Día del Mate: Por qué se celebra y cuánto se toma en la Argentina

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De la mano de una revalorización de los insumos autóctonos, tan en boga hoy, el mate se aggiorna como producto más exclusivo con sommeliers de yerba, nuevos usos en bebidas y comidas, comercialización de productos boutique en el exterior y usos impensados hasta en cosmética o moda.

El Día Nacional del Mate es el 30 de noviembre. Se celebra desde 2015. La fecha fue establecida por la ley 27.117. Se eligió ese día en conmemoración del nacimiento del comandante guaraní Andrés Guacurarí y Artigas (1778-1821).

Hijo adoptivo de José Gervasio Artigas, el ‘comandante Andresito’ fue gobernador de la provincia de Misiones de 1815 a 1819 y fomentó la producción y comercialización de la yerba mate. Sirvió en el Ejército de Manuel Belgrano, participando en las luchas por la independencia argentina.

Esta bebida nacional representativa tanto de nuestra idiosincracia como patrimonio gastro comenzó a beberse en el siglo XIX, especialmente en la llamada Región Paraguaria, que ocupaba parte de los actuales territorios de Paraguay, Argentina, Uruguay, Bolivia, Brasil y Chile. En aquellos años de colonización se lo conocía como oro verde.

La palabra mate nace del vocablo quechua ‘matí’, y significa calabaza, ya que históricamente era el recipiente y material donde más se tomaba. La bombilla se denominaba tacuarí y era simplemente una cañita ahuecada.

Capaz de calmar la sed más que el agua común, es la infusión más consumida en la Argentina, muy por encima del té o el café y, según estiman las empresas productoras de yerba, está presente en el 90% de los hogares: se beben, en promedio, 100 litros de mate al año por persona

Aunque localmente el mate se toma de modo cotidiano, en el exterior la yerba mate es consumida por sus propiedades energéticas y el aporte de vitaminas y minerales que provee para el organismo, por lo cual es ideal para deportistas o aquellos que realizan trabajos de alto rendimiento físico.

Comparado con el vino por su gran poder antioxidante (más potente que la vitamina C y el té verde), permite levantar las defensas en el organismo, además de ser una fuente de vitaminas B1, B2 B3, B5, C y E, hierro, magnesio, potasio y aminoácidos.

Sommelier de mate

Karla Johan es sommelier de mate, algo que quizás hace unos años parecía exótico, pero hoy es cada vez más común. «En general, la gente piensa que el sommelier se dedica únicamente al vino, pero debe poder catar cualquier tipo de producto para poder formar opinión. Soy misionera de pura cepa y encontré la conexión con mi profesión convirtiéndome en sommelier de yerba mate», cuenta Johan.

Johan publicó ‘El libro de la yerba mate’, que ya va por su cuarta edición y es docente, investigadora y pregona las virtudes de esta infusión internacionalmente. «Mi principal función es asesorar a empresas del rubro: capacitar, analizar sensorialmente y lanzar nuevos productos al mercado».

Hoy, el futuro para la yerba mate está puesto tanto en darle una vuelta de tuerca, abriéndose paso en ámbitos variados: desde bebidas saludables, estimulantes y del segmento no alcohólicas a coctelería y cervezas (en Europa y los Estados Unidos hay birras a base de yerba), infusiones 2.0 (mate en polvo, cápsulas), gastronomía, pastelería y más. ¿El objetivo? Gourmetizarlo pero también acercarlo al público joven y al consumo diario.

«El público está buscando alimentos más artesanales, naturales y sofisticados a la vez. Se debe a la tendencia mundial del cuidado del cuerpo y la salud. E influye lo que está sucediendo en el deporte internacional: tanto en el fútbol europeo como en la NBA, los grandes jugadores lo están utilizando como energizante natural», explica Johan.

fuente: Cronista

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