En Coronel Suarez los MILAGROS existen
Tras la fuerte tormenta de viento un eucaliptos de gran envergadura aplasto un auto con sus ocupantes dentro y salieron vivos
Segun reproduce el sitio nuevodiadigital.com, “El que estaba en el medio, en el asiento de atrás, en un momento dijo, che se cae la planta”, fueron las palabras del dueño del automóvil Toyota Fielder, patente FQV 574, color gris metalizado, Cristóbal Durrieu, de 34 años, quien se encontraba junto a un grupo de compañeros en el Polo Club Coronel Suárez, en oportunidad en que se estaba jugando la segunda fecha de la Copa Lo Redomones.
El impresionante hecho sucedió ayer poco antes de las 17:00, cuando los jugadores y espectadores del partido de polo se refugiaron en los vehículos apostados alrededor de la cancha, debido a la tormenta que se desató en ese momento en la ciudad. Al Toyota Fielder subieron cuatro jóvenes, dejando la puerta trasera derecha y la delantera del conductor abiertas, lo que les permitió a algunos salir del vehículo. Uno sólo quedó atrapado y pudieron sacarlo ilesos. En realidad los cuatro resultaron ilesos, y a juzgar por las imágenes, resulta un verdadero milagro que no hayan sufrido lesiones de algún tipo. Quienes acompañaban a Durrieu dentro del auto eran Benjamín Araya (h), Diego Rovaletti Lagos y otro joven de apellido Perkins.
Inmediatamente se convocó a los Bomberos Voluntarios, que acudieron al rescate, junto con la ambulancia, que se llevó al que había quedado atrapado para una revisación de protocolo.
Las imágenes son elocuentes, y verdaderamente resulta sorprendente que de semejante aplastamiento hayan salido sin lesiones.
Otro joven, que observaba como los bomberos realizaban las tareas de cortar ramas para facilitar la labor de una pluma, que se encargó de sacar el árbol de arriba del automóvil, comentó que “yo veía como el árbol se iba cayendo lentamente contra el auto y le comenté a un amigo”.
Fueron unos segundos. Debe ser indescriptible en palabras la sensación de la persona que quedó atrapada unos minutos adentro y vio como se venía semejante eucalipto encima del auto. Afortunadamente puede contar la anécdota y el dueño, sólo lamentar que los daños los sufrió el Toyota Fielder.
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