasta tanto dure el aislamiento obligatorio.
En el plano internacional, el virus ha ido pasando de Oriente a Occidente. Europa se encuentra muy complicada y también los países de América del Norte. Se trata de mercados importantes para muchas economías regionales (maní, frutas) e incluso producciones pampeanas (carne bovina, aceite de soja). A la caída de consumo que enfrentarán estas regiones, se suma el desafío de llegarles “desde afuera”, ellos también están enfrentando problemas de logística (puertos, transportes, etc.), que complica sus importaciones.
La normalización de China quizá sea la única noticia positiva que tengamos en estos días, que esperemos se confirme en mayores compras. La soja y la carne bovina son dos productos que hoy dependen en gran medida de la salud del gigante asiático, si ésta sigue mejorando, es de esperar que estos productos puedan defender mejor sus precios y encontrar ciertas facilidades de comercialización.
Por Juan Manuel Garzon. Economista jefe del Instituto de Estudios Sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea
Fuente: AgroFy
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