Fabio Quetglas: La nuestra es una democracia de baja calidad, donde hay mucho por mejorar, en materia de transparencia.

El especialista en gestión de ciudades, explico que en Argentina solo 200 ciudades trabajan en su proyección. En cuanto a 9 de Julio, analizo que hay mucho por hacer

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Ante una nutrida presencia de vecinos este último viernes se desarrolló una charla en el salón de la Biblioteca Popular “José Ingenieros”, titulada “Instituciones, democracia y desarrollo social”, la que tuvo como disertante al abogado Fabio Quetglas, con especialización en Gestión de Ciudades y Desarrollo Local en Universidad de Barcelona y Master en Internacionalización del Desarrollo Local por la Universidad de Bologna.
Previamente a su disertación, Quetglas ademas de mantener una escueta reunión con el Intendente Mariano Barroso; al dialogar con la prensa apunto que la Argentina cuenta con 2.243 municipios y solo 200 ciudades se enfocan en proyectarse como modelos, entre ellas menciono que en la provincia de Buenos Aires la ciudad de Tandil es un claro ejemplo en desarrollo ya que su proyección le permitió atraer inversiones de los mas diversos emprendimientos, pero lo que es mas destacabale, es una ciudad que no deja de lado las cuestiones sociales, casi no cuenta con periferia, indico.

Otro caso que menciono fue la ciudad de Rivadavia, con su presupuesto participativo, ciudad conectada mucho antes que apareciera en el país el Plan Conectar igualdad, resalto.
Consultado sobre 9 de Julio, Quetglas apunto que el distrito tiene toda una potencialidad, no digo que está mal, apunto, pero agrego hay mucho por hacer, subrayo.
En esta oportunidad, Quetglas, fue convocado por el Centro de Estudios de Políticas Municipales de 9 de Julio que ha dado comienzo a su ciclo de conferencias del corriente año.

Democracia y meritocracia
Durante su exposición, Fabio Quetglas, al señalar algunas particularidades del sistema democrático, explicó que “los gobiernos no se ponen por la voluntad de una sola persona, sino porque hay una forma que permite que un conjunto de personas puedan elegirlo por medio de un proceso electoral”.
“La democracia –añadió- es lo opuesto a la meritocracia; pues, en una empresa está bien que se elija a una persona por sus méritos académicos; pero, en el caso de lo público no tenemos un mecanismo mejor”.
En efecto, tal como lo señaló, “en todo caso, el mejor mecanismo de la democracia es el cuarto obscuro, donde el votante elige sin la influencia de la mirada del obispo, del cacique, de la suegra, el patrón o de quien fuera”.
Para Quetglas, “en función de ese mecanismo electoral es importante aprender a evaluar; porque una democracia se perfecciona en la evaluación”

Desafió
En otro pasaje de su conferencia, al analizar estos treinta y cuatro años transcurridos en democracia, el disertante subrayó que “la nuestra es una democracia de baja calidad, donde hay mucho por mejorar, en materia de transparencia”.
“Un tema –ejemplificó- es la elección de medio tiempo. Hay muchos países, tales como Uruguay, que no tienen elecciones de medio tiempo. Eso quita mucho stress al proceso electoral y económico”.
En el mismo sentido, recordó que “en estos años de democracia hay aspectos en los que se ha mejorado; por ejemplo, la tolerancia, si hoy en la calle se ven dos hombres caminando de la manos porque se aman, nadie los juzgaría; eso, hace treinta y cuatro años era imposible”.
“En términos sociales –dijo-, nos hemos deteriorado mucho, porque hace treinta y cuatro años había menos gente viviendo en la calle respecto de hoy”.

Las instituciones

A lo largo de su charla, Quetglas, citó un libro que ya se ha convertido en una verdadero clásico acerca de la temática tratada: “Por qué fracasan los países” (cuyo título original es “Why nations fail”) de Daron Acemoglu y James A. Robinson (2012).
Según Acemoglu y Robinson, cada sociedad funciona gracias a un conjunto de reglas políticas y económicas creadas e impuestas por el Estado y los ciudadanos colectivamente.
Mientras las instituciones económicas dan forma a los incentivos económicos, es el proceso político lo que determina bajo qué instituciones económicas se vivirá, y son las instituciones políticas las que determinan cómo funciona ese proceso.
Desde luego, las instituciones políticas de una nación marcan la capacidad de los ciudadanos de controlar a los políticos e influir en su comportamiento. En consecuencia, en la vida real, las instituciones influyen en el comportamiento mediante incentivos.
Concerniente a ello, Quetglas, entre otros conceptos remarcó la importancia de las instituciones en la democracia y bregó por “encontrar mejores mecanismos institucionales, más participativos”.
“Debemos procurar ser ciudadanos más exigentes y más responsables; porque, los argentinos, somos ciudadanos de baja calidad”, expresó.

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