Resultados de una jornada que mostró diferentes estrategias para cerrar brechas en maíz tardío
Surgió como resultado del reciente encuentro entre especialistas de INTA y CONICET que se llevó a cabo en INTA Paraná. Donde se presentaron principalmente estrategias para cerrar brechas en maíz tardío, manejo de nutrientes y mecanismos de plasticidad en híbridos modernos, condiciones de secado y cosecha oportuna para mejor calidad. Temas centrales que se trataron en exposiciones y debates, que fueron complementados con recorridas por ensayos a campo de la Estación Experimental Agropecuaria Paraná.
Con aportes técnicos sólidos, Fernando Salvagiotti, Cintia Michelín y Facundo Ferragutti expusieron resultados y conceptos que invitan a reevaluar prácticas agronómicas tradicionales en maíz tardío. Desde el cultivo en las secuencias, antecesores y nutrición a la elección de densidad de siembra y el momento óptimo de cosecha, el foco estuvo puesto en maximizar rendimiento y calidad en un cultivo cada vez más utilizado en esquemas productivos.
Doble cultivo: una oportunidad para intensificar los sistemas productivos
En su intervención, Fernando Salvagiotti, ingeniero agrónomo del INTA Oliveros, profundizó sobre la alternativa del maíz como doble cultivo, una opción interesante para intensificar los sistemas de producción, especialmente en rotaciones con cultivos de invierno.
“Pensando en un maíz sembrado tarde, a partir de diciembre, como doble cultivo, se abren nuevas posibilidades para aprovechar el tiempo con cultivos de invierno y mejorar el uso del suelo”, explicó. Sin embargo, también remarcó que esta práctica conlleva desafíos relacionados con el manejo del nitrógeno, clave para el éxito del cultivo. “El nitrógeno aplicado en la siembra es crucial,” dijo, haciendo énfasis en la necesidad de ajustar las dosis según el cultivo antecesor. Por ejemplo, cultivos como vicia aportan nitrógeno al suelo, mientras que un barbecho largo o trigo demandan mayores dosis de fertilización.
Salvagiotti también destacó la importancia de evaluar la biomasa dejada por cultivos de cobertura antes de sembrar maíz. “Es necesario saber cuánta biomasa estamos dejando atrás para entender cómo esto impactará en la respuesta del maíz posterior”, comentó.
Su mensaje general fue claro: “Es importante utilizar el invierno para mejorar los sistemas con cultivos de cobertura, pero sabiendo que esto tendrá impacto en el manejo del cultivo siguiente. Es una cadena de decisiones interrelacionadas que debemos considerar.”
Plasticidad de los híbridos de maíz, ajustes en densidad de siembra según el ambiente
Por su parte, Cintia Michelín se enfocó en detallar experiencias sobre la respuesta de los híbridos modernos ante distintas densidades de siembra, destacando su plasticidad para adaptarse al ambiente.
En su exhibición, Cintia Michelín mostró ensayos realizados en ambientes contrastantes —uno con restricciones hídricas y otro con disponibilidad plena de agua y nutrientes—, donde se evaluó el comportamiento de híbridos prolíficos, macolladores y flex sembrados a densidades bajas (20.000 a 40.000 plantas/ha). “En todos los casos, -concluyó-, se observó una contribución significativa de espigas secundarias y macollos al rendimiento, compensando la menor densidad inicial”.
Además, en estudios donde se analizaron materiales con alto número o peso de granos bajo dos densidades y en años con diferente disponibilidad hídrica, se verificó que en condiciones secas el híbrido con mayor peso de grano tuvo una destacable capacidad de compensación. “Este tipo de información permite ajustar la densidad no como una receta, sino como una decisión estratégica según el ambiente y el tipo de material”, señaló Michelín.
Malezas de invierno: el costo oculto del secado a campo
Facundo Ferragutti, centró su exposición en el impacto agronómico y económico de prolongar demasiado el secado a campo del maíz tardío. “Más allá del cultivo en sí, hay implicancias para todo el sistema productivo”, explicó. Durante ese período se da una fuerte proliferación de malezas otoño-invernales de difícil control que se endurecen, desarrollan mayor pilosidad y quedan protegidas por los rastrojos tras la cosecha. “Esto obliga a repasar aplicaciones y muchas veces a hacer un doble golpe, con el consecuente aumento de costos atribuibles directamente al manejo del maíz tardío”, advirtió.
Cosecha anticipada: evitar vuelco, podredumbre y micotoxinas
Más allá de las malezas, Ferragutti también advirtió sobre la pérdida de calidad en los granos. En situaciones donde el llenado de grano se logra parcialmente en los asimilados de la caña, las plantas quedan debilitadas, aumentando el riesgo de vuelco ante tormentas. “En algunos casos extremos, puede quedar el 100 % del lote en el suelo”, señaló.
A esto se suma el avance de podredumbres de espiga, favorecido por ambientes húmedos y frescos. Hongos que ingresan durante el ciclo o tras heridas por insectos pueden producir micotoxinas, compuestos tóxicos que afectan la calidad del grano, tanto para consumo animal como humano.
Frente a este panorama, Ferragutti recomendó anticipar la cosecha a unos 35 a 40 días después de la madurez fisiológica, cuando el grano alcanza entre 18 y 20 % de humedad. “Esto implica contemplar la necesidad de secado y ajustes logísticos, pero los beneficios en términos de calidad e inocuidad lo justifican plenamente”, concluyó.
Decisiones más precisas para un cultivo cada vez más estratégico
El maíz tardío sigue siendo una herramienta clave en los esquemas de rotación, pero los datos compartidos en esta jornada invitan a ajustar prácticas que muchas veces se toman como estándar. Anticipar la cosecha, considerar los costos ocultos del secado a campo y elegir híbridos con mecanismos de compensación, son claves para mejorar no solo el rinde, sino también la sustentabilidad del sistema.
En la recorrida por ensayos a campo se observaron las interacciones entre híbridos, densidad y fertilización (HxDxF), ciclos de madurez y velocidad de secado de granos.
En dicha recorrida a campo, el Ing. Agr. Ricardo Melchiori del INTA Paraná señaló que los ensayos demuestran, de manera complementaria, los enfoques de ajustes de densidad y mecanismos de prolificidad en las interacciones de HxDxN (hibrido, densidad y nitrógeno) y sus efectos sobre el rendimiento a campo.
Adicionalmente, en otro de los experimentos se observaron (y debatieron) los resultados logrados sobre experiencias en las que se evalúan diferencias en maíces de ciclos de madurez cortos a largos en el rendimiento y secado de los granos.
“Se enfatiza en estas experiencias determinar la importancia de anticipar el secado en campo en hibrido de ciclos más cortos para anticipar la cosecha”. Esta mirada integral, de manejo y selección de híbridos según Melchiori, “es clave para tomar decisiones estratégicas para impulsar el cultivo de maíz tardío relegado en superficie de siembra en la provincia, en un contexto más amplio de la rotación y la intensificación de sistemas productivos”.
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