2 de mayo, a 36 años del hundimiento del ARA Gral. Belgrano y la desaparición del Marino Néstor Francisquez
El 1 de mayo de 1982 Inglaterra inició las hostilidades sobre Malvinas, bombardeando la pista de aterrizaje en la madrugada, seguido de cañoneo naval sobre las posiciones argentinas. Argentina replicó con ataques aéreos que produjeron graves daños en varias unidades navales enemigas. Ese día el “Gral. Belgrano” completó el reaprovisionamiento de combustible en alta mar y con su helicóptero “Alouette III”, se dedicó a buscar buques enemigos más allá del horizonte radar; si bien el crucero tenía un radar cuyo alcance era de 100 Km, debía encenderse solo en cortos períodos por pocos segundos para no ser detectado.
Por la mañana del 1 de mayo el submarino “Conqueror” confirmó por su periscopio lo que en la noche habían detectado en sus sonares, la figura inconfundible del Crucero A.R.A. Gral. Belgrano; pero aún no tenían orden de atacarlo.
El submarino comenzó a seguirlo a una distancia y una profundidad que lo hacían indetectable para los equipos electrónicos de los buques argentinos. El “Gral. Belgrano” navegaba hacia el este, la razón de este rumbo era realizar desde el sur un ataque a la flota inglesa, estacionada al este de las islas, junto con otro grupo de tareas encabezado por el portaviones A.R.A. “25 de Mayo”, que atacaría desde el norte conformando así un ataque en pinza.
La noche del sábado 1 de mayo el crucero siguió su rumbo este pasando por el borde sur del Banco Burwood con mar bravo surcando olas de 8 metros, en constante alerta ya que se había entrado en el radio de acción de la aviación enemiga; y navegando en zig-zag.
Al comenzar el día 2 de mayo se envió a los destructores un mensaje que dispuso adoptar, a partir de las 05:30 hs., rumbo en dirección a la flota enemiga, pero faltando poco para esa hora se recibió un mensaje del comando superior cambiando el rumbo hacia el oeste, en dirección a un área de espera.
Al amanecer el cielo se presentó con grandes nubarrones que, junto al barómetro que seguía bajando, presagiaban un temporal en el curso del día. A media mañana del domingo 2 de mayo el buque salió del radio de acción de la aviación enemiga, y se ordenó a la tripulación pasar de la condición de “Combate” a “Crucero de Guerra”.
A las 16:00 hs. continuaba el mal tiempo con fuerte viento, pero a pesar de ello se proseguía con los adiestramientos y los artilleros de la torre Nº 2 buscaban blancos en el horizonte.
A las 16:01 hs. una poderosa explosión sacudió al buque, cesó la energía y la iluminación; y cuando parecía que el buque se elevaba en el aire, se produjo una segunda explosión proveniente de la proa. El submarino “Conqueror” había atacado, lanzando 3 viejos torpedos “MK8” de la 2º Guerra Mundial (uno de ellos no impactó en el buque), echando así por tierra todas las negociaciones en camino para cesar las hostilidades.
Inmediatamente comenzó la inclinación a babor, los sistemas de generadores del buque quedaron inutilizados por la explosión del primer torpedo en la sala de máquinas de popa; todo el personal de las cubiertas inferiores debió dirigirse a su puesto de abandono asignado.
El buque tenía 72 balsas salvavidas (con capacidad para 20 personas cada una), de las cuales 62 eran necesarias y 10 de reserva.
A las 16:10 hs. y a razón de 1 grado por minuto, el buque ya estaba escorado a babor 10 grados, por lo que se arrojaron las balsas al agua que se abrieron automáticamente.
A las 16:13 hs. se estabilizó la inclinación y creó la esperanza de que el buque se mantendría a flote, por lo que muchos marinos bajaron a cubiertas inferiores para socorrer a heridos, nadie posible de ser socorrido quedó sin asistencia; por el contrario, varios dieron su vida para ofrecer ayuda a sus compañeros y en ningún momento se produjeron reacciones de pánico o desobediencia.
A las 16:18 hs. la inclinación llegaba a 20 grados y el borde de cubierta de babor estaba a ras del agua.
