La nutrición, una de las claves para una alta producción de soja
La soja de la campaña 19/20 promete altos rendimientos, pero para lograrlos es fundamental aportar los nutrientes necesarios para el cultivo.
Según manifestaron directivos de Fertilizar AC en un encuentro organizado para la prensa, “La soja es el cultivo que presenta el manejo de la fertilización más precario. Esta situación hace que los rendimientos promedios logrados estén muy por debajo del potencial y que el empobrecimiento de los suelos se agrave, alcanzando en algunos casos situaciones irreversibles”, señaló María Fernanda Gonzalez Sanjuan, gerente ejecutiva de la entidad.
Luego, fue el turno de Martín Díaz Zorita, coordinador del Comité Técnico, quien hizo un análisis detallado de la evolución de la nutrición en soja. Actualmente el uso de fertilizantes en Argentina tiene una tendencia generalizada en aumento aunque sólo se fertiliza un 57 % del total del área sembrada con soja y contrariamente a lo que se cree, la dosis viene decreciendo campaña tras campaña no sólo en cantidad sino también en variedad de nutrientes.
Según describió el especialista, el déficit de fósforo se está generalizando de manera acelerada. Mientras en 2011 un 43% de la superficie pampeana era deficiente en este nutriente hoy esto llega a un 66%. En otras palabras, hace 7 años, en promedio en toda la región pampeana, los niveles de fósforo para los cultivos eran de 20 ppm mientras que hoy son sólo de aproximadamente 15 ppm.
“La correcta inoculación es fundamental para acompañar las mejoras productivas y las mayores dosis de nutrientes. Así es que la fijación biológica mejora proporcionalmente a la producción en los planteos con dosis de alta producción”, afirmó Díaz Zorita.
Además de los nutrientes tradicionales como el nitrógeno, fósforo y azufre, hoy se encuentra que en vastas regiones existen respuestas a micronutrientes como el zinc. Díaz Zorita mostró datos donde se observan productividades de lotes sin fertilizar versus dosis “del productor” y dosis de alta producción. En promedio se encuentra que la brecha de rinde por ajustes en nutrición es de un 30%.
En este contexto, la recomendación de la entidad es la implementación de buenas prácticas de manejo de la nutrición de soja contemplando el diagnóstico inteligente de los suelos y considerando las diferentes expectativas de rendimiento según ambientes de producción.
La visión de un productor
De la jornada, también participó Alejandro Palacio de Salto, provincia de Buenos Aires, quien compartió su planteo en el campo que administra de aprox. 1.000 hectáreas y las perspectivas para esta campaña agrícola 2019/20. Así Palacio mostró que en un campo bien administrado es posible estabilizar el sistema productivo de manera rentable sin descuidar el medio ambiente.
Como premisa, el productor destacó que “ya no está en discusión si hay que fertilizar o no la soja, sino que lo que se discute son las dosis de nutrientes, en cada ambiente productivo en un contexto intensificado de rotaciones”.
Palacio explicó que el manejo de la tecnología por ambiente mejora notablemente la eficiencia del uso de los nutrientes y el retorno económico de los cultivos.
También, por otro lado, expresó que luego de 20 años de implementar la intensificación productiva por ambientes, actualmente encuentran que lotes que antiguamente eran “mediocres” han mejorado notablemente y ya se puede apuntar a manejos de punta. Así es que se confirma que las buenas prácticas mejoran el estado de los suelos y los beneficios empresariales.
Este productor líder expresó que en sus lotes se logró recuperar los niveles de fósforo a niveles de 15 ppm partiendo de 6 ppm, con lo cual se puede manejar con las dosis necesarias en función de los cultivos que se siembren.
En síntesis, la experiencia de este productor demuestra que haciendo las cosas bien se logra estabilizar el sistema y mejorar los suelos en las zonas más productivas de la región núcleo.
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