Estados Unidos aprobó el trigo tolerante a la sequía creado en la Argentina
Determinó que el gen HB4 no presenta un riesgo en comparación con el trigo convencional.
Estados Unidos se convirtió en el cuarto mercado después de Argentina, Brasil y Paraguay que otorga la autorización total para producir y comercializar el trigo de la argentina Bioceres.
La primera economía mundial aprobó la siembra del trigo argentino transgénico tolerante a sequía (HB4), evento que fue desarrollado por investigadores argentinos.
La decisión representa el aval de la principal potencia global, que no sólo es el principal productor de granos del mundo sino también el país que tiene uno de los sistemas científico-tecnológico del planeta.
Esta decisión se basó en una revisión detallada que incluyó el análisis del fenotipo de este trigo genéticamente modificado, su posible impacto en el ambiente y sus características.
APHIS concluyó que el Trigo HB4 no representa en sí mismo ni contribuye con plagas vegetales y, por lo tanto, no está sujeto a la regulación descripta bajo el 7 CFR parte 340.
Esto ocurre dos años después de que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó el Trigo HB4 para consumo en junio de 2022.
Estados Unidos es el cuarto mercado que otorga la autorización total para producir y comercializar el trigo HB4.
Ya se había alcanzado el mismo estatus en Argentina, Brasil y Paraguay (países que representan más del 90 % de la superficie cultivada con trigo de Sudamérica).
Este desarrollo biotecnológico de vanguardia mundial también se está sometiendo actualmente a pruebas de campo en Australia, otro de los grandes productores de trigo del planeta.
El HB4 ya fue aprobado para consumo humano y animal en otros siete países: Australia, Colombia, Indonesia, Nueva Zelanda, Nigeria, Sudáfrica y Tailandia. También se han presentado solicitudes en Bolivia, Filipinas, Uruguay y Vietnam (para consumo humano y animal, y cultivo).
El trigo resistente a sequía fue desarrollado en la Argentina por la doctora Raquel Chan y su equipo del CONICET, junto a un grupo de investigadores de la Universidad Nacional del Litoral y Bioceres.
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