A las 16:23 hs. las balsas de babor estaban a nivel de la borda y las de estribor estacionadas varios metros debajo de la cubierta, junto al casco. Después de la tensa espera, cuando ya no quedaba alternativa posible, el Capitán dio la orden que ningún marino desearía dar jamás “Abandonar el Buque”.
Los heridos fueron los primeros en ser trasladados a las balsas y las que estaban pegadas al casco en la banda de estribor, y que el viento les dificultaba despegarse, fueron arrastradas por un bote de goma a motor, tripulado por tres hombres.
Muchos debieron tirarse al agua para ingresar a las balsas (el lapso que una persona podía permanecer con vida en esas aguas heladas, no pasaba de 5 minutos), por lo que, algunas balsas quedaron sobrecargadas con 30 personas y otras con no más de 3.
La popa sumergida y la gran escora podían terminar en una vuelta de campana que posiblemente formando un vacío, arrastrara a las balsas más cercanas.
A las 16:40 hs. el Capitán se arrojó al agua siendo el último hombre con vida a bordo.
A las 16:50 hs. la escora era de 60º, preanunciando el hundimiento. Muchos ojos nublados por las lágrimas fueron testigo de los últimos minutos del crucero “General Belgrano”.
¡VIVA LA PATRIA! – ¡VIVA EL BELGRANO! Fueron las voces que despidieron al crucero al sumergirse su proa a las 17:00 hs.
La nobleza en la vida de este gran buque también estuvo presente este día; esperó que se completara el abandono y cuando las 9.000 toneladas de agua que embarcó lo tumbaron definitivamente, giró suavemente hacia las profundidades sin afectar a ninguna balsa, hundiéndose para siempre con todo el Honor que distinguió a tan querido buque.
El rescate
Las balsas, algunas unidas por cabos, comenzaron a alejarse lentamente impulsadas por el viento y la corriente marina. A las 19:00 hs. del 2 de mayo se desató el preanunciado temporal, cortándose los cabos que unían algunas balsas.
A las 21:00 hs. el temporal llegó a su máxima fuerza con olas de 10 mts. y vientos de 100 km/h.
Las olas que caían sobre las balsas aplastaban a los hombres contra el piso, algunas dieron vueltas de 360º, para luego recuperar su estabilidad.
Con viento tan fuerte los cierres de las puertas de las balsas se rompieron y el aire helado entraba a las mismas con una sensación térmica exterior de -20º C, debiendo turnarse cada 15 minutos para cerrar con las manos las entradas de aire.
Afortunadamente, la mayoría de las balsas tenían entre 10 y 32 hombres y así mantenían la temperatura interior cercana a 10º C; sólo en una balsa había dos tripulantes y ambos fallecieron.
Cuando llegó el deseo de orinar se usaron las bolsas recolectoras de plástico, que en lugar de arrojarlas al mar, se usaban como bolsa de agua caliente para asistir a los más débiles. En la mañana del 3 de mayo el viento disminuyó y los tripulantes abrieron las latas de caramelos de glucosa y las de agua.
A las 9:00 hs. el avión “Neptuno 2P111” de la Armada Argentina divisó una mancha de petróleo que orientó la búsqueda de las balsas, las cuales fueron divisadas por el mismo avión a las 13:00 hs., y a 100 Km. del lugar del hundimiento.
A las pocas horas arribaron los buques de rescate, cuya labor continuó durante la noche y las últimas balsas fueron rescatadas el 4 de mayo.
Participaron del rescate el “A3 Aviso Gurruchaga” que recogió 365 tripulantes, el “B1 Buque Polar Bahía Paraíso” que recogió 88 tripulantes, el “D26 Destructor Bouchard” que recogió 64 tripulantes y el “D29 Destructor Piedra Buena” que recogió 276 tripulantes.
Las operaciones de búsqueda continuaron hasta el día 9 de mayo, verificando que no quedara ningún tripulante vivo o muerto sobre la superficie del mar.
Dicho navío era tripulado por el nuevejuliense Néstor Luján Francisquez, que siempre serás recordado y siempre estarás en el corazón de cada nuevejuliense.
Texto y Foto extraído cuenta de Facebook Mariana Francisquez
Deja un comentario