La calidad instaló a la carne de cerdo en la mesa de los consumidores argentinos
El consumo de carne porcina se incrementó 196% en los últimos 15 años y puede seguir creciendo
A pesar de los vaivenes del sector productivo de cerdo, la incorporación de carne porcina en la mesa de los argentinos ha venido en crecimiento. Esto favorecido por el aumento en el precio de la carne bovina, pero también el consumidor comenzó a ver con mayor disponibilidad en góndola este tipo de carne que hasta hace cinco años atrás era escasa su oferta.
Sebastián Marini, especialista del INTA Marcos Juárez, en dialogo con el sitio Chacra TV, explica que el consumo viene creciendo a una buena tasa y se debe principalmente en que hubo un cambio de paradigma en el consumo, e incorporo la carne fresca de cerdo.
Según el técnico de INTA esto se debe a la calidad de la misma y para lograr ello participaron varios actores como empresas de genéticas, cabañas, empresas de nutrición, y el INTA apoyando para mejorar esa calidad en conjunto con frigoríficos, de donde tomábamos muestras que evidenciaban un gen responsable que causaba un deterioro en la carne, y eso ha cambiado para bien; y hoy el productor ya tiene conciencia de la misma y evita que no sea afectado el animal, resalto Marini.
Según datos del INTA, el avance en tecnológica genética, sanidad y alimentación mejoraron sustancialmente la productividad, la conversión alimentaria, la relación magro/graso y el rendimiento de la res. Generando en definitiva una carne más rápida de producir, con mejor eficiencia de conversión, más económica y saludable para el consumidor.
Esto arrojo un consumo total ya de 14 kilos/habitante/año de carne porcina que se incrementó en un 196 %, cubierto por una producción nacional que creció un 205 % y con importaciones que representaron entre el 25 y el 1 % del consumo anual.
La tendencia no solo se ve en nuestro país, el consumo mundial creció a tasa sostenida, incentivado principalmente por los incrementos poblacionales. Este año, según proyecciones de la FAO, la demanda mundial de carne de cerdo sería de 119 millones de toneladas, 117 la de pollo y 69 la de bovino.
Por el lado del productor, se incrementó el número, el plantel de madres y mejoraron la productividad de los establecimientos. También la industria y el comercio progresaron, y el desarrollo dejó de tener la exclusividad en las provincias del viejo núcleo maicero.
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