Ley de Biocombustibles: uno de los instrumentos más a mano para reactivar la economía tras la pandemia
La Argentina tiene maíz y caña, la capacidad de hacer autos flex, plantas duales para caña y maíz y minidestilerías. Sobre el impacto del desarrollo de los biocombustibles y la necesidad de acordar una nueva ley trató el panel “Bioetanol: promoviendo la nueva ola de biocombustibles” del Congreso Maizar 4.0, moderado por Alberto Morelli, presidente de Maizar, en el que participaron el experto brasileño Plinio Nastari, de Datagro Consultoria; Juan Luis Fernández, ministro de Desarrollo Productivo de Tucumán; Eduardo Accastello (ministro de Industria y Comercio de Córdoba), y Claudio Molina, de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno.
Sabemos que la Argentina necesita una transformación, y la producción de etanol junto con la cadena de la carne es parte del desarrollo regional. Es un orgullo contar con este distinguido panel para analizar estos temas”, dijo Alberto Morelli al presentar a los disertantes.
“No se puede decir que la pandemia le trajo problemas de precio al etanol”, dijo el especialista internacional Plinio Nastari, y mostró que, tras un impacto inicial por la caída del precio internacional de la nafta, que colapsó el precio del etanol, desde abril empezó a subir y hoy tiene valores récord.
«El problema fue la depreciación de la moneda”, explicó, que trajo una transferencia de precios para los commodities agrícolas, y ahora los precios del azúcar respecto de los de etanol de caña están mejor que en los últimos 5 años: “Prevemos una zafra mucho más azucarera, y menos etanol”.
En cuanto al consumo de etanol en Brasil, este año se redujo, pero a niveles equivalentes a 2017. En cambio, las exportaciones se ven beneficiadas por la devaluación, “principalmente a California, que paga un premio por la ventaja ambiental del etanol de caña, y en mercados como Corea y Japón”, dijo.
“Prevemos que, si el etanol de caña se reduce este año, la producción caiga de 35.500 millones de litros en 2019 a 30.000 millones este año. A la inversa, la producción de etanol de maíz, que se multiplicó 20 veces en los últimos 5 años, crece a tasas muy elevadas: este año cerraría en 1,671 millones de litros, y estimamos alcanzará 2.500 millones de litros en la zafra 2020/21”.
Ese incremento se relaciona con la producción de maíz en Brasil, que para la cosecha 2019/20 se estima de 102,3 millones de toneladas. De estas, 75,9 millones serán de segunda zafra, la que más se proyecta que aumente”. Aunque con una productividad que tiene mucho para crecer (5.530 kilos por hectárea), el área cultivada de maíz fue de 18,5 millones en el ciclo 2019/20; la segunda zafra ocupó 8,83 millones de hectáreas, lo que implica que el 53,6% de la soja se hace con maíz de segunda”.
Por otro lado, la pavimentación de la ruta transamazónica RB 163 abre una conexión más económica entre el Mato Grosso y las áreas del norte, y con el estado de Pará y el puerto de Belém, para enviar maíz y etanol al norte y nordeste de Brasil y competir con importaciones de etanol de Estados Unidos.
“Los mercados de etanol creemos que se van a seguir expandiendo por los desarrollos de la industria automotriz, con híbridos de menor consumo energético, más eficientes y económicos”, dijo Nastari. El experto puso dos ejemplos: el híbrido flex lanzado en septiembre pasado por Toyota, “el automóvil más eficiente y de menor contaminación”, y un híbrido en serie de Nissan, que se va a lanzar en Brasil en versión flex en 2021. “Los vehículos con etanol son los de menores emisiones de todos”.
“En Brasil, en 2019, el etanol sustituyó un 46% de gasolina; en la Argentina, 12%; en Paraguay, 25%; en Uruguay, 8%. Y hay mucho interés en muchos países por el etanol por la baja emisión: en 2030 las bioenergías deberían duplicarse. La producción de biocombustibles debe crecer de 130.000 millones de litros a 500.000 millones en 2030 para atender el Acuerdo de París”, dijo el experto.
“Estamos yendo a la era del hidrógeno representado por biocombustibles, usando la infraestructura existente, promoviendo tecnología local, estimulando la eficiencia energética, complementado de una manera virtuosa los combustibles tradicionales y los renovables”, culminó.
