Cómo alcanzar más kilos de carne en la Cuenca del Salado
Un recorrido por el planteo productivo del establecimiento La Trinidad, ubicado en el partido de Magdalena, Provincia de Buenos Aires, en donde se realizó una nueva jornada a campo del IPCVA el pasado 31 de agosto.
Con la mirada puesta en alcanzar 350kg/ha, aunque por ahora producen 230 kg/ha, los propietarios de “La Trinidad” apuntan a explotar al máximo el capital ganadero de la empresa, ubicada sobre la Ruta 36, Kilometro 80,3, en cercanías de la ciudad bonaerense de Magdalena, al sudeste de la Capital Federal.
Allí, el pasado 31 de agosto, el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) llevó a cabo una nueva jornada a campo bajo la consigna “Valor agregado en la ganadería, Cuenca del Salado, produciendo carne de calidad”, en la que participaron unas 500 personas entre productores, técnicos y estudiantes.
Es por ello que en la apertura, el presidente del IPCVA, Juan José Girgera Naón, agradeció la familia Pertino propietaria del campo, “por facilitar el establecimiento al abrir las tranqueras y permitirnos mostrar la forma en que se trabaja y, lo que se puede hacer de forma eficiente, en una zona con campos difíciles”.
La empresa
La empresa familiar está formada por un directorio integrado por Ana, Guillermina, Cecilia y Miguel Pertino, los cuatro hermanos. La administración está a cargo de Miguel y el encargado es Martín Labaronnie, quien también maneja el campo La Florida, junto con Franco Lombardo.
El emprendimiento ganadero tiene dos campos, uno La Trinidad, con 300 ha, y la Florida, con una superficie de 630 ha, también sobre la ruta 36.
El negocio ganadero de La Trinidad se concentra en la cría y recría de ganado Angus negro y colorado, además de una cabaña en la que se producen vientres y terminación de toros. En La Florida, también se producen vientres de cabaña, recría de hembras y de toritos. Además, se practica la recría y engorde de hembras y machos de rodeo general. El establecimiento, tiene en la actualidad 650 vientres y 1.450 animales en total.
Por otra parte, desde hace algunos años se incorporó a la cabaña un rodeo con 20 vacas y vaquillonas Wagyu, con el objetivo de alcanzar a las 50 hembras de la raza asiática.
La actividad ganadera se inició con un rodeo vacuno de cría, pero el objetivo apuntaba a lograr una mejora genética, que permitió vender vientres preñados y años más tarde, toros.
“Luego de la recría de machos y hembras que se realizan en La florida, en La Trinidad recibimos los toros de dos años para venderlos”, explicó Miguel Pertino.
El manejo
El manejo del campo comenzó con las promociones de ryegrass. “Luego se empezó a hacer pasturas de calidad en los potreros con pasto ovillo, donde se hacía ciclo completo y se terminaban los novillo. Como los suelos son muy pobres, sobre todo en fosforo, se comenzó a utilizar fertilizante y, se hicieron muchos esfuerzos para controlar las enfermedades endémicas en la zona como la brucelosis, de la que somos libres hace más de 20 años”, describió el productor.
“Nuestro plan es ganadero y pusimos el foco en seleccionar la genética, porque comprábamos animales muy lindos, pero cuando los traíamos a producir nos encontrábamos con pelo de chancho (pasto), duranillo blanco y los resultados no eran los que nosotros queríamos. Teníamos una vaca que pesaba 600 kilos y a la hora de preñarla quedaba vacía”, dijo.
Por las características de los campos de la zona, para tener vacas primero hay que tener pasto: “Nosotros somos ganaderos y sí hacemos cría, recría, engorde, tenemos que hacer pasto, balancear la cadena de forrajes y hacer pasturas perennes y después de varias pruebas vimos que lo que mejor anda es la festuca”, explicó Pertino.
“Hoy estamos en 230kg/ha de carne, podríamos producir algo más, pero me recomiendan bajar la carga/ha, entonces la manera de crecer, es ponerle valor a lo que hacemos, tener un ternero mejor, lograr un novillo distinto y armar un convenio para vender nuestra producción a alguien”, aseguró el cabañero.
