Trigo: un buen año para fertilizar, por clima y números

Share on FacebookShare on Google+Tweet about this on TwitterShare on LinkedIn

¿Cómo hacemos para mejorar la producción? Lo más adecuado, aunque la superficie aumente, es incrementar la eficiencia productiva en las áreas que tienen buenos rendimientos y, de ser posible, aumentar los rindes en las áreas más retrasadas. Para esto existe un paquete técnico que permitiría lograr mucho más de 19.000.000 de toneladas, cifra que se proyecta para esta campaña.

Un freno a la producción lo ejerce la fertilidad dado que las fertilizaciones que se realizan no acompañan a las producciones que se obtienen. Esto quiere decir lisa y llanamente, que a nivel país, cada año los suelos son un poquito más pobres en fertilidad.

Este año tenemos una oportunidad por varias razones. La primera es que las últimas lluvias en toda la región pampeana están asegurando un buen arranque de campaña. Seguro que el presente nivel hídrico no alcanzará para construir un buen rendimiento, pero tenemos todo el ciclo del cultivo por delante para que nuevas lluvias ocurran en la etapa de encañazón y espigazón del trigo.

Otro factor favorable es la relación insumo-producto. Si comparamos los precios de los últimos cinco años, esta campaña 2021-22 es la que presenta la relación más favorable. Y pese a que algunos insumos han aumentado a valor dólar, el trigo, también lo hizo. Hoy, el fosfato diamónico, por ejemplo, está 3% más económico, la urea 8%, el gasoil 44%. Todo esto quiere decir que se necesitarían menos kilogramos de trigo para comprar una misma cantidad de un insumo determinado.

En tercer lugar, los precios. El trigo enero 2022 se cotiza en 222 US$ por tonelada, por lo cual hoy se puede cerrar parte del negocio a un muy buen valor.

Y podríamos seguir enumerando ventajas. Pero la gran pregunta es: si fertilizamos con algo más de tecnología de la que venimos empleando, ¿tendremos resultado?

Las experimentaciones realizadas a lo largo del país mostraron que hay respuesta a más cantidad de nutrientes y también a nuevos nutrientes. Porque ya no alcanza con nitrógeno, fósforo y azufre; ahora hay que ir adicionando otros, como zinc y boro.

En cuanto a fósforo, muchos suelos están bastante por debajo de los límites críticos, es factible encontrar en muchas zonas solo 6 – 7 ppm de este nutriente en la solución del suelo antes de la siembra. Las respuestas a la fertilización fosfatada son crecientes en estas condiciones hasta valores de 22 kg/ha de fósforo aplicado si se piensa solo en el trigo. Pero si se toma en cuenta que luego del trigo viene otro cultivo, una aplicación mayor de fósforo no es una mala decisión, ya que no se lava ni volatiliza, es decir no se pierde.

Para el cálculo económico: asumiendo una aplicación de 22 kg/ha de fósforo elemento, tendríamos un costo de 3 US$/kg y una respuesta por cada kg de 60-70 kg de trigo. Con estos números, se recupera la inversión y se tiene más de 300% de retorno. Considerando a la urea, el producto más utilizado como fuente de nitrógeno, el costo de cada kilogramo de nitrógeno es de 1,2 dólares, tomando un trigo a 210 US$/t. Si se logra una respuesta media de 20 kg/kg de nitrógeno, se puede recuperar la inversión y conseguir un retorno superior a 250 %.

De igual manera podemos hablar del azufre, el nutriente más económico de los tres mencionados.

Las condiciones están dadas. El ambiente climático es promisorio al inicio de la campaña, los precios a cosecha acompañan y las respuestas que brindan los diferentes ensayos dicen que es un buen negocio nutrir bien al cultivo.

Finalmente, es importante trabajar con buenas prácticas porque el campo tiene demasiados imponderables, como para no atenderlo de la mejor manera.

En esta campaña se puede mejorar notablemente la producción por unidad productiva y superar las proyecciones que hoy se tienen en el cultivo de trigo.

Publicado por Diario La Nación Campo

Por Ing. Luis Ventimiglia / El autor es ingeniero agrónomo y jefe de la Agencia INTA 9 de Julio

 

Deja un comentario