¿Y la Argentina?
Con ese panorama prometedor de fondo, en el panel se planteó la situación en la Argentina. Juan Luis Fernández, ministro de Desarrollo Productivo de Tucumán, dijo que “la fórmula del bioetanol se castigó durante los tres últimos años de la anterior administración, y luego hubo un congelamiento”. “Pedimos lo mismo que para Vaca Muerta para el distrito sucroalcoholero”, enfatizó. “En la matriz energética nacional, las energías renovables son apenas el 5,83%, y de estas, el 75% corresponde a eólica y solar, mientras que las bioenergías (biogás y biomasa) son ínfimas (7%)”, dijo.
Fernández mostró también un gráfico con la variación acumulada de precios de los últimos dos años del bioetanol de caña y de la nafta, que muestra que mientras esta aumentó 134%, el bioetanol solo lo hizo 84%. “Nuestras naftas tienen un 12% de bioetanol, hay una captura de precios”, se quejó.
“A diferencia de otros países, el nuestro tiene un enorme potencial de recursos y hay que administrarlos con criterio nacional. Creo que no tenemos que privarnos de ningún recurso, sino usarlos con el mejor sentido. Pero ¿la bioenergía para cuándo? ¿Por qué nos cuesta tanto aumentar el xicorte del 12%? ¿Por qué a esta vaca viva no se la trata como a la otra?”, exhortó. Y recordó que, en los últimos tres años, el bioetanol sustituyó importaciones por 1.634 millones de dólares.
El ministro esquematizó la estructura del sector, que integran 13 plantas de bioetanol de caña de azúcar, en el NOA; 6 de bioetanol de maíz, fundamentalmente en la región central, y 34 de biodiésel, sobre todo en Buenos Aires y Santa Fe. “En total, 53 plantas en 10 provincias. Vamos a trabajar con la Liga de las provincias bioenergéticas. No creemos que haya argumentos en contra de esto. Y no queremos sorpresas, que se nos caiga la ley actual y el corte obligatorio, ya nos pasó en Tucumán”.
Desde Córdoba, el ministro Eduardo Accastello dijo que la incertidumbre de la pandemia obliga a “dialogar para impulsar una fuerte reactivación productiva y de trabajo. Estos cambios geopolíticos y comerciales nos exigen ser más competitivos”. Y contó su experiencia personal con la importancia del agregado de valor en origen del etanol, que tuvo “cuando llegó ACA Bio con el proyecto de la planta, que garantizaba la cosecha a los productores, la rotación de cultivos, levantaba el precio y brindaba burlanda a los tamberos. Se fueron multiplicando las áreas sembradas, la inversión, se fueron sumando alumnos y docentes de la UTN, se movilizó el comercio, los talleres: todo un desarrollo productivo. Es necesario tener una nueva ley con el concepto: un pueblo, un desarrollo productivo”, dijo el funcionario.
“El bioetanol también permite reducir costos, como los viajes desde el sur del país con naftas; hay que promover el uso de flex, tener un gran potencial energético, reducir el valor de la energía: podemos ahorrar 2.500 millones de dólares en sustitución de importaciones”, aseguró.
Para ello, “es importante ir hacia el corte de naftas de 27,5%. Y el motor flex lo fabricamos en Córdoba. No pretendemos regalías, sino una ley que nos dé 15 años de planificación”, dijo el ministro, y aseguró que es posible tener minidestilerías, que no solo permitan el autoabastecimiento sino también la venta: en Córdoba se fabrican unas que pueden poner entre ocho productores”, indicó.
“Cada punto que suma de corte la Argentina le va a permitir a las provincias inversiones como la reciente de Bio4, de cientos de millones de dólares. Podemos hacer las plantas duales, de caña y maíz, que tiene Brasil. Muchos industriales cordobeses trabajan en agregar valor en origen. Tenemos el maíz, la caña de azúcar, solo nos falta una nueva Ley de Biocombustibles, que piense la Argentina para dentro de 15 años, debemos tomar 32 millones de toneladas que hoy se exportan en grano y agregarles valor. Es momento de resignificar nuestros desafíos comunitarios y productivos”, completó el Accastello.