Cadena sólida
“Para lograr una cadena forrajera sustentable nosotros hacemos 60% de pasturas balanceadas, 20% de promociones de Ryegrass y 20% de campo natural. Los corrales de inicio y recría se complementan con reservas forrajeras”, detalló.
De acuerdo al presupuesto forrajero, el establecimiento tiene una demanda de pasto bastante pareja a los largo del año y solo sobra pasto en primavera, que es lo que pasa en todos los campos.
En el circuito forrajero las vacas se destetan entre febrero y marzo y se las mandan a los lotes de restricción, donde “le damos de comer rollo o algún rastrojo y, a media que van pariendo pasan a comer mejor, porque las queremos preñar, se les hace inseminación a tiempo fijo (IATF) y se repasan con un toro”, comentó.
“En la recría a los animales le damos lo mejor que tenemos, pasturas o promoción de Ryegrass y se suplementan eventualmente con silo de maíz, porque es la manera de producir más carne», añadió Pertino.
Este año, por el impacto de la seca en la empresa se vieron obligados a hacer la recría en corrales y se les dio a las hembras y a los machos silaje de maíz de autoconsumo, con una suplementación proteica como expeler de soja.
“A los toros también se les dio de comer lo mejor que tenemos en forraje y silaje de maíz, pero este año decidimos no darles más concentrados, porque creemos que la salud de los toros es muy importante porque deben criarse y producir en el mismo medido donde estarán. Los descartes se termina a corral, pero siempre se recrían a pasto” explicó.
En el servicio del período 2020/2021, con 190 vacas la preñez alcanzó al 90%. En la Trinidad, con IATF se preñó el 51%, con el destete de 155 terneros, que presentó el 81,5%, con pérdidas del 9%. El servicio en las vaquillonas se hace a los 15 meses y paren a los dos años.
“Este año tuvimos 90% de preñez y es lo mínimo que esperamos, a veces lo logramos con resultados holgados y a veces no, como ya ocurrió en el pasado”.
La producción de carne se ubica en los 230 kg/ha, la mitad es aportada por la cría con los destetes y la otra mitad la suman los toros. Los toros comen bien el pasto que le damos y también silo de maíz, porque necesitamos que ganen 1kg/día, desde que llegan al establecimiento en febrero, hasta que salen a la venta en agosto y nos aportan una muy buena producción de carne.
Núcleo genético
A partir de 2006, los propietarios de La Trinidad invirtieron en genética: “Trajimos algunas vaquillonas de pedigree, algunas preñeces de embriones, además de comprar unas vacas. En ese momento decidimos cerrar el rodeo y comenzamos a realizar nuestras selección a través de semen, elegimos nuestros padres porque queremos verlos cuando nacen y en función de eso, armar con la selección genética el camino queríamos seguir”, consignó el productor.
El establecimiento tiene en la actualidad vacas puro pedigree, puras controladas y otras están en un proceso de absorción. El objetivo es llegar a vacas puro de pedigree en La Trinidad y, en La Florida, puras controladas.
Las Wagyu
Además, la empresa posee un rodeo de vacas y vaquillonas Wagyu, con el objetivo de llegar a 50 hembras.
Todo comenzó cuando importaron 30 embriones de Uruguay que eran la primera generación de animales australianos Waguy fullbllog, denominación que se les da a los animales que se les puede seguir su pedigrí completo hasta llegar a uno de los únicos 35 ejemplares que salieron originalmente de Japón.
La característica principal de la raza es que infiltra alta proporción de grasa dentro del músculo (vetado o marbling) “que genera una carne tierna con un sabor distinto y que es muy buscada por consumidores que están dispuestos a pagar más por su costo de producción”, describió Miguel Pertino. Para el manejo, son animales de bajo peso al nacer.
El costo alto está en que son animales que se faenan a los 700 kilos, por lo que demandan alrededor de 4 años de cría y recría con una terminación a corral que puede ser de hasta 10 meses. “Hay que darles de comer muy bien a las madres”, dijo el cabañero.
