4to congreso ganadero del Rosgan
Fiebre aftosa: tres modelos sanitarios y una misma meta
En el 4° Congreso Federal Ganadero del Rosgan representantes de Argentina, Uruguay y Brasil debatieron las estrategias de control y erradicación de la fiebre aftosa
El panel “Fiebre Aftosa: estrategias sanitarias y experiencia regional en el control y erradicación de la enfermedad” despertó la atención de todos los asistentes al 4° Congreso Federal Ganadero de Rosgan. La experiencia de Argentina, Uruguay y Brasil quedó plasmada en este espacio.
Entre la continuidad de la vacunación o su eliminación, los países de la región expusieron experiencias, costos, riesgos y aprendizajes de un desafío que sigue marcando el pulso sanitario y comercial de la ganadería sudamericana. Rafael Ferber, presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU); Gedeao Silveira Pereira, vicepresidente de la Confederação da Agricultura e Pecuária do Brasil (CNA); y Dardo Chiesa, coordinador de la Mesa Nacional de Carnes, presentaron la estrategia sanitaria para el control y erradicación de la enfermedad de la fiebre aftosa que llevan adelante en sus países. ¿Vacunación sí, vacunación no? fue la pregunta que sobrevoló durante el panel que contó con la moderación del periodista agropecuario Matías Longoni.
La posición de Argentina
La exposición de Chiesa comenzó con una frase para caracterizar la situación en Argentina: “Cuando hablamos de aftosa tenemos algo bueno para celebrar, no hay circulación viral”. Qué problemas podemos tener, una reintroducción. Uno empieza a pensar cuales son los beneficios para vacunar o dejar de vacunar. Hoy paga lo mismo el mercado aftósico, Uruguay está exportando lengua a Japón y es país con vacunación. ¿Hay algo que limite los mercados? Diría que es más barrera la trazabilidad”.
El coordinador de la Mesa Nacional de Carnes resaltó que en todos los foros internacionales hace tiempo que Argentina sostiene que “libre es libre”, con o sin vacunación, y resaltó: “Cuál es el método de prevención que uso es algo mío, uso la vacunación o dejó de vacunar y me arriesgo a lo otro”.

En ese sentido, consideró que el punto es cómo prepararse ante un evento adverso. “Lo importante es cuál es la capacidad que tenemos como servicio sanitario y los privados de poder ir y solucionar un problema”, resaltó y recordó que en Argentina pasó, se dejó de vacunar y “el gobierno eligió el peor camino, esconder todo debajo de la alfombra”.
Chiesa dejó en claro la posición del sector que representa: “El sistema de vacunación es el que tenemos que llevar adelante. Si se pueden hacer las cosas mejor, más rápido y más barato pensémoslo. No nos casemos con metodología, pero por la manera de producir de todos hoy es la vacunación”.
Frente a algún brote, y aunque los epidemiólogos advierten que en dos o tres meses se puede recuperar el status, Chiesa se mostró alarmado por lo que puede representar para un productor ganadero “3 meses sin poder exportar” y por eso dijo: “Hay que pensar en todo”.
Por otra parte, recordó que hoy el sistema de control de la fiebre aftosa es mixto, co participativo y solidario, es decir que cuenta con participación del Estado y los privados, pero advirtió que cuando se termina la vacunación y empieza la vigilancia es solo el Estado el actor a cargo. “Los privados no queremos eso, no nos fue bien, no se lo queremos dar al Estado. No queremos entregar algo que nos puede dejar fuera de los mercados. A nosotros no nos da seguridad. Queremos poner nuestro foco en lo que se viene, bienestar animal, trazabilidad”, subrayó al tiempo que sintetizó: “No tenemos circulación viral, vacunamos porque nos previene”.
La posición de Uruguay
El presidente de la Asociación Rural del Uruguay hizo un poco de historia y recordó qué pasó en el país oriental. “En el 2000 tuvimos un foco de aftosa y en 2001 explotó la bomba. El impacto para Uruguay fue de 730 millones de dólares, aproximadamente el 3,8% del PBI. En 2003 volvimos a ser libres de aftosa con vacunación, algo que fue invento uruguayo. Volvimos a entrar a Estados Unidos, a Japón. Desde 2022 les mandamos lengua y desde 2024 entramos con estómagos a china, y con carne ovina y bovina con hueso a Israel. Todos estos casos son evidentes por demanda del otro lado”, indicó Ferber al tiempo que remarcó: “El mundo exige carne, nosotros damos garantías, y es obvio que vacunar o no vacunar no tiene un efecto comercial”.
El dirigente ganadero explicó que durante los años que el país lleva libre de la enfermedad se exportó carne por 2.267 millones de dólares, con volúmenes anuales que alcanzan las 522 mil toneladas. En comparación, la vacunación implica un gasto de 32 millones de dólares por año. “Un tercio de lo que facturamos como exportaciones lo perdimos cuando nos tocó el foco”, dijo.
Ferber dijo que si volviera la enfermedad el país perdería 2 mil millones de dólares si el cierre total, y mil millones si fuera el 50% de los mercados. “Tenemos estudios que dicen que por cada mil casos de brotes de aftosa tenés una disminución de 36,1% en las exportaciones con los siguientes años. El golpe es enorme, cuesta salir y sobre todo sale carísimo”, subrayó.

