Las retenciones resultan un instrumento pragmático de la economía. Ha habido momentos tanto de una alta actividad de este impuesto como no. En los 90, había más de 14 millones de hectáreas siendo hipotecadas, campos rematados. Hemos tenido ideas para tratar de salvar a aquellos productores que no podían hacer frente al pago de sus deudas, donde las retenciones eran inexistentes.
En otros momentos del país, se han aumentado para asegurar ingresos fiscales y tender hacia el equilibrio. Allá por el 2002, durante la salida de la convertibilidad, donde estaba a la luz la crisis que se vivía, hubo que volver a cobrar el impuesto a las exportaciones. A partir de ahí, también han variado los precios internacionales de granos, generando que el productor no sintiera el mismo impacto que cuando no había retenciones, teniendo que endeudarse por no poder mantener a su familia ni renovar maquinaria y recursos.
Cuando estuve a cargo de la Secretaría de Agricultura de la Nación, hemos visto cosecha récord de trigo, maíz y mantenido la cifra de la soja. El productor se ha podido expandir en terreno y maquinaria con fuertes inversiones incluso habiendo un marco de retenciones. En tanto, queda en evidencia que las retenciones pueden ser un obstáculo o no, dependiendo de la circunstancia.
Tenemos que apuntar a la justicia del sistema fiscal, que sea equitativo y adecuado; que la igualdad sea entre los iguales. El sujeto debería ser el productor agropecuario de forma segmentada; plantear «retenciones sí» o «retenciones no» es plantear al campo como un fenómeno homogéneo y uniforme, lo cual no es funcional a la inventiva de políticas públicas idóneas para expandir esta actividad económica.
En resumen, las retenciones resultan de un instrumento importante si se aplica de manera diferenciada para equilibrar una competencia y una distribución de renta justas entre los productores. Hoy en día la mayor parte de la agricultura pampeana se realiza sobre campos alquilados, por lo que es necesario poner en igualdad de condiciones a los productores más pequeños con respecto a los más grandes.
De no ser así, la concentración que se está dando en el mundo en materia agropecuaria presentaría un riesgo de distorsión social, que todos analizan, más grave. Entonces, se generan políticas y programas de resguardo siendo así las retenciones, tratándose de manera diferencial, una herramienta sustancial que establece dicha dirección.