En el tambo del oeste bonaerense se entusiasman con el fin de la Niña, pero la presión le juega en contra a la producción primaria
Por fin la Niña se terminó. Y se espera un Niño para fin de año. En ese camino, llegaron ya en marzo las primeras lluvias consistentes sobre la cuenca oeste, de despareja distribución, sobre suelos secos, arriba y abajo. Hay tambos que ya pudieron activar sus labores y siembras, pero hay otros que aún no pueden hacerlo. Esto tendería a normalizarse en abril, pero el cambio ya se produjo. El SMN, en la cuenca oeste, para MAR-ABR-MAY prevé temperaturas más altas que lo normal. Pero no pudo definir aún qué cantidad de lluvias se daría en esta transición, informo la Cámara de productores de leche del oeste bonaerense (Caprolecoba) en su informe correspondiente a Marzo.
Marzo: La persistencia de restricciones suma problemas a la cadena láctea
Persiste la presión y los parches en la política hacia el sector lechero y eleva los costos de su funcionamiento. Las industrias más captadas por el radar de la AFIP recurren a figuras fuera de liquidación para poder pagar lo que negocian con sus remitentes (¿en algún momento se deberá facturar?) y las que están más en los márgenes, escapan por la tangente. Llamémoslo “instinto de supervivencia fomentado”. Para peor, sigue trabado el acceso al crédito a los tambos y les complican la compra de concentrados.
En febrero la producción nacional de leche bajó 6,7% respecto de enero, se ubicó 1,3% abajo de la de 2022 y acumula en el 1er bimestre +1,2%. Por las malas condiciones ambientales de marzo, se supone que pueda bajar nuevamente en la comparación interanual. En los tambos los costos vuelan. Sólo los lotes de alfalfa ofrecen pasto y casi no se cuenta con otra cosa. Los verdeos recién se están sembrando, hay que dar más concentrado (sube su participación % en la dieta) y el heno se cotiza como el oro.
Los precios son una consecuencia y no la causa de la inflación
Las medidas que se suman con impacto negativo en la cadena láctea y la producción lechera van en la dirección contraria al propósito que dicen perseguir. Porque todo lo que encarezca más los costos de producción-elaboración y distribución, no puede tener otro destino que mayores precios. Éstos son la consecuencia última de la inflación. Las causas están en otro lado, señores del MECON/SCI. Ustedes son los economistas y lo saben. Nuestra lechería padece la inflación. Para contribuir a frenarla el país necesita más leche y nosotros, poder producir más. Es simple.
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