Un informe del especialista Ignacio Iriarte advierte que, a raíz de las actuales restricciones a las exportaciones, la Argentina pierde unos 100 millones de dólares mensuales ingresos de divisas. «El problema no es el precio de la carne: es la caída de los ingresos reales de los argentinos», señaló.
Asimismo, el informe señala que en julio una oferta ganadera inferior a igual mes del 2020, con una caída de entre 10% y 12%, le pone un límite al retroceso en el precio de la hacienda. En efecto, con la limitación de las exportaciones, la cantidad de carne disponible para el mercado local sube unos 5-7 kilos, para llegar hasta los 52 kg per cápita equivalente anual.
Además, el trabajo destaca que el precio promedio de la hacienda en los últimos 75 días cay 10% en términos nominales y 16% en términos reales (comparado con la inflación), lo que significa una merma no inferior a los $ 10.000 millones en la facturación mensual del ganado para faena. Así, los precios al mostrador subieron 15% desde junio, mostrando cierta estabilidad -con una ligera tendencia a la caída- en julio.
«Pero esta baja del precio al productor no convence a las autoridades, que ahora se preguntan: para levantar o mitigar el cierre de exportaciones, la baja del precio de la carne ¿debe computarse en términos nominales o en términos reales?», señaló Iriarte.
Y explicó que ese conflicto será «difícil de soslayar en los próximos meses y años: una producción de carne estancada o en retroceso, una demanda internacional muy firme en volumen y en valor, y un poder adquisitivo de la población local que no hace otra cosa más que caer».
«El problema no es el precio de la carne, es la caída de los ingresos reales de los argentinos», señaló. Y agregó que ese razonamiento «sirve para la carne, el pan, la leche o las tarifas de los servicios públicos».
Según los registros del Ministerio de Agricultura, el stock ganadero al 31 de diciembre del 2020 totalizaba 53,5 millones de cabezas, unos 943 mil animales menos que a fines del 2019. «Esta caída del stock, del orden del 1,7%, no sorprende, pero sí llama la atención tanto una caída muy moderada en el número de vacas (93 mil cabezas, -0,4%) como la notable reducción en el stock de terneros y terneras, unas 650 mil crías menos (-4%) en relación a diciembre del 2019», explicó Iriarte.
En efecto, esta merma en la cantidad de terneros, que resulta casi el doble de lo esperado, estaría reduciendo la capacidad de faena y de producción de carne de la ganadería argentina en unas 150 mil toneladas anuales. «Todavía está unos 5,5 millones de cabezas por debajo del máximo alcanzado antes de la intervención K y de las secas 20072009», explicó.
Y finalmente advirtió que «teniendo en cuenta la política ganadera implementada por la actual administración, parece difícil que el stock bovino se recupere en los próximos años».
BCR News