EL CIELO EN PANDEMIA
Un intercambio con Manuel Librandi, voluntario en los vuelos especiales de Aerolíneas Argentinas.
Acostate donde sea que puedas apuntar la vista hacia un poco de cielo. Lo que puedas ver desde tu lugar. La espalda contra el piso. Los pies descalzos. Miralo. ¿Qué ves? Acá está despejadísimo. Ni una nube. Celeste intenso, casi azul. Inmenso. ¿Cómo se verá desde una cámara cenital desde allá arriba? Acá estamos, divididos por tapiales, por paredes. Encerrados en estas figuras geométricas tan distintas, tan iguales. Tan grises.
Pero mirá para arriba. Compartamos un rato este cielo.
Mientras que Aerolíneas Argentinas anuncia la segunda etapa de operaciones especiales, con el primer vuelo el 8 de abril a Bogotá, acá nos enteramos sobre los primeros casos con COVID 19. Acá es 9 de Julio, provincia de Buenos Aires.
El 27 de marzo Aerolíneas publicaba una programación especial desde Miami, dando así por terminada una operación que posibilitó el regreso a casa a más de 14 mil argentinos. Por esos días se hacía viral una frase de la economista Julia Strada: “te cuida el Estado, no el mercado”. Por esos días, también, nos dimos cuenta al menos un poco más de la importancia del otro. Sí importa que el otro se enferme. Aunque siempre tendría que haber sido así. Sí, importa. También, por esos días vi en las redes sociales una foto de Manuel en uno de los vuelos de repatriación. Manuel, aparte de ser de acá, es una de las personas que más me hizo reír un día cualquiera en Buenos Aires. Me dolía tanto la panza de la risa. Con ese recuerdo me animé a escribirle. Quiero saber. Quiero también contarle que me alegró el día, me paré de golpe al ver la foto, tuve una sensación maravillosa en un día intenso de cuarentena.
Manuel Librandi, tripulante de cabina de pasajeros de Aerolíneas Argentinas, es uno de los voluntarios de los vuelos especiales realizados para traer de regreso a muchísimos argentinos. También es el mayor de cuatro hermanos e hijo de Estela y Marcelo, a quienes extraña más allá del contacto virtual. Como también extraña a sus amigos, el mate y los encuentros. Si hay algo que nos atraviesa en esta cuarentena tal vez sea eso, extrañar.
Pero hoy, tenemos este cielo.
“Qué felicidad verlos”, le dijeron a Manuel en uno de los tres vuelos especiales de los que, hasta ahora, fue parte. “Creíamos que este momento no llegaba más”. Manuel guarda en sus recuerdos esa gratificación por la tarea cumplida, por estar ahí para otro. También se detiene en el silencio, cuando cuenta que generalmente siempre hay ruido de pasajeros interactuando, charlando, pero en estas ocasiones hay una increíble calma. “Por un lado, lo traduzco como la tranquilidad de los pasajeros de ya estar regresando a sus hogares, y por otro, la incertidumbre que a todos nos genera estar viviendo una situación tan atípica”, comparte.
Aerolíneas Argentinas fue nacionalizada en el año 2008, cuando el Congreso convirtió en ley el proyecto del oficialismo que habilitó al Estado a expropiarla, luego que el gobierno denunciara el vaciamiento, del grupo español Marsans (a cargo desde el año 2001 cuando fue privatizada). Manuel trabaja en Aerolíneas desde el año 2013, cuando tuvo la posibilidad de aplicar y de entrar luego de pasar por un exhaustivo proceso de selección de cuatro etapas, en las cuales fueron seleccionadas 300 personas de entre más de 10 mil postulantes. Siempre trabajó en la industria del servicio. Desde que se mudó a la Ciudad de Buenos Aires, en el año 2007 trabajó en la industria hotelera, hasta que se interesó por la aviación. En 2012 terminó la licenciatura en Turismo en la Universidad del Salvador.
Manuel explica que arriba del avión pone en práctica sus años de experiencia en servicio, como así también los idiomas que fue aprendiendo a lo largo de su formación académica y que aún hoy sigue perfeccionando. En su relato, regresa a su ciudad natal: “Estudié inglés desde los 10 años con Lili Arana (a quien aprecio muchísimo) en el Paddington. Luego a los 14 años comencé francés con Sylvie Escobedo también en 9 de Julio. Realicé un intercambio de un año con el Rotary Club a Estados Unidos por lo que toda la cursada del último año fue en inglés. A mi regreso, comencé a estudiar italiano y portugués”. Siguió perfeccionando los cuatro idiomas a partir de un intercambio a Italia, donde cursó un semestre de clases intensivas en la facultad de Traductores e Intérpretes de Trieste “La verdad que la sonrisa de los extranjeros al hablarles en su propio idioma es muy gratificante. Si bien uno toma la decisión de viajar, en todo momento está esa sensación de melancolía por su lugar e idioma, y encontrarse con alguien con quien no tenés que estar haciendo señas o intentar adivinar qué es lo que se quiere decir, da un valor agregado muy valioso a la experiencia de viaje”.
Desde que se decretó la cuarentena, el plan de vuelo está sujeto a modificaciones. Es decir, se va enterando cada día, de acuerdo a las medidas del Gobierno. “Estamos viviendo el día a día, pero creo que como la mayoría de todas las personas en el país y en el mundo”, sostiene mientras comparte que espera que este tipo de situaciones nos hagan más empáticos como sociedad.
En la charla, vuelve al plan de vuelo: motivado como el primer día en Aerolíneas Argentinas, explica que la preparación siempre es similar considerando el rol de seguridad, aunque existen muchas variables, desde la cantidad de pasajeros, hasta cuestiones climáticas. Asimismo, destaca el valor humano que hay en la compañía.
“Realmente Aerolíneas conforma una gran familia de la cual tengo el orgullo de pertenecer. Hace dos años atravesé una situación familiar muy difícil, y sentir la contención de todos mis compañeros y sectores de la empresa fue de muchísima ayuda para atravesar esa situación. La verdad me siento privilegiado en poder desarrollarme profesionalmente en mi país, y una compañía tan emblemática como es Aerolíneas”.
Manuel todavía no se acostumbra y no se va a acostumbrar a la sensación de adrenalina en el despegue y aterrizaje de cada vuelo. Tampoco a extrañar. Aunque sabe que es algo transitorio. Como todos. Como este cielo sin ninguna nube.
Por Teresita Regueiro / Lic en Periodismo
Para El Regional Digital
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