De contador a artista y de las calles de Buenos Aires a los Hereford de San Martín de los Andes
Darío Mastrosimone es artista. Pinta desde San Martín de los Andes y se inspira en la naturaleza, esa que parece estática pero que está en constante movimiento. Pinta porque soñó pintar, porque se atrevió a desafiarse y pinta porque es feliz.
Este jueves 12 de septiembre pintará un cuadro en vivo a las 12 del mediodía, en la Exposición del Centenario de Hereford, que se lleva a cabo hasta el 14 de septiembre, en el predio ferial La Rural de Palermo.
Pero para entender por qué este artista se atrevió a evolucionar, primero hay que entender quién fue y quién es.
¿Cómo arrancaste a pintar? ¿Solo pintás Hereford o todas las razas?
“No, pinto de todo. Mi relación con la Hereford es que vivo en las afueras de San Martín de los Andes y ahí, en el entorno, hay mucha Hereford. Pinto de todo, pero en muchos de mis cuadros la temática es esa. Básicamente uno trata siempre de pintar lo que más conoce, lo que más te atrae, lo que le encontrás un nexo bello afectivo”.
¿Cómo nació la pasión por el arte?
“La pasión por el arte siempre nace de chiquito y nace como una forma de expresar todas las cosas que tenés adentro. En mi caso, yo era el típico gordito introvertido que no expresaba por otros lados, que no era bueno para el fútbol. Bah… no era bueno para ningún deporte y canalizaba por el lado de la pintura.
Y bueno, la vida te va llevando. En un momento de mi vida me dediqué a otra actividad totalmente diferente pero siempre la pasión que te queda de chiquito guardada es lo que terminás expresando y hace 20 años que vivo exclusivamente del arte”.
¿Qué otra actividad?
“Fui contador. En otra vida fui contador y sinceramente ser contador no solo que no me gustaba, sino que me traía muchos problemas morales, espirituales, mucha dicotomía entre lo que quería ser y lo que era. Estaba muy dividida mi vida entre pintar, que era lo que me gustaba, lo que me apasionaba, lo que había estudiado en un montón de talleres y mi profesión de todos los días.
La angustia de los domingos a la noche cuando yo tenía que volver al estudio el lunes a la mañana era tremenda, hasta que en algún momento uno explota y decide cambiar el tipo de vida. Así fue que me fui a vivir a San Martín de los Andes y decidí vivir exclusivamente de la pintura”.
Ese cambio de vida, de realidad, de ambiente, de vocación, de dejar atrás todos esos fantasmas después de 20 años, ¿Se ve de una manera completamente diferente?
“Sí, sinceramente yo le doy gracias a Dios todos los días el haber podido cambiar de vida. O sea, cuando cambias así de vida te cambia toda la vida. Te cambia tu relación con tu esposa, con los chicos, la forma de ver y la forma de relajarte.
Te sacas el estrés y realmente te sentís que estás haciendo lo que amás. Cuando hacés lo que amás es como que no trabajás. Estás libre de un montón de cosas”.
El arte, en cualquiera de sus facetas, necesita amor. Puede ser una canción, una pintura, una escultura, etc. Pero siempre necesita contar algo que uno siente. ¿Cómo es ese proceso cuando terminás un cuadro? ¿Esperás venderlo o que alguien aprecie como vos esa pasión?
“Es todo un tema ese, porque el arte lo arrancás con esa pasión de querer superarte y un cuadro lo arrancás con esa necesidad de decir cosas. Encontrás un tema nuevo, afuera en el paisaje de San Martín de los Andes que es muy fuerte y entonces siempre un cuadro te arranca con un motivo pasional.
Uno decide vivir del arte y, en la necesidad de vivir del arte, tenés momentos de soledad en el atelier escuchando música clásica y pintando, y también el tiempo para venderlo, no te queda otra.
Mi vida siempre se trata de encontrar un equilibrio. Dos meses pintando y después una muestra, una exposición en una galería de arte, venir acá a La Rural, que te conozcan, etc.”
A la larga, ese gordito que no podía expresar las cosas de otra manera… ¿Hoy se puede expresar gracias al arte?
“Sí, sí, te aseguro que sí, cambió muchísimo todo. Cuando haces realmente lo que sentís, la pasión que tenés adentro, te libera de un montón de traumas y de miedos. Y yo siento que expreso, digo mucho con el arte y también eso me dio la confianza de hablar, cosa que antes no hacía.
Por Facundo Mesquida / Asoc. Hereford Argentina . -Imágenes Asoc. Hereford Argentina
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