El presidente de la ARU se preguntó: “¿Dejar de vacunar para qué? ¿Para tener mejores mercados? Si ya enviamos lengua a Japón y somos el tercer precio del mundo. No hay un mercado que justifique el riesgo. No tenemos cerdo, es una realidad, pero ¿por qué tomaríamos el riesgo? Pensando en mejores precios, mejores condiciones. Si pensamos en Alemania le costó mil millones de euros salir del foco. Pongan eso en la situación de Uruguay. No encontramos motivo real para dejar de vacunar”, afirmó y agregó: ¿por qué es mejor no vacunar?
Ferber se lamentó de que Brasil haya dejado de ser del libre de aftosa con vacunación “porque nos debilita” y subrayó: “En Uruguay no está la discusión y no aceptamos discutirlo”.
El cambio en Brasil
El vicepresidente de la Confederação da Agricultura e Pecuária do Brasil habló sobre el futuro de la ganadería a nivel mundial y el peso de la actividad ganadera para América latina, y contó porqué dejaron de vacunar contra la aftosa. Desde mayo de este año todo el país fue certificado como libre de aftosa sin vacunación.
“Nosotros dejamos de vacunar por presión de la gente del cerdo, porque Brasil es un gran exportador de cerdo y también por la gente del pollo, porque el importador cuando mira a un país mira su sanidad. El mercado se conquista con el tiempo. No piensen que quiero que saquen la vacuna, porque yo estoy muy seguro por Argentina, Uruguay y Paraguay porque me hace una perifocal y porque del otro lado tengo al Atlántico, es un muro de la aftosa. Por aquí puede llegar, en el pasado llegó”, señaló y recordó que el proceso para cambiar su estatus no fue nada fácil.
Silveira Pereira habló sobre las diferencias de producción entre el sur de Brasil y el resto del país. “Brasil no está en el mercado gourmet, estamos en el mercado de la olla, manufactura”, explicó, pero hay un camino a recorrer para cambiar.
Tras hacer un repaso de la historia sobre la aftosa en Brasil, y recordar que Santa Catarina hace 25 años que está sin vacunación, apuntó: “No fue fácil dejar de vacunar. La vacuna es buena y la gente se resistió. No quiere decir que no podamos tener un foco, si viene algún virus de algún lugar raro del mundo. Tuvimos que hacer asambleas y el ministerio tuvo que convencer a los productores de dejar de vacunar y avanzar en otros mercados. En mayo de este año la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) nos reconoció como libres sin vacunación a todo el país”, explicó.
El modelo brasileño se apoya en una combinación de vigilancia activa, participación del productor y un sistema de financiamiento solidario que asegura rapidez de respuesta ante cualquier emergencia. Silveira Pereira explicó que en Brasil hay un fondo de defensa de la sanidad animal, el Fundesa. “Cuando no tenés vacuna, el principal actor no es el servicio público sino los ganaderos que estamos mirando a los animales todo el día. Si tenés dudas tenés que correr rápidamente al servicio oficial para que haga el diagnóstico y saber si tenés o no el problema. Si tenés un brote y el estado no te ayuda con un fondo, con un rifle sanitario te vas a fundir. Y si no se tiene seguridad de que será indemnizado no irá al servicio público. Ahí está el desastre. Ya vimos lo que ocurrió en Argentina”, precisó.
En ese sentido, precisó que el fondo hecho por los productores cuenta actualmente con 33 millones de dólares aportados por los propios productores y una reaseguradora suiza, que cuenta además con otros fondos formados por localidades particulares. A esto se suma un programa de vigilancia activa centinela, ya no existe en ganado en calle, algo común en Brasil.
El estado de Río Grande do Sul recientemente se enfrentó a un caso de gripe aviar con resultados ejemplares. “Tuvimos una eficiencia muy grande del sector público, de la Secretaría de Agricultura del estado, juntamente con un sistema que tenemos que se llama Fundesa. Tuvimos un test espectacular con la gripe aviar y me cerraron la boca. Hubo una contribución del servicio público y privado. Fueron muy ágiles y en 28 días mes Brasil retornó a la condición de libre de influenza aviar”, contó el vicepresidente de la CNA, una experiencia que espera que sirva de antecedente para el sector ganadero, en caso de un eventual brote de aftosa.
¿Qué representa esto? Silveira Pereira destacó que es una oportunidad de acceder a mercados más exigentes como la UE, Japón, Corea del Sur, Turquía, China, México, Indonesia, Canadá y Filipinas. “La carne de cerdo llega a nuevos mercados y se valoriza la carne. La Asociación Brasilera de Industrias Exportadoras de Carnes (ABIEC) identifica a 35 países con nuevas aperturas de mercado tras la declaración de libre sin vacunación”, subrayó y cerró: “El Mercosur es importante, nuestra responsabilidad frente al mundo no es solo con la carne vacuna, es con todo, y todas las carnes. Si esta región va bien, el mundo va a comer, si esta región va mal el mundo no va a tener que comer”.
Deja un comentario











