Informe rosgan

Faena vacuna: Un primer semestre que no detuvo su marcha

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Pese a las adversidades originadas por la pandemia del coronavirus en el comercio mundial, el sector ganadero y en particular la actividad de faena vacuna en Argentina ha estado dando señales muy robustas en lo que va del año. En este sentido, la industria frigorífica ha logrado adaptarse muy rápidamente a los nuevos protocolos de trabajo impuestos por el Covid-19 pero también el productor ganadero lo ha hecho, reaccionando a las distintas señales que fue dando el mercado.
Desde fines del año pasado, la paralización de las compras chinas obligó al productor a replantear súbitamente el negocio de la vaca que para muchos se había convertido en la caja de emergencia, ante del complejo escenario que
atravesaba la economía local. Seguidamente, el derrumbe de la demanda europea a causa del coronavirus, ha llevado a aquellos productores de novillos pesados a acortar los ciclos de engorde y volcar esa oferta al consumo doméstico, en un movimiento puramente táctico ante un cambio no esperado en las condiciones de mercado.
En definitiva, la gran adaptabilidad que presenta nuestro sector, a diferencia de otros grandes productores de carne a nivel mundial, ha permitido sostener un nivel de faena muy firme, que incluso llega a superar los niveles registrados el año previo.
Con 1.208 mil cabezas faenadas durante el mes de junio, el primer semestre de 2020 acumula un total de 6.840 mil animales, superando en un 5,6% la faena registrada de enero a junio del año pasado (6.475 mil cabezas).
En términos de nivel de extracción (faena total sobre stock declarado al 31 de diciembre), el acumulado de enero a junio de este año se ubica en un 12,6%, solo superado por el 14,1% registrado durante el primer semestre del 2009, año en el que se iniciaba una fuerte liquidación del rodeo nacional.

A diferencia de aquel año en el que tanto machos como hembras vieron crecer fuertemente su faena, en estos seis primeros meses del año se observa un importante crecimiento en machos y una leve caída en hembras. En términos absolutos, de enero a junio de este año se faenaron 3.599 mil machos, un 11,4% más (+368 mil animales) que en igual período del año pasado mientras que la faena de hembras alcanzó las 3.241 mil cabezas, un -0,1% menos que en 2019. Esto se traduce en una caída en la participación de hembras de casi 2,5 puntos porcentuales, pasando de tasas promedio superiores al 50% el año pasado a una media del 47,5% en lo que va del año.
Complementando estos datos con lo que los números abiertos por dentición se observa, a su vez, una caída más pronunciada en hembras jóvenes, lo cual alienta la idea de un cambio de tendencia que favorece la retención de vientres productivos. En promedio, durante el bimestre abril-mayo (primer período comparable tras el cambio en el criterio de información de faena), la faena de hembras de 8 dientes y más se vio

incrementada respecto de igual período del año pasado en un 19% mientras que la faena de categorías de 4 a 6 dientes, hembras en pleno ciclo productivo, cayó hasta un 25% en el mismo período. Este cambio relativo en la participación de hembras, estaría explicado no solo por esta tendencia de mayor retención de vientres jóvenes
sino también por la tracción que vuelve a ejercer la demanda china sobre la vaca.
En lo que respecta a machos, al tiempo que sigue disminuyendo la oferta de novillos pesados, se observa un aumento en la faena de machos jóvenes castrados, con pesos por res más elevados, producto del acortamiento de
los ciclos de producción. Como mencionamos anteriormente, la fuerte caída que experimentó la demanda europea, ha llevado a muchos invernadores de novillos a acortar los ciclos, volcando al mercado doméstico un animal más
pesado de lo que usualmente se vende en este canal. En adelante, con una demanda europea que comienza a recomponerse, la falta de novillos pesados puede llegar a convertirse nuevamente en una limitante para acompañar el crecimiento esperado en la demanda de exportación.
Sin embargo, más allá de estos cambios que experimentó la faena de las distintas categorías en respuesta a las alteraciones sufridas por la demanda, la realidad es que la faena total es muy elevada. Si bien el nivel de faena mensual resulta muy estable comparado con otras actividades de ciclos mucho más marcados, no deja de tener su
estacionalidad.

Bajo este criterio, la faena del primer semestre del año suele situarse por debajo del promedio anual mientras que durante la segunda mitad del año, el número de animales faenados tiende a aumentar, reflejando un indicador de estacionalidad superior al promedio. Este comportamiento se explica por la mayor oferta de animales terminados
que aportan tanto los feedlots como las recrías iniciadas con la zafra de terneros de otoño.
La faena del segundo semestre del año pasado (6,48 millones de cabezas) resultó un 15,2% más elevada que la del primer semestre de ese mismo año. Sin embargo, los 6,84 millones de este año ya superan en un 5,6% el número del año pasado.
¿Será esto un indicador de un mayor nivel de faena anual o estaremos ante un año atípico, con un segundo semestre menos activo? En principio, el elevado nivel de ocupación que muestran los feedlots no estaría dando indicios de una potencial menor oferta en los próximos meses. Si bien, es cierto que una mayor proporción de animales
fueron retenidos este año para su recría a campo y esto puede tener cierta flexibilidad para prolongar los ciclos evitando una presión de oferta, lo que ya se encuentra en los corrales ingresará al mercado inevitablemente en dos a tres meses.
Si esto es así, y estamos ante un año con mayor faena absoluta, el rol que juegue la exportación será clave para el sostenimiento de los valores de la hacienda ante un mercado interno que, estando ya muy bien abastecido poco podrá absorber esta mayor oferta adicional.

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