«Estamos exportando una cantidad de tributos que no pertenecen ni al trigo ni a la harina», sostuvo Cifarelli

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En el marco del lanzamiento comercial de la campaña de trigo 2025/26 en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Diego Cifarelli, presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), analizó el presente del sector y las perspectivas para los próximos meses.

«En los últimos dos meses tuvimos una baja de industrialización del trigo, producto de un estancamiento momentáneo de la economía y del consumo, no pudimos sortearlo, y la gente, ante la situación, racionalizó el gasto incluso en productos básicos como el pan o las galletitas», explicó Cifarelli. Según el dirigente, el impacto en el consumo repercutió directamente en la rentabilidad de la industria molinera: «Lo que se destruyó fue lo que uno agrega de valor, la generación de riqueza, que es lo que permite seguir invirtiendo, por eso hoy no se visualizan modelos de inversión inmediatos».

Pese a este escenario, Cifarelli se mostró optimista respecto a una pronta recuperación del consumo y del nivel de actividad: «Sabemos que la harina cumple un rol fundamental en la alimentación mediterránea de nuestro país y del mundo» y opinó: «Creemos que la recomposición va a llegar».

Reformas estructurales

Consultado sobre el escenario político tras las elecciones legislativas, Cifarelli destacó la necesidad de avanzar en dos reformas clave: «Creemos que lo que sucedió el domingo va a permitir el tratamiento de leyes vitales, como la reforma tributaria y la reforma laboral» y explicó que «desde el lado empresarial, no pedimos tasas bajas, sino condiciones que faciliten tomar nuevos trabajadores».

El titular de FAIM subrayó que la cadena de la harina es la tercera que más empleo directo genera en el país, con unos 360.000 trabajadores. «Al empresario argentino le gusta dar trabajo, pero hoy es muy complejo hacerlo», sostuvo el titular de la FAIM y señaló que «un encuentro entre empresarios, sindicatos y la política, en busca de un país mejor, es posible».

Potencial exportador desaprovechado

Con respecto a las exportaciones, Cifarelli fue categórico: «No hay manera de que los sectores productivos exporten impuestos que no son propios» y explicó que «estamos exportando una cantidad de tributos que no pertenecen ni al trigo ni a la harina, necesitamos una reforma tributaria disruptiva que quite ese peso a la industria».

Según detalló, Argentina exporta actualmente entre 500.000 y 600.000 toneladas de harina, aunque la capacidad instalada permitiría llegar a 3 o 4 millones de toneladas. «Tenemos empresas centenarias, conocimiento, un trigo de excelente calidad y un país competitivo por naturaleza; no se entiende que exportemos solo a Brasil o Bolivia», expresó con énfasis.

Cifarelli sostuvo que la estabilidad macroeconómica alcanzada es una base importante, pero insuficiente: «La tranquilidad del dólar y los índices de inflación lógicos ayudan a proyectar, pero ahora hay que trabajar para que la competitividad surja de quitar lo que no es nuestro. No podemos exportar impuestos».

Un cultivo que define a la Argentina

Finalmente, el titular de FAIM valoró el esfuerzo del productor en una campaña que muestra excelentes rindes y calidad: «Lo que están entregando los productores es extraordinario» y contó que «hubo políticas intervencionistas que generaron ruidos, pero la cadena supo atravesarlos» En ese sentido, el titular de la entidad señaló que «el desafío ahora es que el productor reciba un precio justo para que siga apostando al trigo, porque es el ADN de la Argentina, es lo que mejor sabe hacer nuestro productor y debemos acompañarlo con políticas que lo impulsen, no que lo frenen».

Fuente: Revista Chacra

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