El peronismo bonaerense y una unidad prendida con alfileres en el homenaje a su fundador
En una fecha simbólica y sensible para la las fibras justicialistas, Axel Kicillof llamó al peronismo bonaerense a organizarse y a trabajar por la unidad de un proyecto político que enfrente al gobierno de Javier Milei pero logró, a medias, su cometido.
Desde la Quinta de San Vicente y a 50 años del fallecimiento de Juan Domingo Perón, el mandatario bonaerense ideó un acto y cursó invitaciones a múltiples actores que le ofrecieron respuestas disímiles.
Peronismo bonaerense entre alfileres: Presencias, ausencias y un mandato de cara al 2025.
El primero en marcar la cancha fue el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, quien el fin de semana hizo salir a su tropa a anticipar su faltazo y el de los intendentes y legisladores de su espacio – el jefe comunal de Navarro, Facundo Diz fue la excepción a la regla-.
Según dejaron trascender algunos de sus voceros, la decisión se tomó a fin de “no ser rehenes de ningún tironeo interno”.
La segunda clave fue la postura del titular del PJ bonaerense y líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, quien sí fue parte del convite pero se encargó de marcar la tirantez existente entre la agrupación que conduce y los jefes comunales más críticos que buscan la emancipación del “kicillocismo”.
Aunque la participación del diputado nacional y la llegada de La Cámpora al acto significó un guiño que le dio robustez a la actividad, Máximo Kirchner tuvo varios gestos con los que marcó distancia.
El principal fue el rechazo a la invitación de ser uno de los oradores en el evento, cuando su rol como titular del PJ lo ponía en el centro de la escena. Además de no hablar optó por no subirse al escenario, un mensaje proxémico con fuertes connotaciones políticas.
“Se lo convocó para la organización y La Cámpora fue parte de la avanzada y se lo invitó a subir al escenario pero optó por quedarse en las gradas” confiaron a Infocielo desde el entorno del Gobernador.
A Máximo Kirchner se lo vio en primera fila junto al exministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro y los intendentes Federico Otermín (Lomas de Zamora) y Mayra Mendoza (Quimes) entre otros.
Al escenario finalmente subieron Verónica Magario y dos dirigentes del interior que fueron oradores en el evento, en un intento por federalizar el mensaje ante el peronismo de todo el país: la senadora nacional por Catamarca Lucía Corpacci y el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, encargado de pedirle a sus pares que no busquen atajos y negociaciones individuales con el Gobierno: «Somos oposición y esa consciencia la tenemos que adoptar plenamente» advirtió.
A nivel sindical hubo presencia de dirigentes de la CGT y la CTA y de algunos de los principales gremios. Completaron el cuadro, intendentes, legisladores, ministros y funcionarios de la provincia de Buenos Aires.
Dejar la etapa denuncista y un llamado a la organización: el mensaje que bajó Axel Kicillof
El discurso de Axel Kicillof apeló al rescate de consignas y legados del General Juan Domingo Perón para ser reinterpretadas en el ínedito contexto que afronta el país con la llegada de Javier Milei al poder, una gestión a la que el mandatario provincial no se cansa de catalogar como un “experimento” pero que trastocó las lógicas de la práctica política y sus agentes.
En medio del debate interno de las diferentes tribus y la pugna entre aquellos que proclaman abandonar o superar el kirchnerismo y quienes se aferran a su legado ante el fracaso de la alternativa moderada sintetizada en Alberto Fernández, Axel Kicillof buscó hacer equilibrio.
En más de una oportunidad enumeró a Néstor y Cristina Kirchner junto los nombres de Perón y Evita y optó por polarizar con Javier Milei, un discurso mucho más cómodo para encontrar puntos de conexión y entendimientos.
“Fue un acto con un mandato importante, el de la unidad. No de los militantes sino la de los trabajadores y de los que creemos que la Argentina merece otra cosa” sintentizó, con su habitual tono conciliador, el ministro de Infraestructura bonaerense, Gabriel Katopodis.
En su rol de gestionador, Axel Kicillof definió un rumbo y trazó dos tareas: crear un escudo y una red “para proteger a los derechos que el Presidente ataca que reduzca daño social que causan sus políticas y sustituirlas en lo que podamos” y construir “junto a las fuerzas populares” una alternativa que permita “revertir la destrucción que está en curso».
“La libertad solo es posible si hay igualdad de oportunidades. La vida no es un mercado y la patria no se vende” interpeló ante los presentes.
Más allá de la retórica y de palabras que endulzan los oídos de la militancia, la discusión interna del peronismo aún no logra salir de su recursividad: quién y cómo define prioridades, los modos y cómo dirimir poder para legitimar nuevos liderazgos de cara al 2025.
Fuente y fotos: Infocielo
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