Congreso Aapresid: Cerrando las brechas de C en nuestros suelos
Guillermo Peralta (Conicet) habló de las oportunidades para cerrar las brechas de C en los suelos. “El carbono (C) cumple en los suelos un rol clave, ya que es el principal sostén de su capacidad productiva: manteniendo la estructura, su capacidad de aireación, infiltración y regulando el contenido y ciclo de nutrientes”.
Pequeños cambios en la capacidad de almacenaje de C del suelo – a través de prácticas de manejo adecuadas – tienen un gran impacto sobre el secuestro del gas de efecto invernadero CO2, siendo una de las estrategias más promisorias en la mitigación del cambio climático dada su escalabilidad.
El secuestro de C en el suelo depende del balance de entradas y salidas. Las entradas se dan vía incorporación de biomasa vegetal, exudados de raíces, biomasa microbiana, etc. Las salidas están dadas por fenómenos como la erosión, lixiviación y principalmente por la descomposición de rastrojos y mineralización de la materia orgánica.
Factores climáticos, edáficos y de manejo influyen en ese balance y en la capacidad de secuestro: zonas de mayores precipitaciones aumentan la productividad y por tanto mayor aporte de C; suelos arcillosos protegen el C; y en cuanto al manejo, el mayor impacto vienen de la mano de raíces y rastrojos.
No hay una relación lineal entre aporte de C y stock. Luego de un periodo de tiempo, que puede llegar a 20-30 años, el nivel de C llega a un punto de estabilización que depende del manejo, suelo, ambiente, etc.
Se pueden identificar 3 niveles de C en suelo: el potencial o bio físico – definido por características del suelo como textura -, el potencial alcanzable o ambiental – definido por la oferta radiación, temperatura y balance hídrico – y el nivel actual – ligado al manejo, al estado físico, nutricional, labranza, rotación, etc.-.
Creemos existen brechas entre los distintos niveles de C y que es posible acortarlas a través de diversas estrategias. La brecha entre alcanzable y potencial puede achicarse a través de aportes externos como abonos, purines, etc. La brecha entre lo real y lo alcanzable puede cerrarse con prácticas de manejo adecuadas.
Prácticas como la fertilización, SD, las rotaciones intensas y diversas con cultivos de servicios pueden implicar acumulaciones de 200 kg C/ha, 400-500 kg C/año, aún mayores con pasturas.
Para cerrar, Peralta adelantó la conformación de la Red de brecha de carbono, un proyecto liderado por Aapresid, organismos públicos y universidades que tendrá como objetivos: cuantificar estas brechas en las distintas regiones del país, identificar sistemas con mayor capacidad de secuestro así como la incidencia de las distintas prácticas en estas brechas, generar mapas de distribución de brechas y crear una red de generación e intercambio de información.
El proyecto tendrá varias etapas: recopilación de información de productores sobre niveles de MO actuales, ligar estos datos con modelos de simulación para generar proyecciones, calcular niveles potenciales y alcanzables, y por último, identificar las estrategias más adecuadas para cerrar las brechas en cada región.
“El mundo demanda trazabilidad y Huella de C, así como sistemas de monitoreo reporte y verificación (MRV) que se transformarán en créditos de C valorizables. En ese camino, el rol del productor es clave. En esta red que estamos conformando el productor no sólo es protagonista en la generación de información sino también como agente de cambio para reducir las brechas de C”, cerró Peralta.
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