El especialista Claudio Molina recordó que el 12 de mayo de 2021 vence la Ley 26.093, que desarrolló los biocombustibles en la Argentina, que dio un plazo de 15 años con la posibilidad de computarlo desde la entrada en vigencia del corte, que fue en 2010. “En la industria del biocombustible hay distintas realidades y opiniones” acerca de si prorrogar la ley actual o promulgar otra, porque hay distintas realidades e intereses: el bioetanol de caña; el bioetanol de maíz; el biodiésel de soja de pequeñas plantas, y el biodiésel de soja grandes exportadores, que hoy no participan de manera habitual en el mercado interno, explicó.
“Extender esta ley no deja entrar a nuevos jugadores, lo que perjudica a esas empresas grandes de biodiesel”, explicó. “En el caso del bioetanol, hay grandes inversiones que requieren de un nuevo horizonte, hubo cambios tecnológicos en estos años, hay que incorporarlos a la legislación”. Como el horizonte que tienen los productores con la actual ley es de menos de un año, algunos necesitan estirar el plazo, pero “el riesgo es que en ese caso se complique lograr luego una nueva ley”.
Para Molina, pese a la ansiedad que genera que el Congreso no está deliberando normalmente por la pandemia, hay que recordar que “todos los sectores toman el proyecto de la Liga como el más factible, y es más sano tener una ley nueva con un horizonte a 15 años”. Para él, lo principal es que adopte los cambios tecnológicos que han ocurrido, que deje entrar el desarrollo de biogás y el biometano, y el biojet. Y nuevos mandatos en los productos que ya se están operando: intensificar el uso aumentando el corte al 15%, y establecer un sendero para los autos flex y UL, fijando nuevos cortes: a un año y medio de sancionada la ley, un corte E18, y llegar a 2027 con un E27,5; y con el biodiesel, llegar a 15% y dejar abierta la posibilidad de ir a nuevos cortes, enumeró.
Por otra parte, dijo que “es fundamental reducir las libertades de cambiar las reglas de la autoridad de aplicación, se necesitan reglas previsibles, hay muchas presentaciones judiciales actualmente”. En cuanto al tema impositivo, fue claro: “Hay presiones para gravar los biocombustibles por necesidades fiscales, pero hacerlo en esta etapa es inconsistente”. Por último, dijo que “hay una serie de mecanismos para ser muy prolijos en cuanto a las regulaciones de armado del mercado, cómo se distribuyen las cuotas y los casos excepcionales. Y culminó: “Con esto podemos tener una normativa de excelencia que nos acerque a Brasil, salvando los años de desarrollo”.
Como cierre, Alberto Morelli les pidió a los panelistas que trazaran lo más importante.
Para Fernández, “tiene que haber una decisión política de superar el lobby petrolero. ¿Qué frena la venta de autos flex en el país, si los fabricamos y exportamos? La Argentina no tiene que copiar matrices energéticas, sino hacer aquello en lo que somos ricos: aprovechar la biomasa”.
Nastari coincidió en que “es fundamental la previsibilidad: cuando se habla de etanol, de biodiesel y de biogás se habla de un proyecto integral de desarrollo que integra la producción de alimentos con la de energía”, e invitó a “estudiar la iniciativa de RenovaBio, que puede aplicarse en la Argentina”. Desde un punto de vista estratégico, dijo que “estamos en un momento crítico de escoger la estrategia de movilidad. Debemos integrar cada vez más las cadenas de automóviles, porque esta estrategia viene muy bien en India, China y muchos lugares”.
Accastello instó a trabajar por la nueva ley: “El Gobierno no puede no estar de acuerdo con este desarrollo virtuoso: los biocombustibles generan proyectos de desarrollo, permiten sustituir importaciones y generar unidades de negocio microrregionales; que el petróleo se exporte y genere divisas. Hay especulación de algunos empresarios petroleros que reciben subsidios y quieren todo fácil. Nosotros no queremos regalías, queremos bonos de carbono”. Y culminó: “Esto cierra por todos lados, no tengo dudas de que se va a votar, el Gobierno va a entender la necesidad de esta ley”.
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