A través de estos años, en La Trinidad lograron hacer un núcleo genético, con el cual logran “resultados de faena excelentes”, según explicaron. Además se agruparon con otros criadores para alcanzar un volumen de poder entregar 12 a 15 novillos por mes a dos frigoríficos exportadores. “Es un negocio más largo y más costoso pero si sale bien se factura mucho más”, dijo Pertino. Graficó que pueden conseguir sobreprecios de 2,6 veces el índice del Mercado de Hacienda.
“La diferencia es que en el negocio tradicional el novillo vale 20 dólares y el nuestro vale 100, o 200 o 300 si se lo vende al mejor restaurante de Puerto Madero o si se lo exporta a España. Y dejamos de ser tomadores de precios sin poder valorizar nuestra producción”.
Genética a medida
“La genética es acumulativa, porque a través del tiempo los genes se instalan en el rodeo, es barata porque, además de llevarse el toro desde los reproductivo, incorporamos genética, además de preñar a las vacas”, explicó el médico veterinario, Alberto José Prando, consultor privado, que también fue convocado por el IPCVA para exponer en jornada a campo de La Trinidad.
Con la incorporación de un toro, el productor debe pensar que está incorporando genética y de antemano sabe que tendrá un buen resultado.
En ganadería hay criadores que venden terneros al destete y de ciclo completo, por lo que los reproductores que salen de la Cabaña, deben estar preparados para los criadores puros, “pensando en los terneros de destete, en la vaca que los produce y la calidad esperada del ternero que se vende”, amplió el profesional.
Al pensar en los ciclos completos se debe tener en cuenta la vaca y el producto que sale gordo y se va a faena, por lo tanto habrá que pensar en el producto y en la herencia que dejara ese toro.
El gran desafío de la cabaña La Trinidad es salir del commoditie para buscar el specialitty, que desde lo genético no es fácil.
“La respuesta es pensar en un reproductor para recría o para engorde, pero no estamos hablando de un novillo no muy pesado, que no es para la exportación, pero puede atender el consumo interno sin problema”, describió el veterinario.
La Cabaña, en su programa de selección genética, apunta a atender el mercado de los criadores puros que pertenecen a un ciclo completo y el gran desafío es desarrollar un Angus que sea plástico y sirva a un criador puro o a quien quiera hacer ciclo completo.
“El propósito es lograr un toro que no sea exclusivo para producir novillos, ni tampoco estrictamente maternal, por lo que el biotipo que se quiere producir en la cabaña sería un Angus adaptable a los sistemas de cría de la zona y que permita llevar adelante un entore precoz y se debe tratar de hembras que lleguen a los 15 meses en tiempo y forma en lo físico y en lo reproductivo, para llegar a un novillito de 400kg”, comentó el veterinario.
El biotipo de este novillo debe caracterizarse por tener una buena cantidad de carne, que atienda la demanda del productor que lo vende y calidad post faena, que significa una buena disposición de la grasa muscular, porque algunos mercados ya exigen cierto marmoleo.
Indicadores económicos
Qué buscan los productores que compran un toro en la Cabaña La Trinidad: “Uno de los aspectos que necesitan es tener preñez alta para tener la mayor cantidad de terneros posibles, además de facilidad de parto para no perder terneros ni vientres y precocidad sexual de las vaquillonas y que estén ciclando en el pre servicio”, amplió el médico.
Además, es necesario que tengan un crecimiento moderado y si se habla de consumo interno, no es necesario logar novillos pesados, además la vaca debe tener reservas de grasa (energía) al momento de iniciarse la restricción de invierno, entre otros indicadores.
Las herramientas utilizadas en La Trinidad son el fenotipo, que garantiza la condición carnicera del animal y la selección fenotípica por funcionalidad, que permiten la adaptación al medio y la longevidad.
La otra herramienta es el Breedplan, una prueba de evaluación genética, con una base de datos de genética Angus que está en New England, Australia, que consiste en enviar diferentes referencias de campo como peso, características de la carcasa, circunferencia escrotal y devuelven la información expresada en EBVs, que es objetiva.
“Un toro con información es seguridad en la selección y es una herramienta de trabajo para el productor también, es un valor agregado, desde la Cabaña no salen toros sin información”, comentó el asesor privado.
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