Fuerte mensaje de las 4 cadenas de cultivos en el país, quienes invitaron a dejar de hacer daño

Subrayaron que no se han solucionado temas puntuales como retenciones, inflación y la no eliminación de Roes. Puntualizaron que la situacion actual es extrema y es preocupante ver la falta de inversiones, solo basta ver las inundaciones. Criticaron que se hace un mal uso de las entidades crediticias y pidieron no dañar el IPCVA, símbolo de lo que esta hecho bien.

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En la jornada de este jueves se desarrolló en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires coctel de fin de año de las 4 principales cadenas de cultivos en argentina Maizar (maíz y sorgo), Argentrigo (Trigo), Asagir (Girasol) y Acsoja (Soja).
Con una importante participación de público entre los que se destacaron productores, periodistas, agentes de bolsa, Diplomáticos, representantes del Gobierno, Asociaciones empresarias, entre otros.
Allí lo más esperado de la tarde fue el mensaje de las entidades de cultivos, el cual estuvo en el presidente de Maizar, Gastón Fernández Palma.

El discurso
Hace un año nos reunimos aquí, como en ocasiones anteriores, las cuatro asociaciones que representamos las Cadenas de Valor de la soja, el girasol, el trigo, el maíz y el sorgo.
En aquella oportunidad felicitamos al recientemente asumido Ministro Carlos Casamiquela por el nuevo cargo y le deseamos una gestión exitosa, a él y a su equipo, para que logren encauzar la resolución de los múltiples problemas que aquejan nuestra actividad y limitan su desarrollo.
Las necesidades y reclamos que planteamos en ese momento fueron los siguientes:
– Eliminar las trabas a las exportaciones o ROEs, derogando la Resolución 543/2008
– Aliviar la excesiva presión impositiva
– Resolver el problema de la inflación
– Disminuir los aranceles de exportación, que tornan inviable el desarrollo de la actividad en áreas alejadas a los puertos y muy difícil para las demás, hasta lograr su completa eliminación.
– Corregir los atrasos en devoluciones de saldos de IVA.
– Promulgar la Ley de Fitosanitarios
– Evitar que los Mercados a Término sean amenazados por las nuevas exigencias para operar.
– Optimizar los flujos logísticos del país. En particular ferrocarriles, rutas e hidrovía.
– Agilizar los controles aduaneros en las inspecciones de buques
– Responder firmemente frente a atropellos sobre la propiedad privada, tanto cuando grupos sin respaldo científico impiden la puesta en marcha de una planta, como cuando a instalaciones existentes se les pretende condicionar su libertad.

Como conclusión, pedíamos que el Sector Público se comprometiera a corregir distorsiones en un camino pactado, sin demoras, sin pausas, con fechas ciertas, con compromiso y siempre en la seguridad que esa mejora alcanzable terminara en mayor bienestar para todos los habitantes de esta Nación.

La compleja situación que teníamos hace un año, que en cierta manera estaba amortiguada por los altos precios internacionales, se ha transformado en muchos casos en una situación extrema. Solo hace falta ver la situación de las inundaciones que ocupan una parte enorme de las zonas productivas. Hoy vemos en forma contundente la falta que hacen las inversiones que no se hicieron y la ausencia de quienes deben instrumentar las soluciones correspondientes para paliar la emergencia con la prontitud y eficacia requerida.
La inflación torna cada vez más compleja la toma de decisiones en nuestro sistema productivo. Los márgenes de los cultivos son negativos en casi todas las regiones. El cepo cambiario genera una mayor brecha, que se suma a las barreras, a las trabas a la importación y a la caída de reservas. Todo esto, en conjunto, refuerza los aumentos de precios y de costos y hace cada vez más incierto el escenario para la toma de decisiones y la obtención de insumos claves para la producción. Este efecto también se ve reflejado en el incremento del costo de la energía, en particular el costo del combustible.
Lamentablemente, todos los puntos que nos preocupaban en aquel momento, con la situación actual de precios en baja, en un contexto climático complejo, solo han empeorado. Necesitamos expresarnos con claridad y unir esfuerzos para que nuestros gobernantes y nuestra sociedad comprendan que nosotros como comunidad agroalimentaria «queremos ser parte de la solución», como fuera planteado en el lema de un reciente seminario. Pero para esto necesitamos generar una visión conjunta que incluya a nuestros gobernantes, actuales y futuros.
Debemos como país cambiar la visión del agro, queremos ser una fuente de desarrollo y no una mera fuente de recaudación. Somos un país con una comunidad agroalimentaria profesional, comprometida y orgullosamente argentina.

