Para el 79% de la población, en la Argentina se vive al margen de la ley

Un sondeo exhibe el bajo apego a las normas después de más de una década de kirchnerismo; el 43% de los consultados dijo estar dispuesto a ir contra la legislación si cree tener razón

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(lanacion.com)Mas del 40 por ciento de los argentinos está dispuesto a ir en contra de la ley si cree que tiene razón; casi el 80% piensa que el país «vive la mayor parte del tiempo fuera de la ley» y cerca del 90% opina que los argentinos son «más bien desobedientes o transgresores».

Son algunas de las conclusiones más contundentes de una encuesta sobre cultura constitucional elaborada para LA NACION por Poliarquía Consultores e IDEA Internacional (Institute for Democracy and Electoral Assistance), un organismo intergubernamental dedicado a promover y contribuir a la calidad de la democracia.

La disposición a violar la ley en caso de creer que se tiene razón fue elegida por el 43% de los encuestados, mientras que el 46% dijo no estar dispuesto, el 9% contestó «depende» y el 2% restante dijo no saber o prefirió no contestar.

El cuadro se completa con el nivel de acuerdo con una serie de afirmaciones. El 73% dijo estar en desacuerdo o muy en desacuerdo con la idea de que en la sociedad «existe consenso sobre lo que está bien y lo que está mal». En sintonía, el 84% eligió las mismas opciones respecto de la noción de que «la gente respeta las reglas necesarias para una buena convivencia social».

«En la medida en que no se reconocen leyes que generen acatamiento general aparece la anomia, que es una conducta individual, consecuencia, justamente, de la falta de claridad sobre las normas», reflexionó Eduardo Fidanza, director de Poliarquía ante LA NACION.

La percepción sobre por qué en la Argentina se incumplen las leyes incluye varias opciones. Para el 33%, tiene que ver con el «mal funcionamiento del sistema judicial», el 30% lo atribuyó al «mal comportamiento humano» y otro 17% al «mal funcionamiento del sistema de castigos».

Vinculado a esto último, el 63% de los consultados dijo no creer que los argentinos son iguales ante la ley; el 84% se mostró en desacuerdo con que la Justicia juzgue a las personas sin importar el dinero que tengan, y el 78% dijo no acordar con la premisa de que, si cometió un delito, «cualquier persona puede ir presa independientemente de quién sea».

También la personificación de la tendencia a infringir la ley arroja datos interesantes. Ante la pregunta ¿quién viola más las leyes? y la posibilidad de elegir a más de un actor, el 74% apuntó hacia «los políticos»; el 52%, a «los policías»; el 43%, a «los funcionarios»; el 38%, a «los jueces», y el 19%, a «los abogados». Sólo el 1% ubicó en primer lugar al Gobierno.

Como contrapartida, entre las instituciones que inspiran mayor confianza se impusieron las universidades públicas, los maestros, la Iglesia, los medios de comunicación y las ONG. Entre las menos confiables quedaron los partidos políticos (la mitad dijo tenerles poca confianza), los sindicatos (eligió esa opción el 45%), la policía (42%) y el Congreso (27%).

Otras tres conclusiones fuertes respecto de los poderes del Estado: la mayoría de los encuestados opinó que los miembros del Congreso toman decisiones pensando poco (49%) y nada (26%) en la gente y que los jueces son poco (41%) o nada (19%) independientes, mientras que el 51% les adjudicó poca (36%) o ninguna (15%) independencia a los jueces de la Corte Suprema.

Tampoco la perspectiva histórica es alentadora. Una réplica de esta encuesta que se hizo en 2004 arrojó resultados muy parecidos. «Respecto del primer estudio se observan mejoras marginales, pero el diagnóstico está vigente: un vínculo débil con la ley y la convicción de que la mayoría de los argentinos no cumple la ley», apuntó Fidanza.

Del lado del haber, aunque en minoría, la encuesta muestra algunas conclusiones alentadoras. El 60% dijo estar de acuerdo con que, «en general, se puede confiar en la gente», y el 78% consideró que «si uno tiene un problema siempre hay alguien dispuesto a ayudar».

En el plano institucional, el 91% consideró que la Constitución es importante o muy importante; el 71% opinó que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno y el 70% dijo preferir un líder «respetuoso de las leyes, aun cuando no fuera muy fuerte», frente a la alternativa inversa, que eligió el 24%.

«Queda clara cierta paradoja entre las creencias y aspiraciones y la convicción de que no hay consenso sobre lo que está bien y lo que está mal», concluyó Fidanza.

El estudio, para el que se consultó a 1000 personas en los principales centros urbanos, tiene un margen de error de +-3,16% para un nivel de confianza de 95%.

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