En 25 de Mayo detienen a una mujer que fue autora de la muerte de su marido
La ex esposa de un productor agropecuario de 69 años, asesinado en noviembre del año pasado en la localidad de 25 de Mayo, fue apresada de “pagar” para concretar el crimen.
(larazondechivilcoy.com.ar)El asesinato de Rafael Almiroty, productor agropecuario de 68 años ocurrido el 22 de noviembre pasado en la ciudad de 25 de Mayo, para la Policía está «totalmente resuelto”. En operativos realizados en los últimos días detuvieron a los tres partícipes. Fue aprehendida la esposa de la víctima, Blanca Alicia Díaz Villalba (60 años), quien habría contratado como sicario a Aldo Pérez (31), detenido en Fuerte Apache. Y en Merlo arrestaron a Walter Cártula (28), remisero quien habría trasladado al autor material y que estaría acusado por encubrimiento.
Cuando el hombre apareció muerto en la casa en la que vivía en la ciudad bonaerense de 25 de Mayo, su esposa llamó al 911 y denunció que lo habían asesinado para robarle. La víctima era un productor agropecuario y ella, supuestamente, se encontró con la escena trágica al volver a su hogar. Bajo la hipótesis del asalto, la historia –ocurrida a finales de noviembre pasado– podría haber quedado entre una más de las tantas. Sin embargo, el caso dio un giro sorprendente: la viuda fue arrestada acusada de mandar a matar a su marido. Y junto a ella cayeron el presunto sicario y un cómplice.
El nudo de la historia se desató el fin de semana, tras dos meses de investigación y una sospecha sobre el entorno familiar que crecía hora tras hora. La muerte de Rafael Almiroty (68) ocurrió el 23 de noviembre del año pasado en su casa de 25 de Mayo, a 220 kilómetros de Capital. Tras el aviso al 911, la Policía lo encontró tirado en el piso. Le habían cortado el cuello.
Blanca Alicia Díaz Villalba, su esposa, lucía desconsolada. Sin embargo, ya las primeras pericias generaron dudas: en la casa no se notaban aberturas forzadas ni desorden. Tampoco faltaban objetos. Lo único que los peritos no hallaron fueron el arma con la que habían degollado al productor agropecuario y su teléfono celular.
Rápidamente los investigadores se enteraron de que Almiroty y su mujer vivían prácticamente separados. El alternaba entre la casa de 25 de Mayo y un campo que tenía en la localidad de Ugarte. Díaz Villalba, en cambio, pasaba sus días en Buenos Aires y recibía la visita de su marido (con quien tenía dos hijas) los fines de semana.
Con un escenario tan extraño, la primera medida que tomó la Justicia fue buscar pistas sobre el móvil del crimen y sus autores en los teléfonos celulares del círculo íntimo, cuyos integrantes ya habían pasado a ser sospechosos.
En ese momento los investigadores también se enteraron de que semanas antes el productor agropecuario había sido asaltado en su estancia, «La Juanita”, de donde le habían robado 20 mil pesos. Aquella vez la víctima había denunciado que uno de los asaltantes le había dicho a su cómplice: «A este hay que matarlo”.
Paralelamente, el entrecruzamiento de los llamados de los celulares familiares abrió el camino hacia el desenlace. Así, descubrieron que un hombre de 31 años, oriundo de Ciudadela, habría recibido dinero de parte de Díaz Villalba para matar a Almiroty. Y que un remisero de 28 años habría trasladado al sicario hacia el lugar del asesinato.
El último fin de semana la Policía dio finalmente el golpe. Al sicario lo atraparon en una casa de «Fuerte Apache” (en Ciudadela) y le secuestraron 15 cuchillos y tres celulares. Simultáneamente, agarraron al remisero en la localidad de Merlo. Al otro día cayó la esposa de Almiroty.
La mujer no esperaba a la Policía. De confirmarse las sospechas, podría ser condenada a prisión perpetua.
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