¿Sembrar trigo o “bajarse del caballo para hacer soja”?

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¿Sembrar trigo o “bajarse del caballo para hacer soja”?, es la pregunta que se hacen los técnicos de la Guía Estratégica del Agro en su último informe.

El dilema shakesperiano, “ser o no ser”, que caracteriza a la incertidumbre y la duda en el campo este año es protagonizado por los cereales: ¿sembrarlos o no sembrarlos? Con la “foto de hoy”, es muy difícil responder qué intención de siembra triguera hay en la región. Todo es muy coyuntural, todo cambia a cada día: costos, precios, disponibilidad de insumos claves. Lo que es seguro es que la foto del trigo hoy es preocupante y marca un quiebre respecto al crecimiento que tuvieron los cereales en los últimos 7 ciclos: este año se va sembrar menos trigo y menos maíz.

Y la tendencia es al incremento del área de soja de primera. Y hasta hay quienes vuelven a hablar del girasol en la región núcleo, lo que hace muchos años no sucedía. “Es que tiene un buen comportamiento en años secos”, dicen algunos técnicos que prometen sacarlo del banco de suplentes y darle una oportunidad.

Pero en trigo la incertidumbre es inédita. El área va a bajar pero es imposible hoy saber cuánto siendo que falta poco más de un mes para la siembra. En Carlos Pellegrini dicen la intención está, “pero las decisiones están frenadas por los costos de los insumos: no paran de subir y la relación pasa a ser desfavorable”. En Cañada Rosquín lo resumen así: principalmente depende de la humedad del suelo y el costo de los fertilizantes.

Faltan al menos 100 mm”, dicen en Bigand. “100 a 150 mm”, retrucan en Marcos Juárez, “y que los fertilizantes bajen”. En Pergamino destacan: “con la foto actual cae tanto la superficie de siembra y como el nivel tecnológico. En General Pinto hablan de que este año hay una segmentación muy marcada: “con estos niveles de costos, sobre todo de fertilizantes, el productor chico y mediano va a bajarse de los cereales. La relación insumo/producto de urea se ha duplicado y pone a los cereales en jaque. La tendencia es a bajar área de trigo y bajar tecnología aplicada. Se va hacia una estrategia de “bajarse del caballo”: disminuir el hectareaje de cereales y aumentar significativamente la soja de primera: un 10 a 15% de área de maíz debería pasar a soja. Y en trigo hay productores que van bajar área hasta en un 30%.

 Con fertilizantes de U$S 1.500 a U$S 1.700 la tonelada ¿conviene hacer trigo?

En campo propio el margen es positivo (160 u$s/ha), pero bajo la condición de campo alquilado no. Porque al total de costos, que este año asciende a 875 u$s/ha, hay que sumarle el costo del alquiler. En términos de rindes de indiferencia, el trigo tiene que superar los 31 qq/ha en campo propio para dejar ganancias, y en campo alquilado los 41 qq/ha, cuando el promedio de los últimos 5 años en la zona núcleo es de 37,8 qq/ha. Con estos números y una “Niña” de fondo el trigo es un desafío con mayúsculas para los productores que alquilen este año. Para ésta proyección se toma en cuenta una fertilización de 200 kg/ha de urea a un precio de 1.442 u$s/tn más 80 kg/ha de arrancador a 1.782 u$s/tn  y un costo de alquiler base de 16 qq/ha que se prorrateó con la soja de segunda.

¿Qué pasa con los valores de urea y los cereales?

El precio de la urea en dólares se incrementó un 40% de promedio en un año. La incidencia de la fertilización con urea sobre los costos totales es del 33% y de la fertilización total (urea + arrancador) es del 49%. El incremento en los valores de las materias primas de los últimos meses no alcanza a compensar el incremento. La relación insumo/producto (precio de la tonelada de urea /precio de la tonelada de cereal) es contundente: hoy es necesario producir un 60% más de maíz y 53% más de trigo en relación a hace un año para comprar la misma cantidad de fertilizante (5,3 vs. 3,1 para maíz y 5,2 vs. 2,8 para trigo).

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