Lo hizo sin aviso previo como represalia a la publicación de su procesamiento por el juez Bonadío en la causa Girsu y por la denuncia sobre la muerte de un vecino en la guardia del Hospital.

Si algo tenía a favor el intendente Walter Torchio entre otras cosas era su respeto a la libertad de prensa, a respetar las pautas de publicidad y no restringir a ningún medio. Lo perdió, y lo hizo de la peor manera, sin aviso previo y provocando una enorme pérdida de dinero a esta empresa.  Primero nos hizo publicar varias dobles páginas y varias publicidades más, durante el mes de febrero, y luego nos mandó la orden por mucho menos dinero de lo establecido. Lo hizo en los dos últimos meses sabiendo que no estamos atravesando los mejores momentos, y que una medida así nos puede poner en Jaque con graves problemas de financiamiento. (Debemos cubrir los cheques de impresión con menos ingresos).

Actualmente nuestra pauta se vio reducida a solo un 33% de lo que corresponde, según hemos trabajado en los últimos 20 años con el municipio de Carlos Casares, y según trabajan los demás medios. Claro que la pauta no le bajó a nuestro colega El Oeste, ni a Julio Miguel, ni al multimedio de la familia Franco (Canal 5 y Fm Centro) el cual cobran mucho más que nosotros (Ya nos ocuparemos de eso), por lo que debemos entender que no es una medida general para todos los medios, sino una represalia periodística como nos han confirmado algunos funcionarios.

Cabe destacar que en ambos casos nos hemos privado de dar nuestra opinión, que estaríamos en todo el derecho de hacerlo, solo hemos publicado reportajes o información pura, producto de nuestro trabajo periodístico, la verdad simplemente, que es siempre lo que nos recomendó el intendente para conservar una buena relación.

La medida se agrava porque en este mes se debía actualizar la pauta de acuerdo a la inflación del año pasado, y en lugar de eso la redujo en forma arbitraria y traicionera.

Lo hecho por este intendente nos hace recordar a otros tiempos que creíamos superados, el tiempo aquel donde otro escribano, Pascual Rampi, nos discriminó, persiguió, nos enjuició, nos mandó a quemar un auto y luego también la casa, y no solo que no nos dio publicidad, sino que perseguía a las empresas que si lo hacían. Fueron tiempos duros, pero logramos sobrevivir publicando lo que hay que publicar, siempre pensando en el bien común y Rampi, que nos hizo varios juicios con la idea de hacer meter preso a nuestro director y no ganó ninguno, finalmente se tuvo que ir derrotado en su afán de hacernos desaparecer por un pueblo que nos dio su apoyo.

Siempre hemos destacado las obras y los actos de gobierno de esta gestión de la mejor manera y lo seguiremos haciendo, por el pueblo, por nuestros lectores y por los muchos amigos que tenemos en esta gestión, pero fundamentalmente por nuestra pasión a publicar la verdad, lo bueno, lo malo y a veces lo intrascendente a pedido de algún ego, pero la verdad, esa que tanto le duele al escribano, jamás la vamos a callar, antes preferimos cerrar. Los errores que causan la muerte a un vecino y/o el procesamiento por Malversación de Caudales Públicos de un Juez Federal, no se corrigen callando a la prensa, todo lo contrario, así se multiplica la trascendencia de lo informado, sus propios secuaces de las redes sociales se encargan de mantenerlo vivo publicando sandeces. Sr. Intendente, usted se está convirtiendo en un demagogo. Reflexione.

Horacio Cervellini / Director Nueva Imagen

Fuente: Periódico Nueva Imagen