Tercer congreso gaucho
Reconocen en el Congreso de la Nación al deportista nuevejuliense Dante Spinacci
GLORIA A DANTE EN LAS ALTURAS
Habíamos estado juntos en ese ámbito del Congreso Nacional cuando hace algunos años Ariel Tapia, su hijo adoptivo en el deporte, recibió un reconocimiento. Ahora es al propio Dante Spinacci al que se le hace un homenaje, de obvio merecimiento, en el marco del Tercer Congreso Gaucho. Y por las comunes venas nuevejulienses navega un río de orgullo al verlo tan tranquilo y baqueano como siempre, como si estuviera subiendo a su caballo para iniciar el enésimo juego de Pato, actividad que le marcó su vida, heredada de la bocha paterna, y ahora con él en el papel de cacique de la tropilla familiera que lo sucede con idéntica vocación y maestría.
Uno podría escribir tanto de Dante, como más de una vez lo ha hecho. E incluso haber gozado de su hospitalidad en su reino al borde de la ruta 5. Pero a veces es mejor alejarse un poco para ver la realidad desde el horizonte mayor. Y encontrar que otros se refieran a él como los presentadores de la movida que se concretó el jueves 24 y el viernes 25 en el sector de la Cámara baja del Palacio del Congreso.
“Dante Spinacci nació el 11 de junio de 1953, el mismo año en el que el Pato fue declarado Deporte Nacional. Muchos lo consideran el mejor jugador de pato de la historia. Y él tiene números que avalan ese reconocimiento porque en el 2010, al consagrarse campeón con La Guarida del 69º Abierto Argentino, logró su 10º título en el torneo top del país, siendo un jugador de entonces 57 años. La historia exitosa del oriundo de 9 de Julio comenzó en 1980, cuando consiguió su primer torneo con Tres Lagunas. Después, con Fortín Loreto, repitió campeonatos en 1981, 82, 83, 86, 87 y 88. Y en 1990, luego de haber logrado su octava corona, decidió que era el momento de retirarse, debido a que la motivación no era la misma. Igual, a pesar de haberse alejado de las canchas, siempre se mantuvo dentro del deporte porque comenzó a criar caballos especializados para pato. “Era la forma de estar cerca. Así, cada tanto jugaba, pero sólo entre amigos”, comentó Dante.
VOLVIO CON TODO
Sin embargo, 12 años después volvió, a jugar, y a pesar de que en aquel 2002 representó a La Guarida, también se quedó con el trofeo en la final. Pero lo más llamativo de todo es que a 30 años de su primer título volvieron a convocarlo y reapareció sólo para disputar la final del 69º Abierto, que también ganó. La Copa Presidencia de la Nación la logró otra vez con “La Guarida” en la cancha 2 de Palermo. En este último partido, como broche de oro saca el premio al Mejor jugador y al Mejor Montado del campeonato.
Se lo declaró Ciudadano distinguido de 9 de Julio, y ayudó tanto a formar a Ariel Tapia, su discípulo y su colaborador, hoy referente mayor del deporte que aman. Dante ha hecho docencia del Pato, y es uno de esos referentes que a través de su humildad ha logrado fomentar mucho más que el deporte. Tiene una estrecha relación con el número uno del Polo, Adolfo Cambiasso, se admiran mutuamente y han compartido proyectos, y afecto. Su nieto Francisco Spinacci, con tan solo 9 años, se consagró campeón junto al seleccionado argentino de la Copa Internacional de la Fundación de Entrenamiento de Polo, el legado por el deporte con caballos parece haber surtido efecto, es cierto que las pasiones se trasmiten, y ésta es la prueba. Desde su retiro como jugador de Pato, Spinacci se dedicó de lleno al mundo de los caballos criando ejemplares de polo y de pato, con el apoyo inicial de Marcos Heguy.
Su familia siempre lo acompaño y lo apoyo, el caballo estuvo vinculado en todos sus proyectos, desde su padre, que lo acompañó en sus comienzos, hasta su esposa, Alejandra, con quien juntos alentaron al hijo del matrimonio, Pablo, y en la actualidad a Francisco y Jose, los nietos que continuaron con la actividad. Ademas de Pablo, también tienen dos hijas, Victoria y Lucia, y 4 nietos, su familia es su mayor fortuna.
Siempre vigente, acompañando todos los partidos que puede, desde un rincón solitario observa cada jugada como si estuviera jugando él. De carácter amable, sencillo y divertido, tiene el concepto de equipo en su cabeza, por eso ha sido y será, la gloria del Pato”.
Por Guillermo Blanco
El reconocimiento de Dante Spinaci
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