Los aeroaplicadores y el desafío de derribar mitos

El Congreso de Fearca en Salta sirvió para debatir sobre la comunicación y lograr que el avión deje de ser visto como chivo expiatorio de la contaminación agrícola.

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La aviación agrícola tendrá un rol fundamental en la campaña venidera. Las recientes inundaciones en el norte de Buenos Aires y el sur de Santa Fe han puesto en vilo al sector agropecuario, que mientras analiza las pérdidas continúa esperando que baje el agua. En este contexto, los aeroaplicadores serán clave en caso de lotes inundados donde no puedan ingresar las maquinarias agrícolas.

Este punto y varios más fueron tratados en Salta, durante el XXIV Congreso Mercosur y Latinoamericano de Aviación Agrícola, organizado por la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas.

«Estamos defendiendo aproximadamente 15 millones de hectáreas en todo el país, en algunas áreas donde se duplica y hasta triplica el uso del avión por necesidades de tamaño de cultivo», aseguró a Infocampo Orlando Martínez, dirigente histórico de Fearca que hoy ocupa la vicepresidencia de la entidad.

Uno de los puntos en que más se hizo hincapié desde la organización fue la necesidad de llevar a cabo políticas de comunicación efectivas, de forma que la aviación agrícola deje de ser vista por el ciudadano común como un chivo expiatorio.

En ese sentido, Martínez expresó que los mayores esfuerzos del sector se concentrarán en cambiar la imagen del aeroaplicador: «Queremos hacer entender a la sociedad que estamos trabajando con total seguridad, con la deriva, con la calidad de la aplicación, con la seguridad de que arriba del avión haya una persona profesional con cinco o más años de preparación».

Además, aseveró que la actividad se ve castigada por campañas a cargo de organizaciones ambientales: «Queremos llevar la comunicación a esa sociedad que está muy golpeada por diversos lugares con mensajes muy negativos. Estamos trabajando por el medio ambiente y la protección de los alimentos para que haya una mejor salud. Ese ha sido el slogan de este congreso, y es el rumbo que tenemos que seguir».

Justamente, una de las posturas más radicales sobre el tema la tuvo el Ing. Daniel Irgazábal, profesor de la Universidad Nacional de Córdoba: «Existe una percepción social que la aplicación implica contaminación; sin embargo, no hay pruebas concretas que así lo demuestren. Nosotros nos propusimos definir la contaminación utilizando un método específico que arrojó que la gente está expuesta unas 2.000 veces menos que lo que exigen las organizaciones sanitarias. Estamos perdiendo 5 a 0 y seguimos metiendo defensores, tratando de demostrar que no es cierto lo que se dice”.

Martínez aseguró que cuentan 181 bibliografías internacionales y nacionales «donde se demuestra que la deriva de un avión con vientos de 25 kilómetros cruzado no supera los 100 metros. En la colecta de gotas, a los 100 metros no se colecta más. Como no era convincente el papel, se trajeron bombas aspiradoras de aire de Europa para absorber a distintas alturas la succión para verificar si hay partículas en el aire o no. No hay partículas a los 50 metros en el aire que pueda contaminar una ciudad, a tu casa o a tu vecino».

Bondades del aeroaplicador. Con más de 1.000 aviones en actividad, Martínez reconoce que la aplicación del avión, en una distancia de unas 150 hectáreas, ronda los 100 pesos, lo cual la hace más costosa que la maquinaria terrestre. Sin embargo, destaca sus beneficios, más en este contexto: «El primero y principal es que usa menos agua que varias de las máquinas terrestres. Eso permite usar menos agroquímico porque en la concentración va el efecto, y cuanto más concentrado va el producto tendrá mejor efecto en el cultivo. El segundo aspecto es que no traslada enfermedades», explicó Martínez. Un informe del Inta afirma que la máquina terrestre produce 3,5% de pérdida por pisoteo o compactación, aunque un informe de Brasil asegura que da hasta un 7%. «Es un plus que tiene la aviación agrícola respecto de otras aplicaciones», cuenta.

Una de las buenas noticias que tuvo el congreso fue el reconocimiento que tiene la aviación agrícola argentina a nivel internacional. «A nivel técnico, Argentina es de los más altos del mundo en términos de tecnología de aplicación. En profesionalismo de los pilotos es muy superior a Canadá y Estados Unidos. Incluso es mejor en la parte técnica que Brasil», afirmó a Infocampo el norteamericano Alan McCracken.
Asesor especializado en el sector y uno de los disertantes estrella del evento, McCracken ubicó al país entre los 8 o 9 mejores a nivel mundial, que admitió podría estar más arriba de no ser por una falta «en el entrenamiento de los ingenieros agrónomos».
Claves de la aeoraplicación
El avión cuenta como beneficio que usa menos agua que varias de las máquinas terrestres, lo que permite mayor concentración del producto y, por ende, mayor efecto en el cultivo.
Otro plus es que una máquina terrestre produce desde un 3,5 hasta un 7% de pérdida por compactación o pisoteo.
Por tecnología de aplicación y profesionalismo de pilotos, Argentina se encuentra en el top 10 mundial, según el especialista Alan McCracken.
Fuente: Infocampo

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