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«El desafío es pasar de cuatro a cuarenta productos»

En la Argentina apenas cuatro productos explican el grueso del valor de la producción local: soja, trigo, maíz y carne bovina. Pero eso debe cambiar.

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En la Argentina apenas cuatro productos explican el grueso del valor de la producción local: soja, trigo, maíz y carne bovina. Pero eso debe cambiar. Así lo indicó Osvaldo Salas, profesor titular en la Escuela de Biología de Arizona State University, durante una conferencia ofrecida en el CREATech que se está realizando entre hoy y mañana en la ciudad de Córdoba.

En EE.UU., explicó Sala, la cantidad de cabezas de ganado bovino bajó drásticamente en los últimos años al tiempo que la producción de carne vacuna aumentó. «Eso se debe a la intensificación: la mayor parte de la producción ya no se hace en sistemas naturales», dijo Salas en referencia a los feedlots.

EE.UU. exporta anualmente cuatro millones de toneladas de fardos de heno, lo que se debe a la caída de la demanda interna de ese producto. «Se requiere menos recursos forrajeros, dado que hay menos cabezas de ganado. Al analizar la realidad Argentina, en cambio, se observa que la producción ganadera está mucho más pendiente de la oferta de forraje».

Para sobrevivir la Argenntina deberá pasar -según Salas- de cuatro a cuarenta productos. ¿Cuáles serán en el futuro esas nuevas alternativas? Una de ellas, que cada día cobra más importancia, explicó Sala, es el valor generado por los servicios ecosistémicos.
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Las cadenas de comercialización pagan más por aquellos productos que emiten menos dióxido de carbono. Los supermercados, por ejemplo, tienden a pagar un plus por ese tipo de alimentos, que a su vez se pueden cobrar más caros a ciertos consumidores. «Las tendencias de los consumidores se terminan expresando a través de este incremento de valor de la producción ecológica», explicó Sala.

El gobierno estadounidense paga ciertas sumas de dinero a aquellos productores agropecuarios que desarrollan su actividad en forma sustentable. Eso representa una fuente de ingresos adicionales que, en algunos casos, puede ser muy importante. A los productores arroceros, por ejemplo, se les paga por sacar el agua 10 días antes de la fecha habitual porque, de esa manera, se reducen las emisiones de metano (un gas de efecto invernadero).

El uso de biodiesel y etanol, el turismo rural y la caza legal también son actividades que contribuyen a generar valor económico y cultural en el sector. «Hace 20 años, el productor ganadero vivía de los cheques que recibía por la venta de animales. Hoy recibe varios otros cheques, de distinta envergadura, pero todos suman. Los productores que sepan encontrar esos nuevos caminos serán los que tendrán establecimientos rentables en el futuro», concluyó Salas.

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