Nuestros competidores de la región lo han entendido y han generado una visión que hoy les permite ser protagonistas y desarrollarse. Seguimos autocondenándonos al estancamiento mientras el mundo avanza y nuestros lugares son ocupados por otros. El mundo no nos va a esperar. Hoy lamentablemente la agenda de la producción es la supervivencia. El sector agroalimentario a nivel internacional está debatiendo otra agenda: tratados de libre comercio, mercados, desarrollo sostenible, empleo e inversión. También está desarrollando métodos de defensa ante el nuevo proteccionismo que intenta implantar barreras comerciales disfrazadas de estándares de calidad.
Todavía, y a pesar de la superproducción, existen buenos precios internacionales para nuestros productos. Pero así y todo, la producción de los cinco cultivos genera quebrantos. ROES y retenciones son como ruedas cuadradas, y nadie usa ruedas cuadradas en el mundo. Podremos disfrazarlas e inventarles innumerables beneficios y potencialidades, pero todo el mundo sabe que no funcionan. Decidámonos a usar ruedas redondas y diferenciémonos en calidad institucional, transparencia y desarrollo sostenible.

Entendemos que nuestras Cadenas de Valor y sus productos deben ser tomados como una parte central en la solución del ingreso de divisas. Para esto, las exportaciones no solo deben ser fluidas y sin cuotificaciones ni impuestos a la exportación, sino que debemos como país promover nuestra presencia en los mercados mundiales y así transformarnos en un proveedor importante y confiable, que obtiene el mayor precio posible y no el de un vendedor de saldos.
Las condiciones actuales generan una situación internacional que nos desprestigia y lleva a que nuestra produccióntenga menor cotización que la de nuestros competidores, creandosituaciones internas de gran inequidad, pues los eslabones de las Cadenas de Valor no encontramos compradores para los bienes que con gran esfuerzo y sacrificio logramos producir.
Como pesado lastre adicional, principios e instituciones sobre los cuales se asientan nuestras actividades productivas, comerciales, profesionales, científicas o educativas, están siendo modificados y en algunos casos eliminados.

El IPCVA es un ejemplo de interacción público privada, que ha logrado objetivos en el ámbito nacional e internacional, consensuados con el Ministerio de Agricultura de la Nación, el SENASA y el Ministerio de Relaciones Exteriores. Destruir instituciones que funcionan y que trabajan por el desarrollo del país no es el camino a seguir. Por esto pedimos a todos los legisladores que acompañen a la Comunidad Agroalimentaria rechazando este proyecto.
La ley de abastecimiento, llamada ley de nueva regulación de productos o servicios, junto con otras normativas como los cambios futuros en los Códigos, afectan negativamente las actividades que desarrollan los integrantes de nuestras Cadenas de Valor y genera un complejo antecedente de desconfianza e inseguridad para aquellos que intenten crecer o invertir en el futuro. La modificación de la ley de biocombustibles, que genera un nuevo sistema de cálculo para los precios, afecta gravemente a quienes han invertido y desalienta inversiones futuras.
A pesar de estos cambios, no han avanzado otras leyes importantes como la ley de desgravación de fertilizantes, la ley de semillas y la ley de envases de agroquímicos. La Ley de Semillas es un dramático ejemplo de las idas y vueltas en las que ingresan algunos temas de gran importancia. Esto quedó demostrado por la falta de interés y debate en el poder legislativo. Es también indispensable colocar al INASE en su debida función de control y dotarlo de los recursos necesarios para ello.

