Panorama político bonaerense: El incómodo expediente PASO
La embestida para eliminar las elecciones primarias del año próximo, que el presidente Alberto Fernández bendijo a pedido de los gobernadores, tendrá un correlato bonaerense por lo menos dificultoso. El gobernador Axel Kicillof la acompaña, aunque de modo poco enfático porque no siente que forme parte de su agenda, mientras que la mayoría opositora en el Senado preanuncia una negociación ardua si se buscase trasladar ese esquema a la Provincia.
En modo en que surgió el anuncio –tras un asado del Presidente con gobernadores peronistas y afines en Olivos-, sumado a algunos pronunciamientos previos, da cuenta de que se trata de un pedido de todos los mandatarios provinciales, excepto de los opositores. Y, casi, tampoco de Kicillof: en su entorno afirman que aunque no se opone, pero solo se plegará si la movida se transforma en una ola política que incluya algún nivel de acuerdo nacional.
De hecho, en este punto hay que hacer una diferenciación para entender el expediente PASO desde la provincia: eliminarlas para la categoría de diputados nacionales, la más taquillera de la elección 2021, es una operación en la que Kicillof no tiene un rol importante. Al él sí podría caberle, en todo caso, un papel en una réplica de ese plan para las categorías bonaerenses de la elección, lo que exigiría una aprobar ley provincial, lo que tampoco está entre sus objetivos inmediatos.
¿Pero qué ocurriría si de todos modos el gobernador buscase avanzar en la provincia, o si lo hiciese algún legislador del oficialismo? En principio, chocarían con el mismo obstáculo que ya se interpuso otras veces en sus planes políticos: la mayoría de Juntos por el Cambio en el Senado. Ese bloque expresará el único acuerdo fuerte que por estas horas hay en ese espacio en materia de estrategia para la elección de 2021: eliminar las PASO no les conviene y se opondrán duramente.
Esa posición tiene que ver, claro, con el cálculo político. 1) A JpC eliminar la PASO los complica porque en tanto oposición está sumido en una dispersión de líneas internas que la elección ayudaría a resolver sin fugas. Ese espacio ni siquiera tiene previsto hoy, en su reglamento, un modelo de interna propia por fuera de la que establece la ley. 2) No existiría la usual pérdida de votos “útiles” entre las PASO y la general en fuerzas afines.
Para llevar a la práctica el primer punto, el caso de Emilio Monzó es un buen ejemplo. El expresidente de Diputados juguetea hace semanas con la idea de armar un “tercer espacio” si se impone la tónica refractaria a los acuerdo con sectores peronistas de Mauricio Macri. Y esa intención podría verse reforzada si ni siquiera existe una interna. Para lo segundo, hay que recordar las perfomances electorales de Margarita Stolbizer o José Luis Espert.
Una trama enredada
Eso no quiere decir que las cartas ya estén echadas. La oposición sabe que en medio de la pandemia el clima social podría jugar en favor de la idea de no ir a votar dos veces. Por eso, ya hay quien asegura que preparan una posición negociadora que podría incluir como moneda de cambio la boleta única papel, que el peronismo no quiere, junto con alguna garantía para que pueda hacerse una interna partidaria que los ayude a resolver sus tensiones.
En una Legislatura un poco sorprendida por el repentino impulso al plan que surgió de la reunión de Olivos, algunos imaginan incluso un “paquete electoral” que incluya la espinosa cuestión de la reelección de los intendentes, un tema que por estas horas sube de tono en el oficialismo con operaciones para involucrar en la movida que a algunos referentes nacionales que hasta ahora han sido prescindentes.
La cuestión llega, para más complejidad, en medio de otra negociación: la del Presupuesto, que experimentó alguna aceleración luego de que Kicillof y María Eugenia Vidal retomasen el diálogo (el chat) personal. Hay una chance, incluso, de que se trate el jueves 17. Si se da, será porque se destrabaron las dos cuestiones donde ahora pivotea la negociación: una contraoferta del oficialismo que acepta otorgar a la oposición la mitad del monto de obras que pide y casi todos los 24 cargos, con la condición de que explicite para qué espacio interno irá cada uno. Esta última cláusula la incluyó el Gobernador pensando en cómo fue la negociación de principios de año por la ley de impuestos, que implosionó, según su mirada, por el rol interno que asumió Jorge Macri en ausencia de Vidal.
Antes de esa fecha clave, Kicillof tenía previsto un golpe de efecto: el sábado 12 –horas después de cumplir un año en el cargo- iba a encabezar una mega foto de unidad en el Estadio Único de La Plata, con Máximo Kirchner y Sergio Massa presentes, además de intendentes y jefes parlamentarios oficialistas y opositores. La excusa institucional: el anuncio de una medida de contención social para las fiestas. Pero el forzado aislamiento –el tercero- de Kicillof obligó a reprogramar la movida.
Fuente: DIB /Andrés Lavaselli
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