Qué lo sorprende todavía de la ciudad y con qué se ilusiona Pipa Gutiérrez

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Es la persona en quien confió Pepe Sánchez para darle la responsabilidad del día a día en la organización Bahía Basket. No pasa desapercibido Juan Pedro Gutiérrez, más conocido en el ambiente como Pipa, porque sus 2m06 lo destacan del resto y, también, por tratarse a estar altura del hombre de consulta permanente.

Con casi un año en la ciudad, ya tiene una visión de lo que pasa en el básquetbol bahiense, su cultura, pasión y desarrollo.

“Estoy descubriendo una sociedad muy volcada al básquet. Al mismo tiempo, me genera mucha felicidad ir a una cancha y ver que esté repleta de gente después de seguir durante dos años muchos eventos por streaming; quizá suena un poco romántico lo que digo, pero realmente me provoca eso», asegura.

Puntualmente Pipa se refiere a las definiciones de los torneos superiores, entre los que aparece como protagonista Bahía Basket, disputando las finales de Primera con Liniers.

“En los últimos días estuvimos acompañando el festejo de Facu Sastre, alguien que integra en el staff de Bahía Basket y que ascendió a Primera con Sportivo. ¡Tengo el privilegio de vivir en una ciudad que ama tanto este deporte! Obviamente, con los dolores de cabeza organizativos que trae. Por suerte -destacó- la semana pasada fue un problema de éxito en el Dow Center, porque vino más gente de la que esperábamos y afortunadamente estábamos preparados, porque teníamos lista una de las tribunas y con el espacio para desplegarla».

   —¿Para el lunes desplegarán más?

—Yo pregunto todo, porque para mí son todas primeras veces acá y todo el mundo me está diciendo que hasta puede llegar a llenarse el Casanova, con 3.500 lugares. Nosotros tenemos capacidad para 1.700 espectadores y algo más con los palcos y otros pequeños espacios comunes, pero esperamos que venga mucha gente y la pase bien. Estamos tratando de cuidar que salga un lindo espectáculo. Y después, esperando que los chicos saquen su mejor versión y llevemos la serie a un quinto partido.

   —¿Hay algo que te haya sorprendido del básquetbol bahiense?

—Lo que me sorprende es la cantidad de buenos jugadores que hay en Bahía. Después tenés el condimento que un porcentaje importante que no se dedican full time a esto, como pasa con los chicos de Bahía Basket. Pero me parece destacable que una ciudad tenga 22 equipos entre Primera y Segunda, que se van a extender a 27 con la participación de Punta Alta, además de la cantidad de chicos que tiene la mayoría de los clubes. Esto tiene mayor relevancia considerando que, si no me equivoco, sólo Villa Mitre, Bahiense y nosotros tenemos reclutados de otra ciudad. No deja de ser sorprendente la cantidad de muy buenos jugadores. A mi me gusta ir a ver jugadores, eso no te lo voy a negar. Entiendo que muchas de las personas están ligadas emocionalmente a sus clubes y cada uno tira para el suyo, pero la ciudad está volcada con el deporte y en estos partidos se ven un montón de neutrales en todas las canchas.

   —¿Qué opinión te merece la infraestructura?

—Quizá acá se nota un poco más el déficit, porque existe la necesidad de más horas de cancha. Pero es un déficit a nivel país, por lo que sería injusto aplicarlo solamente acá en Bahía. Por ejemplo, nosotros nos estamos rompiendo la cabeza para ver cómo podemos hacer para darle más espacio al básquet femenino y si bien podemos aportar a las selecciones bahienses algunos horarios disponibles, es finito el tiempo disponible de cancha. A veces, para poner más chicas y chicos a practicar este deporte, lamentablemente necesitamos construir más canchas. Inclusive, son problemas que, a este nivel, ya ni siquiera a veces tiene que ver con los clubes, sino con el espacio, con un tema municipal y de presupuesto. Hay margen para crecer.

   —¿Cuánto le está sirviendo a Bahía Basket la serie final con Liniers?

—Para los chicos está buenísimo tener sensaciones de todo tipo de cara a su desarrollo individual, del trabajo diario, de que a veces garpa y otras no, de que a veces el resultado lo demuestra y otras no, de la posibilidad de competir con niveles de estrés más altos y con diferentes tipos de presiones. Independientemente que nosotros en este proceso tratamos de bajarle los decibeles a todos, ellos lo viven, lo sienten y de alguna manera nos resulta positivo que lo experimenten. Para nosotros, desde el Dow Center, es una gran oportunidad de generar el contacto con la ciudad, que vengan a ver básquet y un buen espectáculo.

El abrazo con Gabriel Novaes.

   —¿Los ayudó, por todo lo que mencionás, que no los barrieran?

—Totalmente. Más allá que los jugadores y cuerpo técnico son quienes están más enfocados en el resultado, y es lógico, a mí, particularmente, me gusta la idea de que, se gane o se pierda, los chicos terminen la temporada con la sensación de que se compitió hasta el último momento. Todavía estamos con chances de ganar. Obviamente una serie larga nos viene bárbaro por la condición física, pero por otro lado, Liniers tiene muy buenos jugadores, con muchísima experiencia y nos lo hicieron notar. Si hay algo que me quedó del Mundial de China 2019, es que la selección Argentina jugó de manera brillante todos los partidos hasta la final, en la que no salió nada, no se pudo competir contra España y seguramente esos chicos hayan quedado con un dolor inmenso. Y me hubiera sentido muy parecido si perdíamos la serie 3-0, porque probablemente nuestros jugadores iban a pensar que esa era la última imagen, y nada que ver. Nuestro equipo tuvo una gran evolución. Me alegra que hayamos ganado, más que nada para certificar ese proceso.

La historia continuará mañana lunes, a las 20.45, en el Dow Center, con el cuarto partido de la serie que tiene 2-1 arriba a Liniers. ¿El Chivo se llevará las redes del Dow Center o habrá quinto juego…?

Fuente e imagen: La Nueva / Fernando Rodríguez

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