Las dificultades actuales no nos eximen de hacer un análisis hacia adentro de nuestras Cadenas de Valor y en nuestra relación con la comunidad. Esto nos obliga a hacer una autocrítica profunda y a reforzar nuestros consensos y nuestro compromiso. Si hablamos de comunicación dentro de las Cadenas de Valor, debemos desarrollar la capacidad de comprender lo que dicen los otros, de analizar los diferentes puntos de vista y generar una relación ganar/ganar. También debemos desarrollar una mayor capacidad de negociación dentro de cada Cadena de Valor, para que medidas o regulaciones arbitrarias no signifiquen sacar ventajas económicas que perjudican inicialmente a un eslabón, pero que luego terminan afectando a la cadena toda.
Es nuestro deber también comunicarnos correctamente con la sociedad. Vemos con tristeza que pudiendo ser el motor para la recuperación de las reservas del Banco Central, el empleador de millones de argentinos que sueñan con un trabajo, el generador de las riquezas que a través de las inversiones devuelva a la Argentina al camino del desarrollo, se intenta desacreditar aquello que con tanta responsabilidad y dedicación hacemos cada uno de los eslabones de nuestras Cadenas de Valor. Nos preocupa el intento de algunos sectores de desprestigiar las actividades vinculadas con la producción agropecuaria y agroindustrial y su comercio, acusando falsamente de avaricia, o de acaparamiento a las legítimas actividades que normalmente utilizamos para nuestra producción, tratándolas como si estas fueran dañinas contra las personas, el ambiente o el país.
Pareciera que no comprenden el daño profundo que hacen a nuestra sociedad y los enormes costos de largo plazo que deberemos pagar como país para lograr que estos argumentos falsos sean refutados, ya que generan impactos negativos profundos en las ciudades y pueblos del interior.

Se hace un mal uso de las instituciones crediticias como el Banco Nación, castigando a aquellos productores a quienes se tilda de especuladores.
El Ministerio de Agricultura de la Nación debe recuperar sus atribuciones en materia de exportaciones agropecuarias dejando de lado el régimen de exportaciones poco transparente que implementa la Secretaria de Comercio Interior para pasar a uno moderno, competitivo y transparente basado en la Ley 21.453
Podemos cambiar la agenda, solo depende de nosotros. Podemos seguir tropezando con las mismas piedras o dar el salto al desarrollo que tanto anhela nuestra sociedad.
La Argentina atraviesa una ventana de oportunidad para producir alimentos, fibras y energía, pero estas ventanas en la historia siempre han tenido un tiempo, y ya hemos desperdiciado unos cuantos años sin resolver los problemas de fondo. Deberíamos preguntarnos si vamos a seguir así.
El campo genera trabajo “en origen”, con alto valor agregado. Por la importancia estratégica y económica que tiene, es contradictorio frenar su desarrollo con desincentivos, trabas y exagerada presión fiscal, ya que no se logra el objetivo del bienestar de la población. Lamentablemente esto no es una discusión conceptual sino que la realidad nos da la razón.

Debemos ser valientes y optimistas, nuestra sociedad espera mucho de nosotros, tenemos que evitar el facilismo de buscar culpables. Es indispensable que alcemos la voz y expliquemos a cada ciudadano de nuestro país que queremos crear oportunidades de empleo y desarrollo para cada uno de sus habitantes, que los sueños que tienen para sí o para sus hijos se van a cumplir si nuestras Cadenas de Valor desarrollan su capacidad de inclusión y atracción. Que necesitamos de la misma comprensión y apoyo para convencer a quienes nos gobiernan que dejen de mirar hacia otro lado y se dediquen a resolver los problemas de fondo que limitan nuestra capacidad de crecer y desarrollarnos como una Nación próspera, basada en valores y principios firmes que deben respetarse y cumplirse para el bien de todos y cada uno, pero sobre todo para el bien de nuestro país.

Para esto contamos con un periodismo agropecuario profesional, gran comunicador, a quien valoramos en el respeto necesario para su libertad e independencia, que día a día demuestra con sus observaciones y sus críticas su capacidad para colaborar con el desarrollo del sector.
Pero necesitamos hacer mucho más y el momento es ahora. Quisiéramos convocar y alentar a los miembros del gobierno, que comprenden nuestras inquietudes, nuestras necesidades, y saben de nuestras angustias, que comparten muchos de los puntos que planteamos como piedras fundacionales para el desarrollo y sostenimiento de la actividad, instándolos a limitar el daño realizado por estamentos de otras áreas gubernamentales.

Pretendemos que los sectores políticos se comprometan a generar políticas públicas activas y permanentes para nuestro sector. Hoy no vemos claro que esto suceda. El debate es como estructurar un plan agropecuario e industrial, con sistema impositivo justo, que llegue a toda la sociedad, para continuar un proceso efectivo de mayor movilidad, integración y justicia social.

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