¿Cuáles son las perspectivas de la industria lechera en el país?

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De acuerdo al informe de Global Dairy Quarterly, traducido y extractado por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), en Argentina el clima más templado impulsó la producción después de la sequía de enero. Tras una ola de calor extremo durante enero, las temperaturas se moderaron a partir de febrero y las condiciones de sequía disminuyeron.

Como resultado, la producción de leche finalizó el primer trimestre de 2022 con un aumento interanual del 1,6 %. El clima favorable en el segundo trimestre también significará un crecimiento adicional en la producción en comparación con el segundo trimestre de 2021 de alrededor del 1%.

El empeoramiento de los márgenes indica un segundo semestre de 2022 más débil. La inflación desenfrenada y los altos precios mundiales de los cereales han seguido carcomiendo los márgenes de los productores en los últimos meses. Según fuentes locales, se espera que la rentabilidad de los agricultores caiga en territorio negativo en abril y mayo a pesar del aumento de los precios en la explotación. Esta es una noticia particularmente mala para los productores más pequeños con menor escala y probablemente resultará en una reducción de la producción de leche en los próximos meses.

Rabobank espera que la producción general de leche termine 2022 plana en comparación con 2021, con una segunda mitad del año más débil. Las exportaciones se mantuvieron estables en el primer trimestre de 2022. Las exportaciones de productos lácteos se han mantenido estables hasta ahora en 2022, con envíos del primer trimestre casi igualados con el primer trimestre de 2021. En general, las exportaciones de productos lácteos deberían representar alrededor del 25 % del suministro total de leche.

Existe el riesgo de nuevas restricciones a la exportación. Aún así, la capacidad industrial limitada para la producción de leche en polvo y queso significa que un máximo del 30% del suministro podría destinarse a las exportaciones antes de alcanzar las limitaciones de producción sin más gastos de capital en nuevas plantas. La inflación sigue siendo un gran problema. La espiral inflacionaria continúa en Argentina, sin mayor alivio a la vista. La inflación del IPC avanzó un 6% solo en abril y esto continúa erosionando el poder adquisitivo. Como resultado, el consumo de lácteos está ahora más cerca de los 180 litros per cápita, frente a los más de 200 litros per cápita de hace 10 años. Los argentinos han tenido que adaptar sus dietas a los ingresos disponibles más bajos a medida que dependen más de los subsidios gubernamentales para la compra de alimentos.

Los aumentos salariales son un problema para los procesadores. Se han anunciado aumentos adicionales del salario mínimo del 17% para junio. Esto restaurará parte del poder adquisitivo de los trabajadores, pero también aumentará los costos para la industria láctea. Los procesadores con plantas más antiguas y un mayor número de empleados verán una mayor erosión de los márgenes en sus operaciones en los próximos meses, lo cual es preocupante, dado que la demanda interna sigue siendo débil y es difícil traspasar los precios más altos.

Un rodeo más pequeño hará que el rebote sea más difícil. Los altos precios de la carne de res en un momento de bajos márgenes en la producción lechera han contribuido a una reducción en el número de productores lecheros en Argentina, que podría, por primera vez, caer por debajo de los 10.000 este año.

Fuente: BCR News

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