Vuelve a la cancha
Carlos Casares: El trigo promete revancha
Pasó de ser el pato de la boda de la era K a proyectarse nuevamente como un cultivo estratégico para garantizar la ansiada sustentabilidad ambiental y económica. Los márgenes cierran positivos, pero la mala calidad amenaza las cotizaciones. Luis Ventimiglia y Reinaldo Muñoz, del INTA, junto a María Fernanda González San Juan –de Fertilizar- analizaron la nueva actualidad del cereal en una charla técnica organizada por el INTA Carlos Casares y patrocinada por Tomás Hnos.
Pero…¿por qué sembrar trigo? “Porque los productores necesitan ganar dinero y sobre todo porque aporta rastrojos voluminosos que mejoran el suelo; porque limita la compactación y, nuevamente, porque el rastrojo es parte fundamental del capital de una empresa agropecuaria”, enfatizó Ventimiglia ante unos 60 productores reunidos en la sede de la Sociedad Rural de Casares para participar de la charla técnica patrocinada por Tomás.
No por nada, en su último Congreso A Todo Trigo, la Federación de Acopiadores “bregó porque volvamos al trigo”, recordó Reinaldo Muñoz, del INTA Pergamino, en el inicio de su charla sobre “Perspectivas Económicas de Cosecha Fina 2016/2017”.
Es que en la actual campaña agrícola, la relación insumo-producto cambió “y se tornó muy beneficiosa para el trigo”, completó Ventimiglia. “Hay mejores posibilidades para el cultivo ante una presumible ocurrencia de una Niña para agosto, septiembre y octubre próximos”.
Este panorama de menores lluvias, con una abultada recarga hídrica en los suelos prometería muy buenos rendimientos, estimó el especialista de 9 de Julio, no sin antes advertir a los productores la conveniencia de conocer las existencias de agua en las napas “para tomar las mejores decisiones”.
Otra de las recomendaciones recurrentes para los productores está referida a los análisis de suelo: “no podemos aspirar a lograr rendimiento y calidad si no sabemos que suelo tenemos. Los análisis no son caros y el desconocimiento muchas veces nos impulsa a cometer errores en nuestras recetas”, se lamentó Ventimiglia.
Ante un nutrido auditorio reunido en la Sociedad Rural de Carlos Casares, el técnico del INTA 9 de Julio habló sobre la importancia de la calidad de las semillas y el uso de promotores de crecimiento complementando a los fertilizantes. “Si quiero hacer proteína debo fertilizar bien. Casi 2.000 kilos de diferencia hablan por sí solos de la importancia de esto”, advirtió.
Y ciertamente la “alimentación” de los cultivos no resulta un dato menor: “Cuando uno entiende que la proteína es nitrógeno, se entienden los problemas de calidad que estamos teniendo hoy”, razonó María Fernanda González Sanjuan, de Fertilizar.
Y eso que las gramíneas “siempre tuvieron mayor fertilización que la soja”, reconoció la especialista para explicar que “venimos de muchos años en que el 40% de la soja no fue fertilizada y eso generó un déficit marcado en los suelos. El suelo se resintió”.
Este manejo “inadecuado” de paquetes tecnológicos redundó en un “círculo que tenemos que romper. Siempre el suelo termina subsidiando a la producción”, sentenció González Sanjuan, en la charla del INTA Carlos Casares, patrocinada por Tomás.
Según la especialista de Fertilizar, si Argentina sembrara las mismas hectáreas que en 2011 pero con una correcta fertilización, “se podrían obtener 24 millones de toneladas más: 9 millones de soja, casi 5 millones de maíz y 9 millones de trigo”.
Tiradas las cifras sobre la mesa, González Sanjuan se refirió al proyecto de ley de fertilización que cuenta con media sanción en la Cámara de Senadores y que aprobara Diputados por unanimidad. El sistema plantea la adhesión voluntaria de los productores e incentivos tributarios “para aquellos que hagan las cosas bien. No se pretende castigar, sino premiar”.
Ya está bien claro que las perspectivas para el trigo se presentan tentadoras: “el ciclo 2016/2017 se perfila con buenos precios a nivel local, pocas dudas a nivel internacional, pero con una gran certeza: se acabaron las retenciones”, resumió Reinaldo Muñoz, del INTA Pergamino.
Ahora, el gran interrogante lo presenta la calidad porque “no nos engañemos; a nadie le sirve tener un stock exportable de 10 millones de toneladas, si 6 millones son de calidad forrajera”, graficó.
Y la calidad, que venía “en niveles pésimos por debajo del 10,5% desde 2010, en la presente campaña llegó al valor numérico más bajo de los últimos años. Un auténtico desastre. Tocamos fondo”, sentenció el reconocido especialista del INTA Pergamino, para lamentar que el cereal “fue el más afectado por la política K. Fue el pato de la boda”.
En este contexto de historia y actualidad de esperanza renovada, con márgenes positivos de rentabilidad para el cereal, “los molinos no están consiguiendo trigos que les sirva en calidad y los buenos se llegan a cotizar $4.000, el valor de una soja caliente”, graficó Muñoz.
“Las perspectivas cambiaron y el desafío está claro. Los productores vuelven a tener un rol protagónico en la cadena agroindustrial. En Tomás estamos listos y preparados para acompañarlos en cada una de las decisiones que tomen. Apoyamos y apoyaremos todo aporte de capacitación que necesiten, esta es nuestra misión”, concluyó Sergio Degenhardt, coordinador de insumos de Tomás Hnos.
Texto Marianela Garbini / Fotos Mauro Garbini
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