En febrero la producción de leche estuvo lejos del precio de equilibrio en el tambo

Share on FacebookShare on Google+Tweet about this on TwitterShare on LinkedIn

Tal como “lo sospechamos desde un principio”, las lluvias del 20 de enero ayudaron mucho, pero no llegaron a quebrar la tendencia seca. Y de la mano de un nuevo soplete (semana de altísimo calor), la cuenca oeste retrocedió a la sequía y bajó expectativas con sus cultivos de 2da, que encima luego recibieron dos heladas. Ahora vamos a un otoño de neutralidad, donde se definirá más claramente el 2do semestre.

El pronóstico del SMN para FEB-MAR-ABR, en la cuenca oeste, prevé precipitaciones normales y temperaturas superiores a lo normal.

La producción nacional de leche atenuó su baja estacional de enero y se ubicó 3,5% arriba de la de 2022 (muy baja por aquel golpe de calor). Mientras que los sólidos útiles crecieron 4,7%, que es significativo. La sequía afectó mucho la base forrajera, hizo replantear y estabilizar las dietas de las vacas y asumir altos costos de producción, que no son acompañados por una dinámica de precio acorde. Además, 2023 estará jugado con menor cantidad y calidad de reservas.

Febrero: ¿El gobierno no conoce o se hace el que no conoce al sector lechero?   

La publicación del informe mensual de costos del OCLA se junta con la lucha de cada tambo contra su descapitalización y genera en los productores un gran malestar. Porque persiste una brecha mínima de $9/$10 entre lo que se cobra y el precio de equilibrio de la actividad. Cosa que se ha manifestado en distintas oportunidades y en todos los ámbitos posibles, que las industrias conocen muy bien y frente a la cual el gobierno (MECON, SCI, SAGPYA) no puede actuar como si desconociera el asunto, ya que es él -con sus intervenciones- la principal causa del problema.

La cadena lechera cumple con la sociedad. El gobierno no cumple con ella. 

Durante 2022 nuestra cadena láctea dio pleno abastecimiento al mercado interno y creció en sus exportaciones. Cumplió con la sociedad en lo que aporta: trabajo, alimentos básicos y divisas. Pero las autoridades no cumplen con ella, siguen las intervenciones distorsivas que restringen la captura del valor que genera por parte de la cadena y su transmisión hasta los tambos.

Y se suman daños crecientes con cada nuevo dólar soja (cuyas reparaciones parciales tardan en llegar) y con mayores condicionamientos al acceso a financiamiento (SISA, RUCA, etc).

Deja un comentario