Crearon un “detector de vacas-problema” que mejora la productividad en los tambos
RumIA es una plataforma argentina que combina IA, sensores y visión computacional para monitorear a cada vaca en tiempo real. Observa enfermedades, aumenta la productividad hasta en un 30% y reduce el impacto ambiental.
En los tambos, el silencio muchas veces oculta un problema. Una vaca que cojea, otra que deja de producir leche sin aviso o un rodeo entero que no rinde lo que debería. La ineficiencia en la lechería no solo se traduce en pérdidas económicas, sino también representa un daño al medio ambiente. Contra eso, RumIA, una tecnología argentina, propone algo simple, pero ambicioso a la vez: identificar y escuchar a cada vaca.
RumIA es una plataforma que combina sensores, inteligencia artificial y visión computacional para monitorear en tiempo real la productividad, el bienestar y el estado de salud de cada animal. No solo dice cuánta leche da cada vaca: también puede detectar si una está cojeando, algo frecuente pero difícil de notar a simple vista en tambos que cuentan con cientos de rumiantes. El productor recibe alertas personalizadas en su celular, con recomendaciones concretas para actuar al instante.
“Lo que construimos con RumIA es un nuevo lenguaje entre el productor y su tambo”, dijo Andrés Mac Allister, CEO de Mindustries, la startup que lleva adelante el proyecto. “La tecnología permite anticiparse a los problemas, tomar decisiones basadas en datos y cuidar a los animales y al medioambiente. Es eficiencia con impacto social, económico y ambiental”.
egún la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) la industria emite 284 millones de toneladas de dióxido de carbono al año y desperdicia el 26% de su producción agrícola por falta de control. Se calcula que los tambos solo generan el 15% de su verdadero potencial
Ahí es donde RumIA, que mejora la productividad lechera desde un 20 hasta un 30 por ciento. Su valor radica en su capacidad para reconocer a las vacas por su aspecto. Así como el iPhone te desbloquea con una selfie, esta aplicación identifica a cada animal por sus manchas, ojos y estructura facial. Sus creadores se dieron cuenta de que cada vaca es única, casi como un código QR biológico, y desarrollaron un sistema propio de reconocimiento que convierte a cada ejemplar en un individuo digital trazable.
La plataforma, además de avisar cuando una vaca baja su rendimiento, detecta signos tempranos de enfermedad como la mastitis, patrones de movimiento que indican malestar o estrés térmico, y propone acciones para mejorar el confort del animal. El resultado es menos desperdicio, más leche y menos emisiones sin necesidad de instalar grandes infraestructuras. El sistema funciona con cámaras, sensores conectados y un celular.

RumIA ya se usa en tambos de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y otras provincias argentinas. Fue reconocida en distintos certámenes de innovación, entre ellos el Concurso Nacional de Soluciones con Inteligencia Artificial 2024. El proyecto busca pasar de una producción basada en promedios a una inteligencia personalizada, vaca por vaca.
“La IA tiene el potencial de transformar profundamente la ruralidad desde Argentina. Estamos convencidos de que es posible impulsar un nuevo modelo agropecuario, más rentable y sostenible. RumIA representa una aplicación concreta de cómo la tecnología puede ponerse al servicio del campo, que suele ser un sector más conservador frente a la innovación”, aseguró Mac Allister.
El impacto económico es grande. Mindustries estima que la oportunidad de negocio vinculada a la eficiencia lechera supera los 735 millones de dólares en cinco años. El equipo tiene una hoja de ruta ambiciosa: internacionalizar el sistema, tokenizar la productividad de cada animal y abrir nuevas formas de financiamiento descentralizado para pequeños y medianos productores.
Detrás del algoritmo hay varias capas de tecnología: modelos de lenguaje (los mismos que usan los chatbots), machine learning, sensores de IoT y visión computacional. La app aprende con el tiempo y adapta sus recomendaciones según el comportamiento histórico de cada vaca y cada tambo.
El sector lechero arrastra algunas prácticas tradicionales que hoy resultan ineficientes y costosas. RumIA ofrece datos y mejoras de productividad para los tambos. Y en una industria donde cada litro de leche cuenta, recibir información al momento puede marcar la diferencia.
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